6
La habitación se encuentra en completa oscuridad. Sólo iluminada por la luz de la luna llena que alumbra esta noche.
Álvaro entra al lugar, llevando puesta una camisa rosada y un pañuelo de seda morado al cuello. Se acerca al armario para buscar un chaleco que combine con su ropa. Al abrir la puerta, puede ver en el reflejo del espejo a alguien que se encuentra detrás de él.
—Carmen Cortés –dice el italiano, girando su cuerpo—. ¿Se puede saber a qué se debe esta sorpresa?
—No me llames así, tú sabes que siempre he preferido ser Carmen San Marcos –responde la mujer, quien luce mucho más repuesta ahora que ha salido del asilo de ancianos donde se mantenía oculta.
—Como diga, jefa –responde el hombre, acercándose a ella—. ¿A qué se debe su aparición?
—Vengo a terminar lo que empecé hace más de una década. Tú sabes a lo que me refiero.
—Entonces llegas en un buen momento. Porque en estos instantes lo que tú deseas es lo que más quiero en el mundo. —Me alegra escuchar eso porque entonces podré contar con tu ayuda.
—Claro que sí. Como siempre –responde el italiano, acercándose cariñosamente a la dama—. Por algo siempre fui tu alfil más leal.
—Mi alfil –repite la mujer, melancólica—. Que buenos tiempos aquellos.
—Fueron buenos hasta que Benjamín destruyó todo con sus caprichos.
—Pero la última palabra no está dicha aún –agrega la mujer—. Pienso volver al ataque y hacerle pagar por todo lo que hizo.
El italiano se da vuelta para buscar un chaleco.
—Hace mucho frio –dice Álvaro.
—La noche está igual al día en que terminó todo –recuerda Carmen, haciendo que el hombre esboce una sonrisa.—¿Sabes que Benjamín está seguro de que yo soy el responsable de la muerte de Alejandra?
La mujer piensa, esbozando una sonrisa en su rostro.
—Ella fue un mal necesario –explica Carmen, tratando de convencerse—. Sólo era parte de mi plan.—Claro, pero por ese mal necesario y por tu culpa, Benjamín y sus Ases han intentado destruir una misión que estoy llevando a cabo.
—Gracias lindo, siempre te estaré agradecida –responde la mujer, dándole un beso en la mejilla—. Y de verdad espero que él siga pensando que tú eres el responsable de la muerte de Alejandra, así puedo andar por las calles con mayor tranquilidad.
—Aunque eso signifique que Benjamín se esté tratando de vengar de mí –dice serio el millonario, irónico, viendo su mano temblar—. Y que lo esté consiguiendo.
Carmen se mantiene en silencio. La verdad es que no le interesa mucho conocer los dramas de Álvaro. En su mente sólo tiene la imagen de Benjamín pidiéndole perdón antes de morir.
—¿Ya viste a Margarita?
—Todavía no, pero espero hacerlo pronto –responde la mujer. Álvaro se pone finalmente un chaleco con rombos.
—A propósito de esa misión que estás llevando a cabo, ¿puedo saber de qué se trata?—No –responde el hombre—. Prefiero que te mantengas alejada de mis negocios.
—Pero supongo que eso no interferirá en la ayuda que me prestarás.
—A ver, Carmen –dice el millonario, pretendiendo dejar las cosas en claro—. Yo te aseguro que no interferiré en tu venganza contra Benjamín, siempre y cuando tú no interfieras en mis planes. Deja todo en mis manos. Yo te diré en qué momento podrás mandarlo al otro mundo. ¿Estamos claros?
—Estupendo. Entonces estás dispuesto a decirme dónde está Benjamín.
—A penas lo averigüe te informaré. Ya sé el paradero de una de sus Ases y muy pronto sabré dónde se esconde. Tú comprenderás que ahora tengo muchos más bienes a mi nombre que hace diez años atrás, cuando mi papito todavía no moría. Hoy puedo hacer lo que se me plazca y si quiero encontrarlo, lo haré. Es cosa de horas.
—En eso tienes razón. Tener dinero siempre es mejor que no tenerlo.
—Creo que podría ser tu benefactor si lo necesitaras algún día –dice entre risas el multimillonario, causándole gracia a la mujer—. Me encantaría ir en busca de algunas valiosas piezas de arte. Sólo por diversión, claro.
Un futuro negro espera a Benjamín con tantos enemigos tras su pista. Al parecer las relaciones del pasado saldrán a la luz y todo caerá por su propio peso. Dios salve al rey.
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Ases y los cuatro diamantes
AventuraDiez años después de caer en una trampa que lo puso tras las rejas por un delito que no cometió, Benjamín, líder de una banda de ladronas de fama internacional conocidas como Ases, regresa para vengarse del italiano, un millonario responsable de sus...