Arc. 3. Cap. IV: Oscuridad

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Dentro del espacio mental de Naruto, el ambiente era tenso. Ni Naruto, ni Kurama, sabían que decir: frente a ellos, a varios metros de distancia, la copia cuasi-idéntica de Naruto, la cual les sonreía siniestramente mientras que en sus ojos destellaba el odio, la ira, el regodeo y la malicia.

—Tú... —Naruto murmuró, aún confundido y aturdido—, ¿Quién demonios eres? No recuerdo haber creado un Kage Bunshin (Clon de sombra)—preguntó, recuperando la compostura.

—¿Qué quién soy? —El otro pelinegro se señaló a sí mismo, en su mirada predominó la diversión y la malicia—, ¿Qué acaso aún no te das cuenta? —sonó divertido—. Soy tú; pero puedes llamarme Menma, así para no confundirnos.

—¿Yo? —cuestionó el azabache—, no lo creo. Si fueras yo entonces lo sabría.

—¿Oh? Parece que aún no logras recordarme —se sorprendió y se dijo a sí mismo—. Bueno, en ese caso, permíteme que te refresque la memoria... hmp' hmp' —Tosió en su mano—... ¿Qué te parece ahora?, ¿Ahora ya me recuerdas, minino asustadizo? —Una voz extremadamente profunda e imponente que desprendía maldad salió de las cuerdas vocales del pelinegro de ojos carmín. Aquella voz era incluso más profunda que la voz de Kurama, y la malicia detrás de ella era aún mayor. La sonrisa del pelinegro carmín se amplió cuando los ojos de Naruto se abrieron con proporciones anormales—. Oh, así que ya me recordaste. —La voz del pelinegro había vuelto a ser la misma voz que la de Naruto, solo que esta se diferenciaba por la malicia que ocultaba.

—Tú... ¡¿Cómo te liberaste del sello de Jiraiya-sensei?! —Naruto frunció el ceño le gritó al autoproclamado Menma, el cual sostenía la sonrisa divertida y maliciosa en su rostro.

—¿Sello?, ¿de qué estás hablando?

—¡Sabes a lo que me refiero! —gritó enfadado. Menma rio.

—Sí, sí, se a lo que te refieres —dijo entre risas—. Solo bromeaba, ¿acaso no tienes sentido del humor? —preguntó mientras guiñaba un ojo y sacaba la lengua por un lado. Naruto gruñó—. ¡Hey, hey! Está bien, responderé tu pregunta, hombre. Solo no pierdas tus ratones... ¡Ja! ¿Entendiste? Ratones, porque eres un ga... —Menma no terminó ya que un kunai con una etiqueta explosiva aceleró en su dirección con una velocidad vertiginosa. El ojicarmín bloqueó el kunai con una de las cadenas que aprisionaban sus muñecas; el kunai rebotó en el metal antes de que la etiqueta se terminara de consumir a sí misma, abriendo paso a una poderosa explosión que ocultó a Menma—. ¡Oi! Ten cuidado de a donde lanzas tus cosas, podrías lastimar a alguien, ¿sabes? —El humo se dispersó en un solo blandir de mano por parte de Menma, el cual se notaba ileso después de recibir una explosión justo frente a él. Naruto gruño con enojo al verlo sin herida alguna.

—Responde... —musitó entre dientes.

—Está bien, está bien —el azabache carmín alzó sus manos en señal de calma—. Bueno, no soy 100% libre, pero logré romper un poco el sello del pervertido ese... todo gracias a ti —respondió con calma y terminó con una sonrisa mientras señalaba a su contraparte de ojos eléctricos. El ojizarco frunció el ceño antes de que las palabras de Kurama resonaran en su cabeza: "Parece ser que esto funciona acorde a tus emociones negativas."

—Así que ya te diste cuenta... —murmuró Menma, divertido, pero a la vez calmado. Naruto apretó los dientes y puños hasta el punto de casi sangrar.

—Usaste las emociones negativas para liberarte...

—¡Ding', ding', ding', ding'!, ¡Denle un premio al pequeño minino, tenemos un ganador! —Menma sonrió antes de calmarse—. En eso tienes razón, minino, utilicé tus emociones negativas para librarme de ese molesto sello en el que me puso tu pervertido maestro.

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora