Cap. 8 - Larga vida a Carmen San Marcos (4)

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2003 Sicilia, Italia

En un caluroso día de verano italiano, Álvaro Capote se encuentra sentado bajo la terraza de su gran mansión. Alegre por la visita de Carmen, no puede creer que estén juntos nuevamente.

—¿Qué pasó la noche del museo? –pregunta la mujer, una vez  entrados en confianza.

—Todo fue una trampa de tu maridito –responde

descaradamente el italiano, quien viste un elegante traje de seda, color celeste—. Benjamín.

—¿Él mató a Diego?
—Frente a mis ojos. Sin compasión.
Carmen se mantiene en silencio.
—Yo sabía que él era el culpable de todo, pero necesitaba escucharlo de tu boca –responde la mujer—. Quiero que sepas que te busqué por todo el mundo porque necesito que me ayudes. —Deberías haber empezado por Italia, querida, por algo mi sobrenombre –dice el hombre, llevando un pañuelo de seda al cuello.

—De haber empezado por Italia, me hubiese perdido el privilegio de conocer el resto del mundo –agrega Carmen, sonriendo—. Necesitaba pensar bien las cosas antes de querer encontrarte.

Un silencio se produce en el ambiente.
—Cuéntame, ¿en qué quieres que te ayude?
—Quiero vengarme de Benjamín por destruir a los Alfiles y por matar a Diego. Necesito limpiar la memoria de nuestra banda. Álvaro, lo odio con todas mis fuerzas. Lo quiero muerto.

—Para eso estoy, querida. Tú sabes que soy capaz de hacer cualquier cosa con tal de verte feliz –termina de decir Álvaro—. Dime lo que necesitas y yo lo hago.

Al fin ha llegado el momento que Álvaro ha esperado por tanto tiempo. Carmen odia a Benjamín y piensa destruirlo. Ahora no es él el rechazado.

"Semanas después, Álvaro viajó a Chile para encontrarse con Benjamín. Yo, por mi parte, ya sabía lo que tenía que hacer.

Benjamín tenía una As predilecta. Su nombre era Alejandra. Ella era colorina igual que yo y no me extraña que la haya conquistado de la misma forma que lo hizo conmigo.

Me acerqué a ella sin decirle mi pasado marital con su amante. Nos hicimos amigas. Así me fui enterando de todos los detalles de su relación con Benjamín. Maldito desgraciado. Ahora entiendo que yo fui una más de su larga lista de mujeres.

Al poco tiempo, ella me dijo que estaba embarazada y que tenía miedo de decirle a Benjamín. Así que juntas ocultamos su embarazo por mucho tiempo hasta que fue imposible. En tanto, Álvaro ya había convencido a Benjamín de tener buenas intenciones." 

—Tienes que ver esto como un trabajo, Benjamín –le dice el italiano.

El líder de las Ases sonríe.
—Me cuesta mucho confiar en ti.
—Llevo meses tratando de decirte que lo único que me interesa es conseguir lo que hay dentro de la bóveda del banco Estatal en Valparaíso. Es una joya, pertenecía a mi padre y un viejo detestable me la robó. Si quieres, te puedes quedar con el dinero, me da lo mismo. Siempre y cuando tú me entregues lo que te estoy pidiendo.

—¿Estás seguro que esta no es una de tus venganzas? —¿Vengarme de qué? ¿Acaso me has hecho algo?
Benjamín piensa no muy seguro de las palabras del italiano.

El hombre, al darse cuenta que sus argumentos no están siendo efectivos no baja la guardia.

—Benjamín. Tú y yo nunca nos hemos llevado bien. Y no te voy a negar que me encantaría verte muerto, pero si recurro a ti es porque te necesito. Eres el único capaz de cruzar todas las barreras que hay entre la calle y el interior de esa bóveda. Te insisto, estoy demasiado necesitado. Tú eres mi última esperanza. Por favor, di que me ayudarás.

Benjamín piensa un momento.
—¿De cuánto dinero estamos hablando?
—Todo lo que haya en la bóveda. Sólo para ti y tus Ases.
El hombre está dudoso. No sabe si creer realmente en las palabras de su gran enemigo.

—No confío en ti. Por eso te voy a pedir que hagas la operación con nosotros para mantenerte vigilado.

Álvaro se mantiene en silencio, mientras ambos hombres se miran a los ojos, intimidantes.

—Está bien –responde serio el italiano—. Tenemos un trato. Ambos caballeros se dan la mano.
Acaban de hacerse socios en el último robo que hará Benjamín antes de ir a parar a la cárcel. Se acerca un momento que marcará las vidas de todos. 

Ases y los cuatro diamantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora