Naruto: Akuma no Neko

Arc. 3. Cap. VII: ¡¿Ophis quiere qué?!

—¿Una alianza dices?

En el interior antiguo templo griego ubicado en las profundidades del reino de los muertos, regido y gobernado por el dios olímpico Hades, una reunión se estaba llevando a cabo entre dos poderosos e influyentes líderes. Ornamentos dorados decoraban los rincones de todo el santuario, eran tan bellos que eran antitéticos a todo lo referente al inframundo. En la cabecera de la habitación había un tallado de la trinidad olímpica: Zeus, el "Padre de los Dioses y los Hombres"; Poseidón, el "Señor de las Aguas"; y Hades, el "Dios y Señor del Inframundo". Sentado sobre un trono hecho con los huesos y cráneos de humanos, el dios del inframundo, Hades, veía a un joven pelinegro, camisa y pantalones morados, tuerto de ojo azul y con una especie de arma de asta atada en la espalda.

—Así es, Hades-dono —respondió aquel joven tuerto, viendo sin temor alguno al "Dios y Señor del Inframundo". El dios olímpico que regía el inframundo y las almas era, literalmente, un esqueleto de más de dos metros de altura. Vestía con fastuosas y primorosas vestiduras de color blanco, azul y negro, las cuales cubrían todo su cuerpo, a excepción de su cabeza y pecho; unas muy extravagantes hombreras negras de bordes dorados y numerosas protuberancias de color rojo; y una mitra blanca sobre su cabeza. Sostenido con su mano derecha había un largo bidente hecho de huesos, el cual tenía como empuñadura un cráneo, el cual posee tres ojos vacíos con pequeñas luces azules semejantes a pupilas, un par de cuernos, simulando las puntas y asemejándose a una horquilla , y una pequeña tela blanca que lo envuelve.

—Je —rio mientras dos pequeñas luces se encendían en el centro de sus cuencas oculares—. Has de ser muy estúpido o muy valiente como para venirme a plantarme una propuesta de alianza para la destrucción del inframundo, justo después de que el olimpo haya firmado una alianza con el inframundo y el cielo; además de venir a mis dominios en donde puedo pulverizarte si quisiera. Los seres humanos sí que son estúpidos.

—Si mi propuesta no le interesara me habría pulverizado por único hecho de irrumpir en sus dominios, Hades-dono. Además, es de conocimiento público que usted desprecia tanto a ángeles caídos como a demonios, por lo que esta propuesta seguramente es de interés para usted.

—Je, je, je, je... Me has atrapado, joven portador de lanza. Es cierto que repudio a los cuervos y a los murciélagos, pero eso no significa que deje que aquella repulsión me controle; sé cuando algo me es de conveniencia, y puedo decir que esta alianza no me beneficia en nada. Solo hará que Zeus y los demás dioses me pongan el ojo y no me dejen de molestar.

—De eso no se preocupe, Hades-dono; mi facción y yo haremos todo el trabajo sucio, lo único que usted debe hacer es otorgarnos apoyo militar: una legión de Grim Reaper estaría bien. Además, usted no debe preocuparse por las consecuencias a su persona; al usted ser el dios del reino de los muertos, el hecho de eliminarlo, o tan siquiera restringir su poder, terminaría afectando a todos los reinos y a todo el mundo.

—Buena observación, joven de la lanza... Me has convencido.

Hades alzó su bastón unos escasos centímetros del suelo antes de bajarlo y golpear el estrado debajo de su trono esquelético con la contera de su bastón, produciendo un ruido sordo que resonó en todo el santuario griego. De las tinieblas de la habitación, cientos de figuras encapuchadas comenzaron a emerger hasta rodear al joven tuerto. El pelinegro garzo tuerto miró a su alrededor antes de aclararse la garganta.

—Gracias por su colaboración, Hades-dono. Juro no fallar —Él se dio la vuelta y comenzó a retirarse del santuario, siendo seguido por la legión de Grim Reapers.

—Alto.

El pelinegro se detuvo y se dio la vuelta hacia el estrado. El "Dios y Señor del inframundo" se levanto de su trono y empezó a bajar por las escaleras a un paso lento y tranquilo. Una vez llegó acabó de baja, continuó: