LOCO❝jjk

𝟎𝟒

2015, JEJU ISLAND
YESEOL

No sé si buscaba comprobar que tan tonta tengo que ser para aceptar ayuda de un matón, pero en lo que a mí respecta... me excuso con que soy fácil de tentar y, bueno, él se ve como una tentación andante. Subí al auto, de copiloto, puesto que no sabía que se convertiría exclusivo para mí, encendió las luces para revisar que Jisoo estuviese intacta.

—Yo estoy bien, Yeseol es quién sufrió daños.

Los tres me observan a mí y yo niego, no es la gran cosa. Reparan en mis brazos, vuelvo a restarle importancia.

—Soy de piel sensible— Jeon extiende una mano con la intención de apartar mi cabello fuera de mi rostro y me duele cuando su mano roza mi mejilla golpeada— fue hace poco.

—¿Te das cuenta, Jisoo?— le habla, tono de voz neutro— Ella te ha tendido la mano y se ha lastimado porque decidiste ser rebelde.

—No me regañes ahora, Jungkook, no eres mi padre.

Jungkook.

No comento al respecto, pero, su nombre es lindo, no lo escucho muy seguido. Jeon Jungkook.

Estoy un poco impresionada por la caballerosidad de este hombre, aunque sé que me ha traído a un hotel ubicado en una de las zonas a las que tengo prohibido entrar, eso me da cierta paz, pues significa que no debo preocuparme por que el equipo de seguridad de mi padre, me encuentre.

—Esta es tu habitación— noventa y seis— puedes estar tranquila, no voy a entregarte y entrar acá es complicado.

—Bien, te lo agradezco.

Una chica, como de mi edad, sale del ascensor y se acerca corriendo hasta nosotros, parece ser del servicio, Jungkook pide que suban algo para cenar, también una pijama lo más rápido posible, me cruzo de brazos, solo viendo y escuchando, reparando en la apariencia de Jungkook que se resume a jeans negros, camiseta negra, chaqueta negra, incluso trae unos guantes de lo que parece ser cuero negro.

Se coloca frente a mí, cerca, puedo oler su colonia, es dulce. Me sonríe de medio lado mientras pasa la tarjeta que abre la puerta a la habitación.

—Lindo flequillo.

No sé qué decirle... ¿Lindos labios? Opto por la opción más tranquila.

—Lindos ojos.

Asiente, todavía sonriendo.

—Primera vez que me dan un cumplido parecido— señala el interior— primero las damas.

—Fue más lindo mi cumplido que el tuyo. Halagué tu mirada.

—Y yo tu cabello— todo es bonito y muy limpio— ¿Qué esperabas?

—Bueno, no me esperaba un cumplido en absoluto.

Nos quedamos de pie en medio de la habitación, es gracioso como se mantiene serio, pero, me mira y medio sonríe. Por instinto.

—Supongo que me iré para que te instales.

No quiero que se vaya.

Busco excusas en mi cabeza para retenerlo, quisiera hablar un rato más con él, no hay un por qué, solo me place hacerlo.

—Pediste que subieran de comer— me encojo un poco— si no te molesta cenar con una desconocida.

—¿A tí no te molesta?— niego—Siento que necesitas ayuda—asiento, tristemente— ¿Cuánto tiempo planeas quedarte aquí?

Busco una mesa, no hay una, así que voy a la cama, tomo asiento en esta y palmeo el colchón invitándolo a hacer lo mismo. Dudoso, lo hace.

—No mucho.

—Aquí no van a venir a buscarte.

—No lo harán, pero no puedo quedarme en los territorios del enemigo de mi padre.

—Hay algo que no entiendo— relame sus labios— en realidad, hay muchas cosas que no entiendo, según tengo entendido, los hijos del gobernador viven muy bien.

—Económicamente, sí. Y ya no son hijos, soy la única que le queda, bueno, hace un mes nació mi hermano.

—¿Qué ocurrió con el resto? No estoy informado sobre el otro lado que es ajeno a mi mundo.

—Mis dos hermanos se fueron de casa, no sé dónde estén, probablemente hagan su vida en los territorios de tu jefe, mi hermana murió, mi otra hermana se fue con su novio apenas tuvo oportunidad y aquí estoy yo— me ve y resopla— este es mi quinto intento de fuga.

—Entonces no eres tan buena como tus otros hermanos, a excepción de la fallecida— me cubro la boca, eso ha sido cruel, el mira al colchón dándose cuenta de lo que ha dicho— no poseo filtro o tacto, me disculpo.

—Ella murió porque le dispararon. Ustedes, de hecho.

—No creo que haya sido cosa nuestra.

—Si lo fue.

—Volviendo a tu caso, no entiendo cómo podría ayudarte, es más, no tengo razones para hacerlo.

—¿Cómo no?

—Dame una razón.

—Te ofreciste a traerme aquí, me ayudaste. Tengo dos teorías del por qué.

Bufa.

—Ilumíname.

—Por mi apellido o porque soy bonita.

Se carcajea ¡Se está riendo! Mientras aplaude y me señala, en lo que se levanta para abrir la puerta pues ya han traído lo que ha pedido, solo después de volver a cerrar la puerta, me responde.

—¿Qué pasa si son las dos?

—No me extrañaría.

—Ah, sabes que luces bien y lo usas a tu favor.

Pretty Privilege.

—Y he soltado mi apellido sin pensarlo.

—Supongo que puede ser cierto que te ví y pensé que eras atractiva, pero, hay muchas mujeres atractivas en este mundo— me acerqué a tomar lo que parecía jugo de uva— ¿Por qué piensas que eso fue lo que te hizo especial a mis ojos?

—¿Entonces qué fue?

—No lo sé, pudo ser cualquier cosa no exactamente superficial— esto es vino, definitivamente no puedo beberlo tan rápido— tal vez me gustó tu esencia, como me hablaste.

—Te hablé como le hablaría a cualquiera.

—Si, sin miedo.