Pretérito: La última arenga

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—Sirzech-sama, ¿qué lo trae por aquí?

De pie bajo la sombra del follaje rosáceo de un árbol de sakura, el cual se hallaba en la cima de una montaña poblada con árboles de la misma familia, un adolescente de mechones azabaches y rebeldes, de aparentes 17 años, vestido con un pantalón de mezclilla y una playera blanca, se encontraba observando el paisaje delante de él segundos antes de que una presencia familiar llegara hasta donde él.

—Estoy en mi hora libre, y durante este tiempo suelo frecuentar este lugar para despejar y aclarar mi cabeza de todos esos documentos que debo firmar durante casi todo el día. Honestamente me sorprendí al sentir tu presencia en este lugar.

Mirando por sobre uno de sus hombros, sorprendido, los ojos cerúleos del joven se encontraron con la figura de un hombre alto, apariencia de un noble y con facciones finas, ojos azul verdosos y de mechones de un color rojo carmesí. Aquel hombre, quien se podía deducir que se trataba del mencionado Sirzech, observó al joven de cabellos azabaches con una sonrisa amistosa.

—Disculpe que ingrese sin permiso a su campo de relajación, no sabía de eso. Si me permite, me retiraré.

El joven de cabellos negros inclinó el cuerpo hacia adelante en forma de reverencia y cuando su cuerpo se irguió comenzó a caminar en dirección del hombre de nombre Sirzech con la intención de pasar a un lado suyo y retirarse del lugar, sin embargo, una de las manos del hombre de cuna noble se posó encima de uno de sus hombros, deteniéndolo.

—¡Ey! No hay porqué actuar tan formal. Después de todo dentro de una semana vas a cumplir los 18 años, y a partir de ahí va a comenzar la cuenta regresiva para que te conviertas en el líder y cabeza de tu clan, Naruto. Así que vayamos dejando atrás todas esas formalidades de "-sama", por lo menos cuando no estemos en reuniones formales.

El susodicho Naruto suspiró y asintió con la cabeza.

—Está bien, Sirzech-sa... Sirzech.

El nombrado sonrió más ampliamente antes de hablar una vez más.

—Bueno, ¿no te gustaría tomar asiento y charlar una última vez antes de que todo se vuelvan charlas diplomáticas?

—Supongo que sí... Ugh, pensar en todo lo que está por venir me causa escalofríos...

Ambos varones sonrieron y se echaron a reír. Los dos varones se acabaron por sentar al borde de la montaña, observando el bello panorama paradisiaco que había delante de ellos. El suelo bajo ellos estaba lleno de árboles de sakura y cristalinos ríos que corren por entre los árboles de rosados follajes; los animales bebían de estos ríos, y las aves formaban sus hogares sobre las ramas de los árboles.

—¿Y qué tal va todo? —Sirzech habló sin despegar su vista del panorama frente a él.

—Creo que bien... La verdad no estoy del todo seguro... Todo está sucediendo tan rápido.

El demonio de cabellos rojizos observó de reojo al joven junto a él y colocó una reconfortadora mano sobre su hombro. El joven de cabellera rebelde y oscura calvó su mirada sobre el suelo.

—Vamos, Naruto, todo va a estar bien. Sé que todo va a salir bien. Además, estoy totalmente seguro que Serafall está más emocionada de que llegue el día... Supongo que ahora habrá otra pareja estrella en el inframundo —dijo y bromeó al último. El contagioso sentido del humor del pelirrojo se transmitió al azabache, haciendo que una pequeña sonrisa crezca en su semblante.

—Supongo que tienes razón... —La ligera sonrisa que había esbozado se borró y cambió a una expresión triste—. Ahhh, sin embargo, aún no siento que soy lo suficientemente apto como para gobernar todo un clan. Temo no estar a la altura del puesto. Temo decepcionar a mi padre...

—Estoy seguro de que Masahiko-dono estará ahí para apoyarte en todo momento. Además, sé cómo te sientes, así era como me sentía yo cuando me anunciaron que había sido elegido como el nuevo Rey Demonio Lucifer: ya también sentí miedo de no estar a la talla del puesto y acabar decepcionando a todos los que confiaron en mí. Sin embargo, con el tiempo, y con la ayuda de Grayfia, me acoplé a esto y actualmente me va bien.

El 'Maou' Lucifer trató de alentar al futuro gobernante, y ayudó en gran medida, sin embargo, el joven Naruto aún se notaba un poco intranquilo.

—Sirzech... ¿Por qué quisiste ser un 'Maou'? ¿Por qué aceptaste el cargo, incluso cuando tenías todas esas inseguridades...? ¿Cómo superaste tu miedo?

—¿Eh? Bueno... Veamos. Al comienzo, cuando Zekram nos comunicó la decisión del consejo sobre que nos volviéramos los nuevos 'Maou', obviamente me sorprendí: nunca pensé que algún día me volvería en un Rey Demonio. Estuve una semana entera pensando en si haría honor al puesto del primer Lucifer —ante la mención de ese nombre, el ceño del adolescente se arrugó en una profunda ira creciente pero retenida—. Oh, cierto... Tú...

—Mejor no nos desviemos del tema, Sirzech... Continúa, por favor.

—Tienes razón, lo lamento. Bueno, como estaba diciendo, al comienzo me sorprendí y durante una semana entera me la pasé cuestionándome sobre si aceptar o no la propuesta. Me preocupaba no estar a la altura del puesto de Rey Demonio, además de que en ese tiempo estaba pensando el cómo pedirle matrimonio a Grayfia, así que podrás imaginar que esos días no fueron los mejores para mí —Su respuesta llegó en un asentimiento silencioso—. Sin embargo, una noche me hallaba en mi despacho en el castillo de mi familia, y mientras escribía la última parte del informa sobre lo sucedido en la última semana de la guerra descubrí la razón por la cual debía aceptar el puesto, incluso si para ello necesitaba superar todas mis inseguridades y hacer el ridículo una que otra vez.

—¿...Y cuál fue esa razón?

El joven de mechones rebeldes y azabaches se encontraba con su total atención sobre el hombre sentado junto a él.

—El amor por el pueblo. Escucha, Naruto, yo siempre me he considerado un hombre del pueblo, no hay mayor satisfacción para mí que servir a los necesitados y proteger a los que no pueden hacerlo por sí mismos. Mientras firmaba el informe me puse a recordar todos los escenarios que viví durante esos oscuros tiempos de guerra; recordé, en especial, los destellos de alegría y de agradecimiento que resplandecían en los ojos de todos aquellos demonios a los cuales protegí de las huestes pertenecientes a las casas de los miembros de la Facción de los Antiguos Satán. Y entonces me di cuenta de la importancia de proteger al pueblo, comprendí lo fundamental que es mantener alejado a mi gente de los conflictos, entendí lo fundamental que era el puesto de Rey Demonio, no por el estatus social, sino por la imagen que esta da: al acepar el título de Rey Demonio me estaría convirtiendo en una imagen para todos aquellos demonios que aspiran a grandes objetivos, me convertiría en la espada del pueblo y el escudo de la gente.

—Ya veo... —Naruto, que se había mantenido absorto en el discurso de su acompañante desde el principio hasta el final de este, miró a sus pies colgantes contrastados por el difuminado abismo que había cono cortina—. Entonces —Alzó la mirada y observó al hombre junto a él esbozando una sonrisa—, ¡espero ser un buen líder, así como usted!

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora