Arc. 4 Cap. VI: Los jóvenes demonio

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En la capital del inframundo, o lo que a estas alturas se convertía en un caótico campo de guerra, un encuentro más que interesante estaba sucediendo entre un pelinegro y un grupo de jóvenes diablillos. Los jóvenes demonio se mantenía observando en silencio a quien sería su oponente, y él se mantenía igualmente observándolos en silencio. Todo habría sido absoluto silencio de no ser por los fuerte estruendos, rugidos y gritos de dolor y furia que se producían en la batalla entre la enorme bestia de nueve colas y las fuerzas militares del infierno.

—Mucho tiempo de no vernos, mocosos de Gremory, Shirone —Naruto comenzó el diálogo entre ambas partes. Los mencionados fruncieron el ceño. Después volteó a ver al heredero de Bael y la heredera de Agares—. Presumo que no hace falta que me presente ante ustedes, heredero de Bael, Sairaorg, y heredera de Agares, Seekvaira.

Ni el uno, ni el otro le respondieron. Rias, quien encabezaba el grupo de demonios, expresó su descontento de ver a Naruto en aquel lugar.

—Naruto... ¿Qué es lo que quieres aquí en el inframundo? —cuestionó la joven de largo cabello carmesí el porqué de la visita de Naruto.

—Estoy aquí para borrar a este lugar del mapa —respondió como si nada.

Koneko, que se había mantenido en silencio, observando con una mirada odiosa y sumergida en un oscuro deseo de venganza a su hermano, decidió hacerle una pregunta al pelinegro.

—¿A cuántos has matado?

La pregunta fue seguida por un silencio sepulcral. Naruto lo meditó unos segundos, rascando su barbilla con una mano, tratando de recordar aquella información.

—Ehmmm... No lo sé, pero si mi memoria no falla podría decir que unos 8,875,943,031 demonios. Esa sería la cifra más acertada —concluyó, aún con cierta incertidumbre.

—8,875,944,031... —murmuró Sairaorg Bael, incrédulo y a su vez asqueado. El resto de jóvenes compartían el mismo asombro e indignación que Sairaorg. Imaginándose los caóticos escenarios que ocurrieron por las acciones de Naruto y el gigantesco kyūbi que tiene como compañero, Rias frunce el ceño con disgusto.

—Has cometido un grave error al venir acá y atacar nuestro hogar. Naruto, como la heredera de la honorable casa Gremory, yo, Rias Gremory, tengo el deber de detenerte aquí y ahora.

—¡Ja! Eso es lo mismo que dijeron todos los demonios que intentaron detenerme antes de que acabara con ellos —comentó el azabache al tiempo que sostenía dos kunai en agarre inverso.

Los jóvenes también se colocaron en sus respectivas guardias, listos y pacientes al combate. El azabache veía a los adolescentes con una sonrisa y mirada calmada, los jóvenes no compartían la misma sonrisa y mirada calmada.

Naruto hizo el primer movimiento al lanzar un kunai a gran velocidad en dirección de la frente del caballero rubio del séquito Gremory, Kiba era su nombre, si mal ni recordaba. El rubio se protegió del ataque con su espada, sin dificultad alguna.

Sairaorg, a una velocidad considerable en opinión de Naruto, se movió y detuvo frente a él con un puñetazo preparado a la altura de la cabeza. El azabache esquivó el puñetazo sin problemas. Sairaorg volvió a lanzar un golpe, esta vez hacia el abdomen del pelinegro. Naruto atrapó el puño sin problemas y después le arrojó un puñetazo al rostro con su mano libre. Sairaorg envolvió el puñetazo con su mano. Ambos comenzaron una lucha de fuerzas para someter al otro. Al final, Naruto pateó la barbilla de Sairaorg y lo hizo caer de espaldas al suelo.

Rias creó una gran barrera de pequeños círculos mágicos de los cuales cientos de relámpagos de poder de la destrucción fueron disparados en contra de Naruto, quien realizó varias volteretas hacia atrás para esquivarlos. Cuando acabó de retroceder, Koneko saltó encima de él con un pie alzado en una patada de hacha. Naruto retrocedió de un salto, haciendo que el talón de la albina se incruste en el suelo y genere un cráter de considerables dimensiones.

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora