Yo, Naruto, caminaba por entre la turba de aldeanos de un pueblo de hechiceros ubicado en lo profundo de un deso bosque con ciprés comunes al norte de Eurpoa. Todo el lugar estaba en llamas. Hombres y mujeres, niños y vegestorios corrías despavoridos ante los incesantes lecos y los incesantes sonidos estridente de fuertes detonaciones. Empuñando mi fisberta japonesa lanzaba tajo tras tajo, de manera indiscriminada, a todo el que se cruzaba en mi andar.
A través de las cuencas oculares de mi carátula de color blanco podía adivinar las figuras de siluetas que, al igual que yo, vestían con capa y capucha, y que, como yo, portaban largas hojas metálicas las cuales oscilaban contra otras siluetas.
Continué caminando hasta que llegué al centro del pequeño pago de hechiceros. En este punto había dejado atrás los baladros lúgubres de los magos, y los fuertes bramidos de las explosiones; aquí solo escuchaba el plañido de la madera abrasada.
Alcé mi mirada al cielo y enfundé mi espada. Ya no tenía caso tenerla por fuera si no la iba a utilizar, ese era mi pensamiento, pero estaba equivocado.
Un poderoso destello viajó hacia mí a gran velocidad, dejando una estela de luz a su paso. Salté lo más rápido que pude para evitar aquel ataque sorpresa. El destello continuó su camino hasta que se estrelló con una casa y la erradicó en un pilar de luz. Miré en la dirección de procedencia del ataque, notando dos figura, una más alta que la otra y de distinta complexión, se acercaban hacia mí desde la bruma de humo, teñido por las fuertes llamas que consumían la pequeña aldea.
—No dejaremos que des un paso más, ser abyecto.
Desde lo más profundo de la neblina de color ahumado se manifestaron ambas siluetas: la primera de ambas, y la más alta de las dos, pertenecía a un hombre alto, ojos esmeralda, cabello dorado, cuerpo bien fornido y con un semblante inmutable; la segunda de ambas, mujer, era de estatura más baja que su pareja, tal vez por algunos cuantos centímetro; cabello largo y de color castaño con ojos color avellana. Ambos vestían con túnicas rojas al estilo de dalmáticas sacerdotales.
—¡No permitiremos que sigan dañando a nuestra gente!
Exclamó la mujer castaña mientras me veía fijamente y creaba dos círculo mágicos en sus manos. Suspiré al comprender que la batalla era inminente. Con mirada aguda analicé de pies a cabeza a ambos, notando el tensar de músculos en sus cuerpos e incluso el ritmo que tenían sus hálitos. Supongo que ellos también me juzgaron con la mirada ya que sus posturas de batalla se agudizaron y se cautelaron.
Estaba por desenfundar la hoja que siempre mantengo enfundada en mi espalda, pero aquel hombre rubio me tomó por desprevenido cuando cortó distancia conmigo en poco menos de 5 segundos. Había sido tan rápido que no había podido seguirlo; lo único que pude hacer para suavizar el inminente impacto fue cruzas ambos brazos delante de mí en 'X'.
Recibí un fuerte impacto a la vez que sentía una fuerte presión sobre mi pecho; sentí ambos pies abandonar la firme superficie sobre la que estaban, dándome la sensación de flotar. Fui lanzado hacia atrás con gran velocidad y rodé por el suelo por unos segundos hasta que finalmente logré detenerme a mí mismo. La fuerza detrás de aquel puñetazo no era normal... ¿Acaso había sido potenciado con magia? ¿O realmente se trataba de la fuerza de aquel hombre? Sea cual sea la respuesta, una cosa era cierta, tenía que cuidarme de recibir cualquier ataque de ese hombre.
Salí de mis pensamientos cuando sentí la presencia de aquel hombre detrás de mí. Me giré con rapidez y con mi espada, aún en en el interior de su vaina, bloqueé el puño de aquel hombre. Pero, en vez de que el filo de mi arma dividiera por la mitad aquella extremidad de su anatomía, intensas llamas azules envolvieron su mano, protegiendo su extremidad de la división.
ESTÁS LEYENDO
Naruto: Akuma no Neko
Fiksi PenggemarDescargo de responsabilidad: no soy dueño de Naruto o Highschool DxD, cada obra a sus respectivos autores: Masashi Kishimoto e Ichiei Ishibumi, respectivamente. Cabe destacar que esta historia, o en este caso, este fanfic, es de mi propia creación. ...