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JEON

Niego lentamente acompañado de un suspiro resignado, mientras, señalo a la puerta con el mentón, Yeseol me mira.

—Yo me encargo del resto, dile a Seokjin que entregue a la chica. Hablaremos más tarde.

Asiente, sus ojos siguen muy abiertos y moviéndose a todas partes para evitar ver a Choi, entonces, mientras se aleja hasta al fin irse, maldigo y chasqueo la lengua.

—Mi chica es débil, Choi— le hablo al cuerpo tembloroso que todavía no muere, solo sufre mucho dolor— físicamente débil, tal vez fui un poco rudo y demasiado directo— mis brazos se cruzan sobre mi pecho— ¿Qué piensas? En lo que a mí respecta, tengo razón al decir que es culpa de Jungkook que Yeseol sea así, sabes, está muy acostumbrada a tenerme como su única arma— me acuclillo, tomando la navaja y desenterrándola de sus manos, gimotea— pero, yo no soy inmortal, Choi. Dime qué será de ella si algún alma vengativa logra asesinarme.— escupe, no alcanza a llegar a mi rostro, pero si a una de mis botas— Bueno, tú no serás ese vengador.

Mi precisión, fuerza y desinterés por la vida ajena no dudan en acabar con él solo enterrando el filo en su frente. Justo en el centro, me atrevo a decir que parece una obra de arte digna de ser expuesta en un museo.

He llegado a una conclusión; Jungkook no va a regresar hasta que Yeseol sea, por lo menos, una digna oponente en un combate cuerpo a cuerpo, ahora mismo es una total damisela encantadora en apuros.

Aunque quisiera, no puedo salvarla para siempre.

—¿Llamaste?

Señalo el balcón, Seokjin camina hasta este y le sigo, ambos nos apoyamos en la baranda, sus ojos y los míos se centran en mi chica en el jardín.

—¿La ves?

—La veo. Está tranquila.

—Demasiado tranquila— resopla una risa—¿Nosotros hemos estado así de en paz alguna vez?

Niega.

—Nunca.

—Exacto, porque Yeseol no está enteramente consciente del mundo en el que vive, solo se resignó a aceptarlo porque me ama— me observa, meticuloso— y yo la amo, pero su actitud tiene que cambiar, debe renovarse, por decirlo de alguna manera.

—No puedo creer lo que estoy escuchando.

—Te voy a contar algo que no saben muchos. Cuando Yeseol fue secuestrada por su padre hace algunos años, descubrí su cero sentido de supervivencia porque solo se resignó a que esa era su vida, ella tampoco esperaba que yo hiciera algo, pero lo hice, la salvé— está atento— y continué salvandola.

—Tengo entendido que eso le has prometido. Siempre le dijiste a Yeseol que ella no tendría que pasar ningún tipo de trabajo porque ese era tu rol, darle paz.

Mi lado tonto y romántico salió con eso.

—¿Y quién va a darme paz a mí?— a eso sí no responde—Seokjin, allá afuera hay cantidades exageradas de gente mierda que buscan mi cabeza y en este instante de mi vida, tengo un ojo en esta organización y otro en mi novia que depende de mí en su totalidad, entiendo, es la mujer que elegí para mi vida, la cuál es impredecible y por eso, aunque quiera, no estaré siempre ahí y cuando no lo esté, quiero tener la tranquilidad de que ella podrá manejarlo mientras yo llego— vuelve su vista al frente— sé que entiendes lo que quiero decir.

Es por que lo entiende, que me da la razón.

—¿Para qué soy útil?

—Sé que tu lealtad a mí es inquebrantable, por algo eres mi mano derecha— tomo aire— haremos de Yeseol una guerrera sin importar que tan duro sea el método, eso sí, sin llegar al punto de matarla.

Cuando eso pase, tendremos paz.