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El ambiente está para contarlo con cuchillo. Para todos fue extraño que Cecilia apareciera en la casa de Elisa dispuesta a cooperar con las Ases. Más que mal, ella en más de una ocasión dejó bien en claro que no pertenecía a la banda, sembrando el odio en las muchachas quienes no la quieren ver ni en pintura. Por eso, cuando las chicas se le tiraron encima para golpearla, sobre todo Tamara, Benjamín tuvo que interceder y esperar a que los ánimos se calmaran, alojándola en su departamento.
Hoy, al día siguiente de aquellos sucesos, Elisa, Amalia y Tamara se encuentran sentadas en el sillón principal junto a Benjamín, quien tendrá que mediar la conversación entre las mujeres (tarea nada de fácil). Frente a ellos, con el rostro inclinado, siendo cubierto por su larga cabellera rubia, Cecilia siente que este es el momento de su juicio. No se equivoca.
—Cómo tienes cara para aparecerte aquí después de todo lo que hiciste –dice Tamara, sin tapujos.
—Por favor, yo sé que esto es difícil para todos pero tratemos de controlarnos –dice el líder de las Ases.
—Perra –insiste la morena.
—¡Tamara! –grita Benjamín, cansado de los insultos.
—Es que no puedo creer que le estemos dando una posibilidad
de hablar a esta mujer que nos traicionó a penas tuvo oportunidad –dice la ruda mujer, llena de ira.
—Yo opino lo mismo –agrega Elisa, quien intenta concentrarse en lo que está viviendo ahora, sin sacarse de la mente lo vivido con Daniel esta madrugada.
—Yo sé que no me he portado muy bien con ustedes –comienza a hablar Cecilia, sin levantar el rostro.
—¿No te has portado muy bien? Y tienes cara para decirlo. ¡Te has portado como lo que eres, basura!
—Y entiendo que estén furiosas conmigo, pero si estoy aquí es porque las vidas de todos nosotros corren peligro y tenemos que ocultarnos.
—Sí claro, eso mismo no has parado de repetir desde que te apareciste ayer en mi casa –dice Elisa, quien espera oír algo nuevo.
—¡Me pueden escuchar, por favor! –grita Cecilia, poniéndose de pie enérgicamente.
Entonces, Tamara se para rápidamente y acercándose a la rubia, le pega un fuerte combo en la cara, dejándola tirada en el suelo.
—¡Cecilia, ándate de aquí si no quieres que te mate a golpes!
Benjamín no sabe cómo llevar la situación. Trata de controlar a Tamara mientras ayuda a Cecilia a ponerse en pie, quien todavía no puede decir lo importante de su verdad.
—¡Chicas, por el amor de Dios, controlémonos! –Dice Amalia, quien no tiene grandes rencores con la rubia pues ella no trabajó con Cecilia en el pasado—. ¡Esta mujer dice que nuestras vidas corren peligro y yo quiero saber por qué! En una de esas, es algo importante.
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Ases y los cuatro diamantes
AdventureDiez años después de caer en una trampa que lo puso tras las rejas por un delito que no cometió, Benjamín, líder de una banda de ladronas de fama internacional conocidas como Ases, regresa para vengarse del italiano, un millonario responsable de sus...