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Vestido de impecable traje negro y camisa blanca, Lucas está parado frente a su padre y a las Ases, dispuesto a hablar.
—Las cosas no han salido hasta ahora como hemos querido, pero ya tenemos el primer diamante en nuestro poder –dice el joven—. Creo que ese es un gran paso. Tenemos una batalla ganada.
—Cosa que conseguimos gracias al trabajo de todos –agrega Benjamín, mirando coquetamente a sus Ases. Sin estar muy convencido de que sus palabras sean verdad.
—Ahora, no podemos detenernos en esto. Mañana mismo tendremos que dar nuestro segundo golpe –sigue diciendo Lucas.
—Y esta vez, tenemos que asegurarnos de que todo salga bien. No podemos volver a cometer los mismos errores de la primera vez –agrega el líder.
—Fuimos un rotundo fracaso en el hotel, si no hubiese sido por ti, Lucas, no tendríamos el diamante –dice Amalia, sonriendo.
Los dos se miran tiernamente por un instante, mientras Elisa evita reírse por la cursi situación que nadie más advierte. Una fuerte atracción puede observar entre los dos muchachos. De seguro, ni ellos se han dado cuenta aún.
—Mañana llega a Chile Roberto Catalán –dice el joven estratega, sin dejar de sonreírle a la colorina—. A eso de las siete de la mañana aterrizará en un vuelo desde Madrid al Aeropuerto de Santiago.
—¿Y viene con uno de los diamantes? –pregunta Amalia. —Efectivamente.
—¿Y cómo piensa pasarlo por aduana? Porque supongo que ese tipo de cosas hay que declararlas, ¿no? –pregunta Elisa. —La verdad es que no tengo idea de qué forma la ingresará,
pero es un hecho que mañana llega con el diamante a Chile. Todos los presentes se miran las caras, encontrando bastante sospechoso que uno de los ladrones piense entrar tan tranquilamente por el aeropuerto, sabiendo que los diamantes son buscados por la policía a nivel internacional.
—¿Cuál es el plan? –pregunta Elisa—. Si ni siquiera sabemos cómo lo hará para entrar con la joya. Porque todos tenemos claro que si entra con el diamante en un bolso, lo confiscarán. Sobre todo sabiendo que la Corona española está tras los pasos de esos ladrones.
—Supongo que estos ladrones son profesionales y saben lo que hacen. Tendremos que estar alertas en descubrir cómo ingresarán con el diamante –agrega Lucas, entendiendo la inquietud de Elisa.
—Por mi parte, yo me encargo de la violencia –dice Tamara—. Díganme a quién tengo que dejar inconsciente y ahí estaré.
—Queridas Ases. Roberto Catalán viene acompañado sólo con su pareja para evitar cualquier tipo de sospechas, así que no tendremos que preocuparnos por lidiar con guardaespaldas, como la vez pasada –explica Benjamín, posando su vista en Tamara—. Haremos lo siguiente, escuchen.
Elisa levanta su mano para pedir la palabra.
—Disculpa que te interrumpa, pero ¿Cómo sabes todo esto? –pregunta el As a Lucas.
—Lo sé porque yo organicé la llegada de Catalán a Chile antes que el italiano me despidiera. Obviamente, pensé que Álvaro cambiaría las cosas por desconfianza a mi trabajo, pero estuve haciendo algunas averiguaciones con gente cercana a Catalán y me confirmaron que él llega mañana. Al parecer, el italiano no es tan inteligente como dice ser.
—Es eso o quizás Álvaro tiene otros planes, sorpresas para nosotros –agrega Elisa, dejando muy preocupados a los presentes—. Sobre todo ahora que sabe que tú, Benjamín, no estás preso.
Todos se mantienen en silencio mientras piensan en lo que vendrá. Nadie quiere volver a tener una derrota.
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Ases y los cuatro diamantes
AventureDiez años después de caer en una trampa que lo puso tras las rejas por un delito que no cometió, Benjamín, líder de una banda de ladronas de fama internacional conocidas como Ases, regresa para vengarse del italiano, un millonario responsable de sus...