𝟐𝟎

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YESEOL

Fue inevitable abrazar a Taehyung apenas le vi llegar con Seokjin a su lado, él me sonrió y abrazó con poca fuerza, como siempre. Cuando nos separamos, suspiró.

—Nunca pensé que volvería a poner un pie en esta casa— rodé los ojos, Seokjin se cruzó de brazos, llamando la atención de Tae— relájate Kim, tengo órdenes de mi jefe que planeo cumplir.

—Tienes órdenes de Jungkook.

—No soy peón de Jeon— me observa, intento pedirle que no discuta con el segundo al mando—Ya, Yessi, he venido solo porque me caes bien y porque Yoongi me lo ha pedido, de lo contrario evitaría con todo lo que pueda involucrarme con los Jeon.

Le miré ofendida.

—Soy una Jeon, en términos técnicos, no puedes despreciarme.

Sonrió.

—No lo hago, nena. No podría.— Tae se quedó observando como bajaban mercancía de los camiones, eran, al menos, unos cinco que estaban repletos—Tu esposo hizo tratos con tu hermano, antes de venir ayudé a revisar mercancía de unos igualitos a esos con el sello Jeon— caminamos un poco— Debo admitir que es buena droga, ayudará mucho a Yoongi.

Asentí, era por lo mismo que muchos buscaban hacer negocios con cualquiera de los tres Jeon al frente. Era producto de mucha demanda, gran calidad, Jungkook solía ser uno de los que cobraba y ahora con Kim fuera del mapa, es quien está al frente, desde eso, todo mejoró muchísimo. Tiene sus propios matones que se encargan de cobrar.

—Me alegra escuchar eso, he hablado poco con Yoongi estos días...

—La vida de un jefe es ocupada, nunca hay tiempo para asuntos de índole personal.

Por eso Jungkook ha decidido dejarlo. Tengo ansiedad, nervios. Taehyung juega con su arma pasándola de una mano a otra mientras caminamos hacia los hombres con cajas. Podemos ver a Jungkook ayudando y nos detenemos.

No tiene camiseta puesta porque estaba entrenando, a su lado está Kim Namjoon que parece ocupado explicándole cosas sobre las etiquetas del producto, tomo aire, nunca voy a poder acostumbrarme al nivel de hombre que tengo a mi lado.

—Tae.

—¿Ya hablaron? Supongo que aceptó tenerte en su mundo.

—Si, hablamos, discutimos un montón— le confieso, todavía inmersa en él y su increíble figura, su hermoso ser— lloramos, nos enfrentamos y al final... entendí que tenía que ceder un poco y que mucho de lo que le exigía era simplemente ridículo e imposible, pero, él me entendió luego de mil discusiones. Para no hacerlo todo más largo, prometió no esconderme nada y dejar de tratarme como una muñeca de porcelana.

—Vaya, debo decir que no tenía mucha fé. Te ves feliz, me alegra.

—Soy feliz, al fin— me río— y con todos nuestros planes soy todavía más feliz. Soy dichosa.

Jungkook se da cuenta de que estoy mirándole y me encuentra, baja del camión dando un salto y con toda la paciencia del mundo, empieza a acercarse, pienso que vendrá a saludar y veo como Tae parece querer irse pero no lo hace.

Tampoco le mira muy bien que digamos y es entendible... Jungkook le ha disparado con intenciones de matarlo la noche que fue por mi. Mi novio le sonríe con tanta hipocresía que debo guardarme las ganas de reírme.

—Kim Taehyung.

—El mismo.

—Volvemos a encontrarnos.

—Dudo mucho que esto represente una dicha para tí— cruza ambos brazos, dejando el arma en paz y en su cinturón—¿No te carcome el alma que sigo respirando después de tu puta bala?

—Si te hubiese querido matar, habría apuntado al pecho. Bastardo.

Coloco mis manos en los hombros de ambos, colocándome en medio.

—Los reencuentros siempre están llenos de sentimientos y este los desborda. Vamos a relajarnos, todos somos amigos.

Jungkook blanqueó los ojos.

—Seokjin te llevará a tu habitación y va a explicarte cómo será todo el día de mañana. Quédate con él hasta nueva orden.

Taehyung me mira, dudando, asiento para darle tranquilidad y resoplando regresa con el mayor. Él siempre tan terco, tan necio.

 Él siempre tan terco, tan necio

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Vayan a leer el prólogo de resilience

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