Naruto: Akuma no Neko

DxD XI: cumpliendo las reglas.

—Okita-san ya se encuentra estable, Ajuka-sama; debería despertar dentro de una o dos horas.

Yo, Ajuka Astaroth, abandono mi ensimismamiento al momento que la dulce, pero apagada voz de una joven me habla. Miro a aquella joven y reconozco su rostro, ¿y cómo no hacerlo? Después de todo una joven como ella es inconfundible: cabello rubio, ojos de esmeralda y facciones como de santa. Era obvio que se trataba de la joven Asia Argento.

—Le agradezco su ayuda, Argento-san. Puede retirarse.

Agradezco y poso mi mano sobre su cabeza. Ella sonríe, mas su sonrisa no es genuina; parece que solo lo hace como una forma de respeto... Al parecer la pérdida del sekiryuutei ha afectado demasiado a esta niña.

—Sí... —dice y comienza a salir de la habitación de hospital. Yo la sigo con la mirada. Se detiene antes de salir de la habitación; su mano ya envolvía la perilla—. Comuníqueme si algo le llega a suceder a Okita-san. Con permiso, Ajuka-sama, Sirzech-sama.

Suspiro al momento en que la puerta se cierra tras ella. La muerte del sekiryuutei ha afectado a todos los que conocían al muchacho: la hermana de Sirzech no responde a nuestras llamadas y se mantiene encerrada junto a su reina en su habitación; la joven Koneko no ha dicho ni una sola palabra y la jovencita Ravel no puede formular palabras entre tanto llanto; y el resto de la nobleza se encuentran desaparecidos. Entonces una voz me habla.

—¿En serio crees que Naruto hizo esto? —Miro hacia mi derecha y distingo la figura de Sirzech, que se encontraba de brazos cruzados mirando la camilla en la que yacía el inconsciente cuerpo de su caballero. Continúa diciendo—. Digo, no tenemos ninguna prueba que señale que Naruto haya sido el que atacó a Sōji y al resto de su cohorte.

—Sirzech, estoy ochenta por ciento seguro de que Naruto fue quien atacó a Sōji. Aunque no te culpo por pensar así; ya que, después de todo, tú aún no has leído los informes médicos acerca de la condición en la que llegó Sōji al hospital.

—¿A qué te refieres Ajuka? —pregunta, confundido y alarmado. Suspiro y respondo:

—Sōji falleció, Sirzech. Cuando llegamos ya había muerto —digo sin rodeos. Sirzech permanece en silencio, pero visiblemente sorprendido—. Los resultados de los estudios revelaron que había fallecido un minuto antes de que llegáramos por causa de un desangramiento. Los exámenes de laboratorio mostraron que previo a su muerte había sido expuesto a una gran descarga eléctrica que destrozó su sistema nervioso. No se requirió una autopsia, ya que la causa de su muerte era evidente: había muerto desangrado por una herida en el pecho que había destrozado una parte de su corazon y pulmones; podemos intuir que recibió un ataque que perforó su cuerpo.

—Pero, sí había fallecido, ¿cómo es que sigue con vida? —pregunta Sirzech, volteando a ver el monitor electrocardiográfico que revelaba la actividad eléctrica en el corazón de Sōji. Yo contesto con la verdad:

—Escucha Sirzech, Sōji continúa con vida gracias a un sacrifico que tuve que hacer para volver a unir su alma con su cuerpo.

—¿Qué? ¿Cómo? —pregunta él, viendo hacia mí con evidente sorpresa y confusión.

—Tuve que sacrificar una de las dos piezas de caballero que habitaban el cuerpo de Sōji —Antes de que pudiera interrumpirme, continúe—. En circunstancias normales esto sería imposible, ya que sería revivir a un muerto, lo que es imposible según las leyes que rigen el flujo de las almas que estableció Dios;¹ pero, para fortuna nuestra, encontré un vacío en aquella ley suprema. Así que, para poder reencarnar a Sōji de nuevo, tuve que realizar un ritual funerario griego, haciendo así que el alma de Sōji pertenezca al panteón griego; a lo que después extraje ambas piezas de caballero de su cuerpo y las fusioné para crear una nueva pieza útil que aún estuviera afiliada a tu esencia, y así poder volver a reencarnarlo en demonio sin quebrantar la ley suprema de Dios —explico y muestro la pieza de caballero que extraje de Sōji, mostrando que el distintivo color rojo que poseía se había esfumado. Sirzech me ve y sonríe.

—Ajuka, eres un genio...

—Aunque me gratifico con tus halagos, no es momento de ellos: tenemos otros asuntos de mayor importancia que atender, por ejemplo: lo que haremos si Naruto realmente atacó a Sōji, o lo que haremos con los gigantes creados por Annihilation Maker.

Sirzech suspira y responde:

—Tienes razón..., aunque me gustaría pedirte algo.

—¡Claro! ¿Qué quieres pedirme?

—Quiero que analices minuciosamente las Evil Piece de Issei. No sé porqué, pero tengo una fuerte corazonada de que Issei sigue con vida —dice y extiende su mano con las ocho piezas mutadas de peón. Yo tomo las piezas y respondo:

—No te prometo nada, pero haré lo que pueda.

Y así salimos de la habitación: yo a mi laboratorio y Sirzech a reunirse con Azazel.

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¹. La 'suprema lex animarum' (Suprema ley de las almas), fue la ley que Dios estableció en la 'catholic nomothesia' ('Catholic nomothesia' proviene de un juego de palabras, ya que 'catholic' significa 'católico' en inglés, pero 'universal' en griego (Katholikí); por lo que puede traducirse de dos formas: la primera, en inglés, 'Legislación católica'; y la segunda, 'Legislación universal', en griego).

En esta ley se estipula que: "toda alma creyente o relacionada con Dios o su creación pertenece sola y exclusivamente a Dios". Con esta ley se dicta que cualquier alma de un fallecido que tenga relación con cualquier religión judeocristiana o islámica pertenece al cielo o al infierno cristiano, pero que solo Dios puede hacer uso de ellas.

Las función de las Evil Pieces es unificar el alma de un demonio con la de otro ser, haciendo que aquella alma tenga una relación indirecta con la 'suprema lex animarum' y la 'catholic nomothesia'; así que al Ajuka realizar un ritual funerario griego hizo que el alma de Sōji pasase a pertenecer al panteón griego para así poder volver a reencarnar a Sōji como un demonio sin quebrantar ninguna ley del 'catholic nomothesia'.

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¡Hola! Solo quería comentarles que estoy planeando escribir una historia sobre los eventos previos al inicio del canon de DxD, por ejemplo: la caída de Lucifer, la gran guerra bíblica, la creación del universo, entre otros más eventos. Esto lo voy a hacer ya que tengo varias ideas que no puedo escribir en esta historia, pero puedo basarme en ellas.

Solo queda avisarles que se estén atentos a mi perfil, ya que puede que mañana en la noche o pasado mañana publique el primer capítulo de "Afthentikós génesis".

—Arrivederci~!