Toc, toc
—¿Estás aquí adentro, Serafall?
—Sniff... Sí...
La puerta de su habitación se abrió con cuidado para hacer el menor ruido posible. Las luces del cuarto estaban apagadas, las cortinas bloqueando los rayos de la noche y las sábanas esparcidas en el suelo eran testimonio del dolor de la mujer. Su madre cerró la puerta tras de sí y se acercó a la mata de cabello negro que había entre la pared y la cama. Se sentó pegada al somier y observó con un rostro arrugado por la preocupación y la tristeza a su hija.
—Mi niña..., ¿qué te pasó?
La mujer acarició la cabeza de su hija con la mayor delicadeza que pudo, y con sus dedos comenzó a peinar su cabello.
—Lo arruiné todo, mamá —Levantó la cabeza para ver a su madre, a quien se le agrietó el corazón al ver las marcas secas de lo que en su momento fueron ríos de lágrimas en sus mejillas—. Intenté acercarme a él, traté... de arreglar las cosas, de que todo... volviera a... a ser como antes... —su voz se quebraba, la estaca de culpa que le atravesaba el pecho se enterraba más.
Ver a su hija en ese estado, ver la desesperación, el dolor, la ansiedad y cómo buscaba en ella algún consuelo, simplemente la destruía más que cualquier arma. Su garganta se empezó a secar y a ponerse rasposa, y algunas gotas empezaron a acumularse bajo sus ojos.
—Mi amor..., no sabes cuánto me lastima verte así — Bajó su mano para limpiar una lágrima que rodó por su mejilla—. No hay otra cosa en el mundo que deseo más que verte vivir feliz. Eres mi hija, mi adoración, mi princesa..., mi amor y mi existencia —cada palabra le era más difícil de decir. El nudo en su garganta tensaba más y más—. Pero debes de entender que no siempre podemos solucionarlo todo... Va a haber veces en las que, por más que queramos, por más que lo deseemos, no podremos hacer nada.
—¿Por qué? ¿Por qué no puedo ser feliz? ¿Qué hice para merecer esto?
—¡Nada! Tú no has hecho nada malo —ella la interrumpió—. Pero Naruto..., él ha hecho cosas que no pueden pasarse por alto. Por más que quieras olvidar lo que hizo, no puedes hacer que el resto del mundo olvide.
Tocar este tema no era de su agrado. Claro, había conocido al chico, y decir que no lo había llegado a querer sería mentir descaradamente. Pero debido a los acontecimientos, ese afecto que le llegó a tener al chico tuvo que sellarlo y dejarlo atrás. Sin embargo, su hija nunca pudo olvidarlo, no pudo sellar el amor hacia el joven, y eso lo sabía perfectamente.
—Lo amo, lo amo demasiado.
—Serafall..., debes aprender a dejarlo. Ese amor solo te está dañando.
—¡No puedo!, ¡simplemente no puedo olvidarlo!... Simplemente no quiero hacerlo...
El llanto ahora vino de ella. La impotencia de ver a su hija sufrir, de no saber cómo ayudarla, de no poder hacerlo fue su punto de quiebre. De un momento a otro atrajo a su hija y la envolvió en un abrazo caluroso y lleno de amor que contrastaba con lo frívolo y lúgubre del ambiente. Ese fue el punto de quiebre de su hija, quien hundió su cabeza en el pecho de su madre y la abrazó con todas las fuerzas que podía reunir. Los sollozos de ambas hicieron eco en las paredes. Serafall se derritió en el abrazo de su madre; y Vellamo, en el de su hija.
Vellamo se alejó un poco de su hija, pero sin soltarse de ella, y acunando su nuca en su mano la acercó para besar su frente y permaneció con sus labios pegados en su frente por un rato. El aire que exhaló durante esos largos segundos salía entrecortado. Miró a Serafall, y a pesar del dolor que prevalecía en su pecho, sonrió para calmarla.
—Descuida, todo estará bien. Encontraremos una forma de solucionar esto.
Le dolía mentirle así a su hija, pero como madre, lo único que le interesaba era velar por la felicidad de sus hijas. Otra vez peinó su cabello con sus dedos para tranquilizarla.
—Te amo, mamá. Te amo tanto.
—Y yo a ti, mi niña.
El momento madre e hija fue interrumpido por un pequeño círculo mágico que apareció a un lado de ambas. Del anillo mágico salió una figura en escala de Sirzech.
—Serafall... Lo lamento, ¿interrumpo algo?
—¡No!, está bien. ¿Qué ocurre?
Serafall se alejó un poco de su madre para encarar al pelirrojo en miniatura.
—Hay un problema muy serio.
—¿Qué pasó, Sirzech? —preguntó Vellamo con preocupación.
—Naruto ha escapado.
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Naruto: Akuma no Neko
FanfictionDescargo de responsabilidad: no soy dueño de Naruto o Highschool DxD, cada obra a sus respectivos autores: Masashi Kishimoto e Ichiei Ishibumi, respectivamente. Cabe destacar que esta historia, o en este caso, este fanfic, es de mi propia creación. ...