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𝟏𝟖

JUNGKOOK

El plan que había ideado en mi cabeza, justo ahí, se sentía perfecto. No sabía cómo resultaría una vez lo pusiera en práctica, de lo que sí estaba seguro era que de funcionar, la paz llegaría a mi vida y a la de Yeseol.

Aunque no sé de qué forma llegará, pues el sentimiento de paz abarca muchas alternativas.

—Quiero un bebé...— controló su llanto solo para decirme aquello, no sabía cómo más consolarle, seguía viendo la sangre en el suelo del baño—¿Crees que... algún día...?

Asentí.

—Estoy seguro de que tendremos un bebé. Te lo prometo.— sonreí, tratando de bromear— Nada es imposible para Jeon Jungkook.

Logré mi propósito, que sonriera.

—Y podremos ser una familia normal, p-pequeña, pero llena de amor. Sabremos criar a nuestro bebé.

—Claro, mi amor, cuando nuestro hijo llegue al mundo... toda esta locura de vida que llevamos quedará en el pasado.

Por culpa del universo que no hace más que ponerse en nuestra contra, el proceso se ha alargado más de lo esperado. Cierro los puños, esta casa es gigantesca, cada vez que tengo que ir a una habitación, resulta en la otra punta del lugar, mis nudillos duelen, la piquiña aumenta debido a mi ansiedad y se torna peor cuando de nuestra habitación veo al médico salir, asiente hacia mí, no tiene que pronunciar una sola palabra pues la mirada que tiene me lo dice todo.

Y no son buenas noticias.

—Ya veo...

—Lo lamento mucho, señor Jeon— suspiró—sin embargo, debido a tantos abortos y procedimientos agresivos por los que su esposa ha tenido que pasar, creo que era algo que tenían presente como posibilidad.

De hecho sí, afirmo con la cabeza.

—Comprendo.

—Sin embargo, le he dicho que podemos iniciar un proceso, intentarlo, pero no puedo asegurar resultados positivos-

—Lo último que quiero es hacer pasar por más mierda a mi esposa.

—Entendible— decide irse, pero mientras pasa por mi lado, se detiene un segundo— hay muchas otras alternativas, si ser padre es lo que más desea, pueden intentar explorar otras opciones.

Sentí el peso del cuerpo ajeno sobre el mío, detecté su aroma al instante y me relajé por completo. Yeseol acostó su cabeza en mi pecho y se acomodó como pudo, de manera que ambos veíamos al cielo, ese que estaba llenándose con nubes grises. Lloverá.

Acaricié su cabello, abrí mis ojos y noté los suyos, hinchados por las lágrimas, aún así sonreía con dulzura para mí.

—¿Hablaste con el médico?— asiento— Lo lamento, amor.

—No es tu culpa— intento quitarle ese peso de encima, pues no le corresponde— pensé que querrías tu espacio, así que no te molesté.

—Sé que no es mi culpa, es culpa de mi padre— solo el cosmos sabe dónde está ese hombre, ni siquiera yo lo sé, ya lo habría matado de haberlo ubicado— de Jisoo, del señor Kim... de muchas personas.

El cielo resplandece gracias a un relámpago, luego, truena. Tomo su mentón obligándola a mirarme.

—¿Estás segura de que quieres venir conmigo? Ver a Jisoo de nuevo será molesto.

—Quiero. Sé que planeas algo, la odias tanto como yo.

—Mmm... me conoces.

—Jungkook— beso su nariz— quiero que me incluyas en lo que sea que planees hacer. No tengo nada que perder, sé que tú estarás bien, pero yo no podré estar tranquila sino.... — sus ojos están apagados, tan resentidos— si vas a matarla, tienes que dejarme estar ahí por lo menos.

Yess sabe muy bien que a mí no me importa arriesgar los tratados con otros líderes, sobre todo porque el verdadero líder de los Jeon es mi padre, no yo. Ella es fuerte, debo entender eso.

—Lo que mi mujer pida, se hará.