Arc. V Cap. IX: Misión: ¡Capturar a Naruto!

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Sirzech Lucifer solo había sentido este nivel de estrés y ansiedad en tres ocasiones: cuando tuvo que comandar legiones de demonios en la Guerra Civil, cuando se enteró de que Rizevim Livan Lucifer seguía merodeando libremente por el mundo, y cuando su esposa entró en labor de parto. En general, Sirzech era un sujeto muy calmado. Sin embargo, en situaciones como estas, en donde toda la atención está sobre ti, incluso alguien tranquilo como él cedía a la presión.

Viendo los cuerpos pálidos recostados sobre charcos de sangre en el interior del módulo en donde se suponía debía estar confinado Naruto, su corazón corría como un animal corre despavorido al ser ahuyentado.

—Señor Lucifer, ¿qué quiere que hagamos?

—Grayfia, comunícales a todos los cuarteles la siguiente orden: Quiero que se concentren en capturar a Naruto.

—Pero ¿qué ocurrirá con el resto de los presos que se han fugado?

—Ahora mismo son un objetivo secundario.

—Entendido, mi señor.

—●○●—

—Mi señor, el objetivo ha logrado escapar.

—Maravilloso. Pero seguro concentrarán a todo el personal en su búsqueda...

—¿Qué desea que hagamos, mi señor?

—Escúchenme bien, quiero que retrasen a todo aquel que intente capturarlo. Si se precisa, den su vida.

—¡Sí, mi señor!

—●○●—

El azabache aterrizó sobre una rama alta de un árbol escudada por su follaje. Cayo hincado en una rodilla y respirando con mucha dificultad. La sensación rasposa de su garganta y el sabor metálico de la sangre era difícil de soportar.

—Estás empeorando.

Yukiko aterrizó junto a él. Naruto desestimó la preocupación de la chica con la mano.

—No es nada —dijo luego de sentir su garganta aliviarse un poco—. Debemos continuar, no están pisando los talones.

Yukiko se agachó y se colgó un brazo del ojigarzo alrededor de su cuello para ayudarlo a sostenerse. Ambos saltaron a la rama del árbol más cercano y así continuaron. Mientras seguían saltando entre árboles, el azabache percibió ocho presencias acercándose a ellos desde el cielo.

—Están sobrevolando el área, debemos continuar por tierra si no queremos ser detectados.

—¡Sí!

Ambos se lanzaron al suelo, Yukiko aterrizó bien, pero Naruto cayó otra vez de rodillas.

Chico, esto es malo, te debilitas más rápido de lo que puedo controlar.

«Entonces aumenta la dosis», respondió.

No puedo, si lo hago puede que él tome el control. Y quién sabe si esta vez puedas recuperarlo.

«... Puta madre...»

—Yukiko, —La mencionada prestó atención—, adelántate.

—¿Estás loco? ¡Ni siquiera te puedes poner de pie por tu cuenta!

—Lo solucionaré, pero eso llamará mucho la atención. Descuida, yo te alcanzo.

La Lucifuge lo dudó, si dejaba atrás al azabache y lo capturaban entonces perdería la oportunidad de hospedarse en un lugar seguro.

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora