Arc. 3. Cap. V: Un poder peligroso

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Naruto estaba frente a Fukasaku en un pequeño claro rodeado por setas de un tamaño anormalmente grande; a pocos metros de aquel claro había un arroyo del cual rocas de diversos tamaños sobresalían de la superficie acuática.

—Muy bien, Naruto-chan, estamos aquí para probar tus nuevas habilidades y para ayudarte en caso de que "eso" regrese —habló Fukasaku, parado sobre uno de los hongos. Había transcurrido poco más de una semana desde que Naruto se había invocado a sí mismo en el Monte Myōboku; desde entonces, Naruto estuvo sometido a distintos entrenamientos, en los cuales era sometido a un sinfín de pruebas inhumanas que sobrexplotaban todo su ser y cuerpo hasta que cayera rendido al suelo. La última prueba a la que había sido sometido fue la prueba de resistencia mental: la cual consistía en que era metido en un genjutsu llamado "Magen: Ma to nise no Kyokai (Ilusión demoniaca: El límite entre la verdad y la falsedad), el cual consistía en una poderosa ilusión realizada por Fukasaku en la cual la víctima era sometida a un tortuosa y extremadamente dolorosa tortura que llegaba a durar semanas, o incluso años, haciendo que el sometido entre en una crisis mental que lo hace cuestionar si lo que está viviendo es real o solo una ilusión; todo esto con el propósito de mejorar exponencialmente las barreras mentales de Naruto por si llegaba a ser capturado y sometido a un interrogatorio.

Naruto estaba por responder, pero una voz se escuchó desde las setas que rodeaban el pequeño claro. —¡Hey, chicos!, ¡No inicien sin mí! —Saliendo de los hongos, una pequeña figura emergió en el interior del claro. La pequeña figura pertenecía a un sapo con la tez de color verde claro, en la parte frontal de su cuerpo, y un color morado en el resto. Al igual que Fukasaku, vestía con una capa marrón oscuro de cuello alto que rodeaba su cuerpo.

—¿Oh?, ¡Oh!, ¡Hola, abuela Shima! ¡Tiempo sin vernos!

—¡Hola Naruto-chan! Tiempo de no vernos. Me hubiera gustado verte antes, pero Pa' ya te había llevado a entrenar lejos de aquí. Aunque espero que te haya gustado la sopa que te preparé, me entristecería mucho saber que no te gustó. —Ante el recuerdo de aquella sopa de insectos, Naruto contuvo el impulso de vomitar lo que había comido el día de hoy. En serio que hizo todo lo posible por no vomitar aquel veneno que llamaban "sopa".

—Muy bien —intervino Fukadaku—. Ahora que Ma' está aquí, es momento de comenzar el entrenamiento —anunció el viejo sapo. Naruto asintió y, concentrándose, accedió a su espacio mental.

Fuuuuuuuuuuuuuuuuuuu...

Naruto sintió como la temperatura del ambiente de él disminuía considerablemente, también la sensación del ambiente dejó de ser alegre y pacífica para ahora ser algo fría y triste. Abriendo sus ojos, Naruto quedó viendo frente a frente a un enorme barrote de metal que estaba alineado con otros enormes barrotes de jaula. Detrás de los barrotes estaba la figura de un enorme zorro de nueve colas que estaba en cuclillas sobre el suelo inundado del lugar. El agua en la habitación comenzó a arremolinarse debajo de el pelinegro y empezó a elevarse como un pilar de agua que se desplazó hasta la enorme cerradura, la cual era ocultada por un papel de gran tamaño con el kanji de "sello".

—¿Estás listo, Kurama? —preguntó el azabache mientras colocaba su mano sobre la etiqueta de papel. El kitsune sonrió con astucia.

¿En serio preguntas?

Naruto sonrió—. Bien, —Naruto retiró la etiqueta de un tirón—, ¡Ahora! —Kurama juntó sus manos en oración y comenzó a filtrar una parte de su chakra a través del sello hacia el cuerpo de Naruto.

Fluuuuuusssssshhhhh...

Fuera del espacio mental, una energía anaranjada estalló desde el cuerpo de Naruto, destrozando el suelo alrededor del pelinegro y creando fuertes ondas de viento que arrancaron varias de las setas que rodeaban el pequeño claro. La energía anaranjada comenzó a envolver a Naruto, el cual estaba presentando varios cambios en su físico: su uñas y caninos se alargaron al igual que su cabello, el cual también se volvió más puntiagudo y salvaje; las seis marcas en sus mejillas se alargaron y espesaron, y su iris azul se tiño en sangre y sus pupilas se afinaron, dándole una apariencia salvaje. Fukasaku y Shima alzaron su guardia cuando sintieron la mala intención que desprendía aquella energía anaranjada. «Esto es igual que en ese entonces...», pensó el anciano con mucha preocupación mientras un escalofrío recorría todo su pequeño cuerpo.

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora