Arc. 7 Cap. III: ¡Pacto con la Alianza!

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Las asambleas entre los líderes de las facciones afiliadas a la Alianza se hacían en las capitales de cada facción, en la reunión pasada, por ejemplo, los líderes se juntaron en la ciudad de Lilith, la capital de Infierno. Esta vez, la reunión sería en la cúspide del Olimpo, en donde yacía erigido el templo hogar del dios del tiempo (en sentido meteorológico) y rey de los olímpicos, Zeus Pan. En templo hogar del crónida era casi idéntico al Partenón, templo a su hija Atenea Pártenos, solo que este era para él. La reunión ocurriría en el naos. Y a la ocasión estaban invitados todos los líderes mitológicos, excepto Hades, pertenecientes a la Alianza, y cada uno de los invitados tenía derecho a traer dos acompañantes de su elección; aunque, en el caso de los reyes demonio, eran dos escoltas para los cuatro, no para cada uno. Los líderes sintoístas no pudieron asistir por temas nacionales.

Cuando todos hubieron llegado y tomado asiento en sus respectivos lugares, comenzó la reunión.

—Muy buenos días —saludó el rey del Olimpo—, me alegra que la mayoría hayan podido venir, y me gustaría aprovechar este espacio para dar la bienvenida a la facción Carmilla —señaló a la reina de los vampiros, quien era una aristocrática mujer de buen ver, de piel pálida y alargado cabello rubio igual de pálido que su piel—. Bueno, ahora bien, como todos estamos muy ocupados, hagamos esto rápido.

Todos estuvieron de acuerdo. Zeus continuó:

—Bueno, primero hablemos sobre la situación con Rizevim Liván Lucifer. ¿Qué haremos con él?

—Hay que presionarlo —habló Odín, padre de todo— para ver si así se abstiene de llevar a cabo sus planes.

—¿Presionarlo cómo? —interrogó Atenea, diosa de la guerra estratégica.

—Amenazarlo con declararle la guerra —respondió el dios nórdico.

—Honestamente no creo que eso ayude —objetó Sirzechs, rey demonio Lucifer—. Digamos que Rizevim no es alguien que se deje intimidar tan fácil.

—Entonces, ¿qué propones? —interpeló el dios tuerto.

—Amenazarlo no lo detendrá, es más, lo empujará a comenzar una guerra. Así que hay que dejarle en claro que no estamos tomando su movimiento a la ligera.

—¿Quieres declararle la guerra así sin más? —cuestionó Ares, dios de la guerra.

—Tras cuidadosas consideraciones —intervino Ajuka, rey Belcebú— concluimos que declarar la guerra a Rizevim es la única forma de hacerle frente, porque así se justificaría cualquier ataque contra objetivos de gran valor.

Independientemente de si Rizevim planeaba o no atacarlos de forma directa o indirecta, cualquier represalia sería mal vista de no ser que estén justificadas por motivos bélicos, y no iban a esperar a que el Lucifer atacara primero para luego ellos responder, debían adelantarse a sus movimientos.

—Entiendo el punto, este conflicto también es político después de todo, pero sigo pensando que lo mejor es meter presión. Somos una alianza de mitologías, ni siquiera él con todos sus artefactos podría contra el ejército de esta coalición —arguyó el dios nórdico.

—Quizá sea verdad eso, señor Odín —habló la reina Carmilla—, pero Rizevim Livan Lucifer no es peligroso por su fuerza bélica, sino por su gran habilidad de persuasión. Sus conexiones son peligrosas, y su astucia en batalla es peor. Meter presión solo aumentará las tensiones y lo hará moverse más rápido, si no es que ya lo hace mientras discutimos.

—Estoy de acuerdo con ella —Hera, diosa de la juventud, abogó en favor del juicio de su homóloga vampírica—. Si solo presionamos le estaremos dando tiempo para que incremente su poder bélico, en cambio, si atacamos ya, entonces tendremos la ventaja.

Naruto: Akuma no NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora