Cap. 12 - Ex umbra in solem (6)

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"Mi padre es un tirano, mi hermano es su aliado y ahora mi marido, quien goza de una hermosura delirante, me ha tratado de loca. ¡No estoy loca! Sólo sigo enamorada de ti, Carloto mío, mi vida. Por eso no me atrevo a confesar lo que ha ocurrido, aunque sé, que desde el cielo desde donde me vigilas en compañía de Dios y de sus ángeles, sabrás comprenderme. Se los llevaron. Han descubierto nuestros diamantes y ahora han sido contados como una joya más dentro del tesoro del reino. ¡No sabes cuánto me cuesta aceptar que ya no hay nada tuyo junto a mí! Se terminó. Se acabó. Sólo me queda tu recuerdo, mi amante, mi Carloto. Que nuestro amor viva por la eternidad."

En la espesa selva amazónica, rodeada de diversas especies de árboles y extraños bichos que se pierden entre las frondosas hojas de color verde intenso. En una tierra, que por su bien, ha sido olvidada por el hombre. Misterios se ocultan en este, el corazón de nuestro planeta, misterios de Dios y misterios de hombres, quienes han visto en esta selva, el lugar apropiado para guardar sus mejores secretos.

Caminando lentamente detrás del chamán Olayo, Álvaro Capote intenta soportar el gran calor que sacude a diario en este lugar. Vistiendo uno de sus trajes de diversos colores, ha comenzado a pensar que no anda vestido apropiadamente para la ocasión, pero qué más da, si en poco rato eso dará lo mismo, cuando se transforme en el hombre más poderoso del planeta.

 Ahora, lo único que realmente importa es saber que en pocas horas tendrá la vida eterna que tanto ha deseado. Después de este día, tendrá todo lo que un hombre puede anhelar. Toda la vida, el poder y el dinero serán de él. No habrá nadie, en la historia del universo, que se iguale a Álvaro Capote. Su nombre será recordado por los siglos de los siglos, admirado y respetado. Temido y venerado.

Sin detener su caminar, no deja de pensar en todo lo que llegará a ser.

Más atrás, vienen dos hombres de la tribu, uno de ellos carga la caja de madera en la que el italiano oculta los cuatro diamantes de Juana la Loca. Juntos, se dirigen a la cueva en la que se encuentra la estrella de las cuatro puntas.

Mientras tanto, en la tribu de los Matsés, al interior de una choza, Cecilia comienza a abrir los ojos, siendo el puño de Tamara sobre su rostro, lo primero en ver.

—¡Estúpida, dejaste ir al italiano! –Le recrimina la morena—. Siempre supe que no se podía seguir confiando en ti.

—¡Tamara, detente! –grita Cecilia, intentando reincorporarse rápidamente—. ¡Por favor, no me pegues!

—Te odio, maldita, te odio con todo mí ser. Te juro que jamás en mi vida dejaré de odiarte por todo lo que has hecho.

Cecilia se mantiene en silencio, con ganas de llorar, por la gran humillación que ha vivido en las últimas horas. Cuando Tamara se dispone a seguir golpeando a la rubia, Benjamín y Carmen entran a la choza, encontrándose con la violenta escena.

—¡Qué está pasando aquí! –dice el líder de las Ases, apoyado del hombro de Carmen.

—Benjamín, por favor, perdóname. Te juro que yo no tuve nada que ver esta vez. Fue el italiano el que nos engañó a todos.

—¡Qué quieres decir! Habla de una vez.

—Álvaro nunca perdió la memoria. Sólo estaba fingiendo para llevarse los diamantes –termina de decir la rubia.

—¡No le creas, Benjamín! –Dice Tamara—. ¡Ella nos está mintiendo una vez más!

—¡Ya basta las dos! – Grita el líder, dejando en silencio a ambas mujeres—. ¡Dónde cresta se metió el italiano!

Las chicas mueven la cabeza, sin saber dónde se encuentra el hombre.

—Los diamantes –recuerda Benjamín, haciendo que las chicas se paren del suelo donde se encuentran y se dirijan a la puerta, asustadas. Juntos, los cuatro, caminan lo más rápido posible a la  avioneta, donde deberían estar las cuatro joyas. Carmen entra para buscar la caja de madera, sin encontrarla.

—¡Se los llevó! –Grita la mujer—. El italiano sacó los diamantes de aquí!

—Por la cresta –dice el hombre—. Y ahora qué hacemos.

Cuando están tratando de pensar en el paradero del italiano y de los diamantes, Sofía, la misionera, se acerca a los invitados a paso acelerado. Llega hasta ellos.

—¿Alguien me puede explicar qué está pasando aquí? – Pregunta la mujer, seria—. Acabo de hablar con uno de los hombres de la tribu y me dijeron que Olayo, el chamán, fue junto a uno de los suyos a la cueva de la estrella de las cuatro puntas.

—Sofía, tú quizás nos puedas ayudar –le dice Carmen.

—Yo no los voy a ayudar en nada hasta que me digan por qué me mintieron –insiste la mujer—. Si el chamán se fue con ese hombre debe ser porque él es verdaderamente Álvaro Capote y no tú.

La misionera espera una respuesta de Benjamín, quien no sabe cómo explicar su engaño.

—Sofía, por favor, entiéndeme. Álvaro Capote es verdaderamente malo. Él me disparó en la pierna y luego se hizo pasar por loco para no responder por todas las cosas que nos ha hecho.

—¡Cállate! A mí me importa un bledo todo lo que ha hecho ese hombre. Sólo quiero que alguien me pague lo que me prometieron. No crean que los dejé llegar a esta tribu para armas escándalos. Yo voy a proteger con mi vida, si es necesario a los Matsés, así que más les vale que no piensen en hacer nada estúpido. Ahora, me darán el dinero que prometieron. La gente de esta tribu lo necesita para subsistir.

Los chilenos se miran.

—Llévanos hasta el italiano y te daremos lo que nos pides – dice Benjamín, intentando negociar—. Te puedo asegurar que nosotros cumpliremos nuestra palabra.

Sofía mira a los invitados intentando tomar una decisión. No sabe si realmente creerles. No después del engaño y alboroto que han provocado. Pero después de todo, ella también quiere saber en qué terminará esto.

—Tomen sus cosas, en cinco minutos salimos –dice la mujer, antes de dar la media vuelta para irse.

Completamente confundidos, Benjamín y las mujeres no saben con qué se encontrarán. ¿Podrían dar con el paradero  del italiano? ¿Se habrá llevado, realmente, él los diamantes? Y el cuarto diamante, ¿dónde está? Todas esas preguntas pasan por sus mentes, sin encontrar una explicación aparente.

Ases y los cuatro diamantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora