Naruto: Akuma no Neko

Arc. 4. Cap. X: Súper demonios II

—Barmsværd... Pero ¿cómo?

Sirzech preguntó, más a sí mismo que al portador de dicha arma. Frente a sus ojos se hallaba la espada mata demonios por excelencia; frente a él se encontraba la espada sagrada más fuerte de todo el mundo sobrenatural, aunque, pensándolo bien, a la nueva y recién forjada Durandal no le hacía falta mucho para comenzar a pugnar contra Barmsværd por aquel título.

—Naruto, ¿dónde conseguiste esa arma?

Cuestionó Ajuka al azabache. Bien sabía él y todos los demonios igual o más antiguos que él la capacidad destructiva de esa arma, especialmente lo nociva que era para los demonios el simple roce de su cuchilla. Barmsværd, conocida también como Cortana, fue la espada que surgió tras la fusión de la Durandal original junto con la espada de Carlomagno, Joyosa. Se decía que esta espada fue hecha por Dios mismo para vencer a Satanás, sin embargo, su portador la usó contra Dios; pero, al tratar de acabar con un ángel, la punta fue destrozada al hacer contacto con la piel del mensajero de Dios.

Naruto sonrió al ver a ambos demonios tan atentos a la espada en su mano. Entonces respondió a la pregunta del peliverde.

—Admito que no fue sencillo encontrar esta reliquia, sin embargo, pienso que fue una verdadera suerte que en una exploración mía en Europa encontrara una cueva en donde se hallaban los restos del legendario Ogier el Danés junto con su célebre espada enfundada.

Naruto miró la espada en su mano y apreció los detalles en ella. Se sentía orgulloso al ver aquella reliquia en su posesión, un sentimiento altanero empezó a crecer en su pecho. El azabache dejó de ver la espada corta y centró su atención al par de Reyes Demonio.

—Ahora, comencemos.

En un parpadeo el pelinegro se había desvanecido de su lugar, y en otro había aparecido frente al par de diablos. Blandiendo su espada contra sus cuellos, el ojicarmín obligó a ambos demonios a retroceder. No cesando ahí su asalto, Naruto volvió a blandir la espada corta contra el hombro izquierdo del pelirrojo, este logra esquivarlo pero sí recibe un ligero corte en parte del hombro y en la parte superior del pectoral menor. Un siseo escapa de Sirzech a la par que sangre violácea y humo grisáceo sale de la herida.

El pelinegro sostiene la empuñadura del sable corto entre sus dos manos y se lanza hacia Ajuka con la intención de enterrar la cuchilla en su plexo. El Beelzebub logra reaccionar a tiempo y crea un escudo delante suya. La cuchilla logra penetrar a través del escudo, pero se queda a medio camino de pinchar a su objetivo.

Antes de poder extraer su sable, una poderosa fuerza se estrella contra él y lo manda a él y a su espada por los cielos. Sirzech flexionó sus rodillas, inclinó su cuerpo para que apunte hacia su oponente, y con fuerza se impulsa hacia él, haciendo que el suelo sobre el que estaba estalle en centenas de astillas. Naruto giró en el aire, quedando frente a frente a Sirzech. El hombre taheño equilibró su puño a la altura de su oreja derecha, y una vez fijado el objetivo, lo lanzó en contra del rostro del azabache. El azabache movió su espada y la interpuso delante suya con el filo de la cuchilla señalando hacia el inminente puñetazo.

El pelirrojo no alcanzó a detener su brazo y acabó por estrellar su puño con la cuchilla. Un grito ahogado se asomó por la boca del demonio cuando el filo penetró su piel y se incrustó entre sus dedos medio y anular. La oscura sangre rojiza-violácea manó de la apertura de su piel. La sangre se deslizó a lo largo de la cuchilla y llegó hasta los dedos de Naruto, bajó por ellos y comenzó a gotear. Al mismo tiempo, la gravedad hacía su trabajo y tiraba de ellos hacia abajo.

Ambos aterrizaron a una misma distancia el uno del otro. Sirzech sostuvo su mano herida y miró atentamente la apertura que había entre sus dos dedos, el dolor era agudo y no ayudaba que el arma que lo cortó haya sido un arma sagrada ya que solo hacía que una sensación de su carne quemándose recorrió su cuerpo, en especial la mano que se había herido.