Arc. V Cap. IV: Yukiko Lucifuge

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—¡¿Cómo sabes eso?! —una exaltada peliplata tropezó con sus propios pies al retroceder con incredulidad.

Naruto se recargó sobre los barrotes de su celda sin perder en ningún momento la amplia sonrisa maliciosa y de satisfacción al ver lo vulnerable que se encontraba la chica. Cómo le gustaba ver que había descubierto el secreto de sus enemigos.

—Fue un poco más difícil de lo que pensé —admitió—. Cuando llegué aquí fui escoltado por la esposa del Lucifer actual, quien es una Lucifuge como tú, por si no lo sabías. Cuando te vi por primera vez fue como si ya te hubiera visto, pero eso era imposible. Al día siguiente que recibí una visita, Grayfia estaba afuera, así que me di el lujo de comparar su aura con la tuya. —Yukiko se sentó en el suelo y escuchó con gran atención—. Su aura y la tuya son casi iguales, con la única diferencia de que la tuya es más... leve, por a sí decirlo. Así que llegué a una conclusión: tú eres una Lucifuge, pero con sangre humana.

La joven de cabello plateado se mantuvo en silencio, sorpresa era un eufemismo para describir lo que sentía después de escuchar al azabache. Por sí mismo había descifrado su linaje.

—Yo no...

Ella trató de hablar y negar todo, pero el hombre bigotudo la interrumpió.

—No intentes negarlo, es inútil. Ya sé que eres una Lucifuge; pero me gustaría saber una cosa —solicitó. La muchacha, todavía un poco consternada, asintió—. ¿Eres hija de Euclid Lucifuge? —Ella agachó la cabeza. Naruto no necesitó que le dijeran la respuesta, con ese simple gesto ya la había deducido.

—Supongo que me descubriste —suspiró con resignación, ya no había caso fingir que todo lo que había dicho era mentira. Internamente se sentía un poco molesta consigo misma por ser tan fácil de leer.

—Creo que merezco una recompensa, ¿no crees? —sugirió el azabache.

—¡Hey, ey, ey! Calma tus caballos, amigo. Que hayas descubierto mi linaje no significa que te daré mi cuerpo. ¿Estás loco o qué?

A Naruto le comenzó a temblar un ojo. «Esta chica...», pensó con molestia. ¿Cuándo será el día en el que deje de saltar a conclusiones pervertidas? Ojalá sea pronto porque si no, enloquecerá.

—No me refería a eso. Merezco que respondas una pregunta.

—¡Oh!, así que era eso. Claro, no tengo problema. —Ella mueve la mano con desdén.

—¿Eres hija de Euclid Lucifuge?

—... Sí —la joven tardó un tiempo en responder, pero al final acabó aceptándolo. No había razón para mentirle, acabaría descubriéndolo tarde o temprano. Viéndolo a los ojos notó la necesidad de saber más—. Supongo que quieres oír esa historia, ¿o me equivoco?

—No, no lo haces.

—¡Uf...! Solo te advierto que esta historia no es corta. —La chica sonrió con su propia broma. El azabache compartió la sonrisa de la chica.

—Tenemos mucho tiempo antes de que amanezca.

Yukiko asintió con la cabeza y empezó a contar su historia. Naruto la escuchó con atención, sin intención de interrumpirla en ningún momento.

—Pues sí, soy la hija bastarda de Euclid Lucifuge. Hace 20 años Euclid, alias mi padre, estaba en un bar con su jefe, Rizevim Livan Lucifer. Al parecer mi padre no soporta muy bien el alcohol y acabó ebrio, compartiendo cama con una humana, quien obviamente era mi madre. —Naruto notó las expresiones que había hecho al decir cada uno de los nombres. Cuando dijo el de Euclid su rostro se mantuvo neutro; al decir el de Rizevim, molesto; y al mencionar a su madre, su rostro se suavizó e incluso su voz se escuchó más relajado—. Durante los nueve meses de embarazo él estuvo visitándola a escondidas de su jefe. Cuando nací mi padre nos mantuvo ocultas a mi madre y a mí hasta que cumplí los dieciséis, para ese entonces mamá había muerto por culpa del cáncer; durante ese tiempo mi padre me enseñó a defenderme y sobre lo sobrenatural —ella lo dijo sin que su rostro se perturbe ni pos un segundo.

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora