10
El italiano, de pie, sosteniendo su pistola observa la herida que le dejó Benjamín en su brazo, mientras el líder de las Ases está arrodillado frente a Carmen, quien agoniza lentamente tirada en el suelo.
—Carmen, tranquila –le dice el hombre—. Todavía nos queda mucho por hacer y disfrutar en la vida.
—No –responde ella—. Este es mi fin. Mi castigo por no aprovechar mi tiempo aquí en la tierra. Este es un castigo divino por tener tanto odio en mi corazón. Por arruinarte la vida.
—No digas eso –insiste Benjamín, triste—. Si tú puedes ponerte bien. Ya verás como salimos de aquí.
Al parecer las palabras del hombre son insuficientes, porque Carmen cierra sus ojos, dejando caer su cabeza sobre los brazos de Benjamín, quien ve cómo su ex mujer muere. Podría haber llorado, pero todavía debe enfrentar al italiano, quien chilla de angustia por su brazo herido.
Mientras tanto, Tamara, decidida a no dejarse guiar por el rencor, ha tomado la rama de un árbol, con la que ayuda a Cecilia a salir del pantano.
—¡No te sueltes, Cecilia! –le grita la morena, intentando animarla.
—No puedo ¡Me hundo! –contesta la chica, desesperada. —¡Pero haz un poco de esfuerzo, perra maldita!
—No, déjame –dice Cecilia—. Déjame morir, me lo merezco por haberte hecho tanto daño.
—No digas tonteras y afírmate de la rama. Después tendré tiempo de darte la golpiza que te mereces –dice ruda la chica, haciendo todo lo posible para sacar a su antigua compañera del pantano.
Poco a poco, Cecilia comienza a salir con su cuerpo completamente embarrado del pantano, pero Álvaro, al percatarse de tan situación, toma su pistola, dispuesto a terminar de una vez por todas con la vida de esas mujeres. Apuntando con toda la intención de disparar, es interceptado por Benjamín quien pegando un fuerte grito, lo empuja, botándolo al suelo.
—¡Eres un maldito bastardo! –Le dice Benjamín, comenzando a golpearlo en el suelo—. ¡Arruinaste la vida de las únicas personas que alguna vez estuvieron contigo.
—¡Déjame tranquilo! ¡Suéltame!
—¡Mataste a Diego, a Daniel, a Carmen y eres el responsable de la muerte de Alejandra! ¿No te da ni un poco de remordimiento? –insiste Benjamín, quien incesantemente sigue golpeando al millonario, haciendo que la sangre de su rostro salpique a todos lados.
—¡Carmen tiró mi diamante al pantano! Arruinó mi oportunidad de tener la vida eterna.
—Lo único que harás eternamente será quemarte en las llamas del infierno. Que ese sea tu castigo –dice Benjamín, antes de pararse y arrastrar a un debilitado y penoso Álvaro al pantano, donde lo lanza.
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Ases y los cuatro diamantes
AventuraDiez años después de caer en una trampa que lo puso tras las rejas por un delito que no cometió, Benjamín, líder de una banda de ladronas de fama internacional conocidas como Ases, regresa para vengarse del italiano, un millonario responsable de sus...