Arc. 4. Cap. VIII: Y la lista sigue y sigue...

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—Naruto, no quiero luchar contra ti, así que dejemos esta absurda pelea atrás.

El mencionado alzó una ceja viendo al 'Maou' Lucifer.

—¿Y porqué debería hacerlo? —cuestionó.

—¡Porque el inframundo es tu hogar! —exclamó—. Este fue el lugar en el que creciste, en donde hiciste amigos, ¡este fue el hogar de tu clan! El inframundo es tu hogar, Naruto, así que por favor, dejemos esta lucha innecesaria y unámonos para detener toda esta destrucción.

—¿Yo, aliado del inframundo? —Naruto comenzó a reírse—. Creo que aún no entiendes lo que está sucediendo; tal vez necesitas que te lo explique con peras y con manazas para que por fin lo entiendas; yo estoy destruyendo el inframundo, no por una venganza sinsentido o porque esté siendo influenciado por alguien, sino porque es preciso para mí completar mis planes, planes sumamente complejos que incluso yo no comprendo del todo. Cuando Cao Cao y su facción me convidaron a participar en la destrucción de este lugar, ni siquiera dudé en aceptar. Escúchame Sirzech, aquel mocoso idiota que conociste hace más de ocho años ya no es el mismo que en ese tiempo, ¿entiendes?

—Supongo que eso significa que no colaborarán en esto —expresó el demonio de cabellera color verde. Naruto miró al demonio y sólo afirmó con la cabeza. El rostro del Lucifer se arrugó en un ceño fruncido y disgustado. Esto no pasó desapercibido a ojos de Naruto.

—Dime, Sirzech, ¿tienes alguna idea de a cuántos demonios he asesinado durante estos dos, casi tres, días que ha durado todo este revuelo?

—¿A cuántos? —interrogó, aunque dentro de él sentía que no quería escuchar la respuesta a aquella pregunta. Naruto solo atinó a sonreír.

—Entre Kurama y yo hemos acabado, exactamente, con 12 482 843 828 demonios. Es una cifra de la que me galardono demasiado, ya que equivale a más de tres millones de legiones romanas.

Tanto Sirzech como Ajuka se mostraron atónitos ante aquellas cifras, ya que prácticamente había asesinado poco más de dos veces a toda la población de la tierra. El ojizarco deslizó un pie más atrás que el otro y esbozó una sonrisa intrépida y totalmente lunática, tanto que sus pupilas se encogieron hasta ser simples puntillos negros.

—¡Y ustedes serán los siguientes!

A una velocidad segadora, el azabache cortó distancia con ambos 'Maou' y primero se detuvo frente a Ajuka. El Beelzebub no logró reaccionar a tiempo y acabó recibiendo un poderoso puño en el abdomen que lo elevó del suelo, hizo que exhalara todo el aire de sus pulmones, y lo arrojó lejos contra una pequeña pila de escombros.

Sirzech, saliendo de su conmoción, se movió rápido como el relámpago y se frenó detrás de su oponente con un puño preparado hacia la espalda del azabache. Naruto observó esto por sobre su hombro, así que rápido giró el torso y echó el cuerpo hacia delante para evadir. Para su suerte aquel plan tuvo éxito. Mientras seguía inclinado giró sobre el eje del pie que tenía en frente, echó su cuerpo hacia atrás y balanceó su pierna trasera contra las costillas del pelirrojo.

Sirzech alzó su rodilla y detuvo la patada. El azabache regresó su pierna y alistó un puñetazo a la altura del rostro de su enemigo. Sirzech ni se inmutó cuando el puño del azabache avanzó en contra de él. Antes de que los nudillos de Naruto se estamparan en el rostro del 'Maou' Lucifer, un fuerte silbido inundó el hemisferio diestro del campo de batalla.

Una poderosa, pero a su vez muda, explosión de viento ocurrió en el lateral derecho del ojizarco y lo lanzó con fuerza contra el aire. Una corriente de polvo estalló en el lado contrario al que el azabache había sido lanzado. El pelinegro rodó por el suelo y acabó estrellándose en un trozo de tierra que se elevaba del suelo, creando un cráter al momento de estrellarse.

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora