Cap. 2 - La monja (2)

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Lucas estaciona su BMW a las afueras del Hotel Arcadia. Inmediatamente, una bella mujer delgada y de muy buen aspecto camina hacia él, llevando en su mano un sobre café. El joven, sin bajarse del auto, lo recibe.

—¿Está todo bien para la fiesta? –pregunta Lucas.

—Perfectamente –responde ella, quien ha estado trabajando diligentemente en su preparación—. Sin lugar a dudas, será la fiesta de disfraces de la década.

—Mi jefe estará muy contento por eso –dice sonriendo el asistente del italiano.

Lucas observa el sobre que sostiene en sus manos.

—Las invitaciones fueron enviadas según la lista que me entregaste. En el sobre están las otras extras que me pediste – explica la chica, coqueta—. ¿Son para alguien en especial?

—No son para mí –responde parco el muchacho—. La verdad es que mi jefe quiere entregar estas invitaciones personalmente, por eso te pedí que las dejaras aparte. Yo solo cumplo órdenes.

Al terminar de hablar Lucas piensa que era innecesario justificarse, pero ya lo hizo. ¿Sospechará algo la chica? ¿Por qué debería? Qué terrible. Por qué cuando está haciendo algo malo cree que todo el mundo lo sabe.

La mujer no deja de coquetearle a Lucas, quien no se da cuenta de las intenciones de la chica. Él solo atina a sonreír y a apretar el acelerador su auto, pensando en todas las cosas que faltan para que el plan salga a la perfección. Partiendo por la necedad de su padre de insistir en reclutar a sus Ases, en especial a Cecilia, con quien ya no pueden contar.

Ases y los cuatro diamantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora