❝¿Mi novio? No, a él no quieres conocerlo, está loco... ¿Qué tan loco? No lo sé, él mata gente, dime tú qué tan demente hay que estar para eso.❞
➤Portada preciosa de @ohmyjooon.
—Acepto tu renuncia— sonrió— si ya terminaste tu turno, puedes retirarte.
—Solo le comenté que renunciaría, todavía no hago mi carta.
—Y no es necesario que redactes una.
Yo solía pensar que las personas pertenecientes a los barrios de los que el jefe de Jungkook es dueño, eran respetuosas porque les nacía serlo, porque sabían que les convenía serlo.
Me equivoqué, al parecer.
—Señor Lee—decidí dedicarle unos minutos más de mi tiempo, que es muy valioso—tengo curiosidad sobre algo desde hace un buen tiempo y ahora que me iré... creo que es prudente saciar esa intriga.
Él está cansado, yo estoy agotada, odio este trabajo, odio trabajar, en general.
—Claro, pregunta.
—De todas las zonas en Seúl, quisiera saber por qué eligió una bajo poder de un narco— continúa escribiendo— usted es tan conservador y elegante, también es cristiano.
—Yeseol, eso no es algo que te incumbe.
—Tiene razón, pero aún así, me parece hipócrita. Usted, al igual que todos en este barrio, se benefician económicamente de este hombre, del señor Kim.
Me señala con su lapicera elegante.
—No te llenes la boca con mentiras, nosotros solo vivimos aquí porque no tenemos otra opción, no existe ningún beneficio para nosotros. Solo nos queda rogar que jóvenes como al que llamas esposo, no termine enloqueciendo y nos mate.
Jungkook se encarga de cobrar a distintos personajes que le deben dinero al señor Kim, ese es su trabajo, conseguir las ganancias del jefe.
—Esté seguro de que sí le han dado droga y usted no la ha pagado... verá a mi novio en su puerta muy pronto, señor Lee. Tal vez usted no sea un consumidor, pero sus hijos sí— me levanté— que tenga una buena vida.
El jefe de mi novio— lo conozco porque su hija es Jisoo, que es mi mejor amiga— posee el dominio de muchos barrios en distintas ciudades del país. No hace cosas buenas, es un narcotraficante, pero, con todo ese dinero ayuda a mantener sus propiedades y a las personas que viven en estas, bastante bien.
Es por esto que la mayoría de sus hombres, viven en estos barrios, porque necesita que vigilen las zonas y porque la policía no tiene poder o acceso allí, el verdadero peligro para quienes trabajan para él es que los atrapen en un barrio que no le pertenezca a su jefe, en ese caso, él no puede hacer nada para ayudarlos.
Por eso Jungkook me regaña cada vez que me voy a otro barrio donde no puede moverse con libertad.
Me doy una pasada por el mercado, una muy necesaria porque no hay nada en la nevera y aunque es Jungkook quien usualmente llega a casa con comida, esta vez prometí que tendría algo preparado por mí, no soy una chef, pero, cocino bien y a él le gusta mucho mi comida.
—¿Es ella?
—Si, es ella.
—Woah, si yo fuera ella, no saldría de mi casa.
A veces me siento paranoica y pienso que las demás chicas hablan de mí, muchas de esas veces resulta que no es así, que solo están conversando sobre cualquier otro ser humano que no soy yo, la mujer del hombre que se ensucia las manos con sangre.
Aunque Jungkook usa guantes así que no se ensucia.
Tengo que aceptar también que, recibo un trato especial. El señor Kim no proteje a los familiares o cercanos de los hombres que trabajan para él porque no le incumbe, sin embargo, a mí me cuida por dos razones; Jungkook es su mejor hombre, el más fiel y su hija me ama, eso y que afirma sentirse en deuda conmigo por haber cuidado de Jisoo, por lo que, si necesito algo y él puede ayudarme, cuento con ello.
Gracias a ese acontecimiento con Jisoo, conocí a Jungkook y fue lo mejor que pudo haberme pasado. Si alguien piensa que no soy feliz, está muy equivocado.
Soy la mujer más feliz desde que tengo a Jeon Jungkook a mi lado.
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—¿Yess?
Enciendo las luces, dejando ver la mesa puesta de forma muy bonita, con mucha comida, su vino favorito y mi persona usando un vestido precioso.
Me sonríe desde la puerta, cerrando detrás suyo.
—Bienvenido a casa, mi hombre bello.
—Bella estás tú— cruza hasta mi encuentro— ¿Llegué muy tarde? Hubo un percance de último minuto que tuve que solucionar, espero que no hayas esperado mucho.
Si se tardó más de lo que creí pero no se lo diré.
—No, apenas terminé de colocar todo, confío en que la comida sigue caliente.
—Entonces iré a cambiarme muy rápido, espérame otros cinco minutos, lo siento.
Le aseguro que no hay problema y apenas se va escaleras arriba, reviso muy bien que la comida siga bien y solo tengo que recalentar un poco algunas cosas. Todo perfecto.
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