DxD XV: Amor

457 31 3
                                    

Un sonido metálico llamó su atención, aunque solo abrió un ojo para ver lo que sucedía. El sonido se hizo más pesado hasta que se detuvo, después, el sonido de pisadas resonó en todo el lugar, haciendo que ahora abra el ojo que había mantenido cerrado. Entonces, dos figuras se detuvieron en frente de su celda; de inmediato reconoció a ambas figuras: la primera era uno de los hijos de perra que lo escoltó hasta su celda provisional; la otra, era una hermosa mujer de largo y lacio cabello negro que mantenía atado en dos coletas, un saco verde con un pañuelo rosado en el cuello de este, una larga falda negra que le llegaba hasta poco más abajo de las rodillas, unas botas y medias del mismo color, y un par de ojos de un azul eléctrico que hipnotizarían a cualquiera.

—Serafall...

Delante suya estaba la única mujer de los cuatro maou del inframundo, Serafall Sitri. La mujer estaba de pie frente a su celda, mirándolo fijamente sin siquiera parpadear, mientras era acompañada por un guardia de la prisión.

—¿Podrías dejarnos a solas? —ella preguntó amablemente a su escolta, este asintió en silencio y se retiró sin decir nada.

Una vez que el sonido de la gruesa puerta metálica cerró, ella extendió su mano hacia la puerta de la celda y la abrió sin problemas. Entró y cerró la puerta detrás de ella. Avanzó hacia el pelinegro hasta estar a menos de dos pasos de él. Tomó asiento sobre sus rodillas y extendió una mano para acariciar una mejilla suya. Cuando estaba por acariciar la mejilla del azabache, este la miró directamente a los ojos con una expresión monótona e inmutable que hizo que se detuviera de inmediato. Tosió sobre un puño y habló.

—¿Cómo has estado, Naruto-tan?

—Primero que nada, no vuelvas a llamarme así, no tenemos ningún vínculo que te permita hablarme como si fueramos amigos de toda la vida; y, para tu pregunta, te responderé con otra: ¿Cómo crees que se siente estar encadenado a una pared y ser torturado constantemente por tus carceleros? ¡Pista! Lindo no se siente.

La mirada de la mujer de coletas se volvió más triste, aunque mentalmente estaba apuntando en decirle a su compañero pelirrojo acerca de los malos tratos hacia el azabache. Con la yema de sus dedos acarició las cadenas, comenzando desde su principio hasta acabar colocando su mano sobre la del azabache. La diferencia de tamaño y de textura era muy notoria, mientras que su mano era pequeña y su piel suave, la del azabache era grande y de textura rasposa. Intentó entrelazar sus dedos, pero ahí fue donde Naruto reaccionó.

—No me toques —dijo mientras alejaba su mano de la joven frente a él. Ella se disculpó y descansó sus manos sobre su regazo.

Ambos se mantuvieron en un silencio incómodo, Naruto no decía nada, solo la miraba con monotonía; ella, por otro lado, se sentía nerviosa y no sabía cómo continuar la plática. Fue entonces que él notó como la mujer jugaba con un hermoso anillo en el anular de su mano izquierda.

—¿Aún conservas ese anillo? —preguntó, mirándola con más atención que antes. Ella alzó rápido la mirada, exaltada por repentina pregunta; cuando se calmó, volvió a bajar su mirada para ver el anillo en su mano. Una cálida sonrisa se abrió paso en su rostro, aunque la tristeza en su mirada no se fue sino que aumentó.

—Nunca podría deshacerme de él —respondió sin despegar la vista del anillo en su mano, y añade tras unos segundos—. Después de todo, tú fuiste quien me lo dio.

Naruto se mantuvo en silencio, ella también. Una vez más el silencio había inundado la habitación. Serafall, tras minutos de estar luchando contra su nerviosismo encontró la fuerza y el valor para continuar su charla.

—Naruto, por favor, recapacita. El consejo está exigiendo tu cabeza por todo lo ocurrido en la invasión, no nos escuchan —Ella entonces tomó al azabache por las mejillas y con sus pulgares comenzó a acariciar tiernamente los pómulos del bigotudo—. Te lo ruego, Naruto, coopera para demostrarle al consejo que no eres una amenaza, que puedes volver a ser reintegrado como un soldado del inframundo para que puedas volver a ser libre —ella termina mirándolo a los ojos con una mirada que solo expresaba ternura y cariño. Sin embargo, Naruto no fue persuadido por las palabras de ella.

Sin borrar la expresión sin emociones que había mantenido desde el comienzo, tomó las muñecas de Serafall y alejó sus manos de su rostro. Y con una voz fría le respondió.

—Creí que después de esto dejé muy en claro que ya no quería tener nada que ver con el inframundo, eso te incluye a ti y a el resto de tarados —dijo, mirándola directo a los ojos. Ella bajó la mirada con tristeza—. Así que si te largaras de aquí estaría más que perfecto.

—¿En serio eso es lo que quieres? —dijo, alzando la mirada y viendo fijamente los ojos del azabache frente a ella. Este asintió con la cabeza antes de responder.

—Sí, nada me complacería más que verte lejos de mí. No, de hecho, lo que me haría feliz es estar muerto y no volver a verte ni a ti, ni a ningún otro demo...

¡Slap!

Un ardor comenzó a crecer en la mejilla de Naruto, su mirada delataba que no había esperado ser golpeado. De fondo al chirrido zumbador en su oído puede escuchar una fuerte respiración.

—¡Idiota! —Serafall grita entre lágrimas—. ¡¿Por qué no ves que quiero ayudarte?! ¡¡Solo quiero salvarte!!

Un ardor estalla en Naruto, estaba furioso. ¿Quién se cree ella para decir eso?

—¡¡Yo nunca te pedí eso!! ¡¡Nunca te pedí que me...!!

Ella lo había besado, fue tan repentino que no logró quitarse a tiempo. Sentía sus manos en sus mejillas, también sentía sus lágrimas caerle encima. Intentó apartarla de él, pero ella se lo impidió. Ella continuó el beso por varios segundos más en espera de alguna contestación..., pero no llegó ninguna.

—¿Por qué? ¿Por qué no me... quieres? —No se atrevía a levantar la mirada para ver aquellos ojos fríos de él. ¿Qué había hecho ella para ganarse su odio?; ¿cuántos años lo había estado buscando?, ¿cuántas noches no durmió por no sentir su calor junto a ella? Y ahora que lo tenía aquí, frente a ella, y por fin había podido unir sus labios con los de él... Él... simplemente no hacía nada—. ¿Acaso... ya no me amas?

—No. Ya no siento nada por ti.

Sus ojos se abren de golpe, todo comienza a temblar para ella. Su agarre en sus hombros se desvanece. Más lágrimas comienzan a nacer de sus ojos, y otras más mueren al caer en el suelo. Esto no podía estar pasando, tenía que ser una ilusión, una pesadilla.

—No lo entiendo...

—¿No entiendes qué?

—Te di todo de mí...: te di mi amor, mi cuerpo y mi alma; juré serte fiel y amarte hasta mi muerte.  ¿Por qué no puedes amarme?; ¡¿por qué has dejado de amarme?!

—Por que así sucede, Serafall. El amor a veces se apaga.

¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué tenía que pasarle a ella esto? Tanto que ella lo ama, tanto que ella está dispuesta a sacrificar por recuperarlo, solo para descubrir que ya no la aman... solo no era justo. Mirando hacia el pasado, aquellos días en las que ella estaba junto a él... cuando los dos eran felices. Le dolía. Le dolía tanto. Recordarlo a él le dolía, diariamente sufría porque no estaba con ella, y aún con ese dolor que le causaba ella lo seguía amando.

—Ya vete de aquí. Quiero estar solo antes de ser enviado a prisión.

Serafall se levantó, secó sus lágrimas y sin mirarlo ni decir nada se fue. Internamente ella no se sentía bien, lo había perdido todo; lo había perdido a él... Pero no era tiempo de lamentos, ella no se rendiría, no lo hizo años atrás, ¿por qué hoy sería diferente? ¡Ella recuperaría su amor y nadie la podría detener!






∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞
Ok, este no es el capítulo que tenía planeado, pero sirve. Ayer me comenzó a doler la cabeza y no pude terminar el capítulo a tiempo, así que se me ocurrió este; además, sirve un poco para dar un pequeño contexto de lo que ocurrió entre Naruto y Serafall. Bueno, ya mañana estará listo el capítulo primero de este quinto arco.

—¡Sayonara!

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora