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𝟐𝟔

NARRADOR

No podía negar que el filipino tenía guardaespaldas de casi acero, mientras él disparaba y apartaba a todo el que se cruzaba en su camino —abandonaron la habitación hace un buen rato y podía ver a la pareja escapar siendo cubiertos por al menos diez espaldas anchas— y a ese punto podía imaginar que toda la seguridad de la casa estaban al tanto de la persecución.

Jungkook se reía, porque la situación era de lo más graciosa.

—¡Ven acá hijo de puta!— carcajeó, todavía disparando a cuánta cabeza podía— ¡Estás en mi maldito mundo!

Jeju era su laberinto y en dicho laberinto, él creaba las estrategias, creaba los juegos. Ahora mismo estaba jugando uno muy bueno.

Seokjin le cubría la espalda, había preparado sus piernas porque sabía que Jungkook le haría correr como un loco.

—Eh, ustedes dos, mantengan su matanza en el lado izquierdo de la jodida casa o Yeseol va a terminar sacandonos los ojos.

El mayor chasqueó la lengua, viendo a Jungkook continuar como si nada, se sorprendió gratamente, pensó que detendría todo para preguntar por su esposa.

No lo hizo y le pareció muy bien.

—Entendido. Avísame cuando tenga al bebé, que Taehyung maneje la situación en caso de que Yeseol se salga de control.

—Claro, como me encanta vivir al cuidado de una demente por ocurrencias de un psicópata.

Iba a responder, pero cortó la comunicación y volvió a ocuparse. Dejaría a Jungkook reírse un rato más mientras lo correteaba por los pasillos.

Más tarde, a la sensible nariz de Jungkook llegó un olor de aquellos que conocía muy bien, llamó su atención, así que giró sobre sus talones, dejó a Seokjin su diversión y encontrando la fuente; una puerta que se abría con un código le pidió ocuparse de ella.

Con el conocimiento de que Jungkook no había podido esperar más para iniciar su jueguito, Yeseol luchaba con uñas y golpes para llegar a la última de las habitaciones donde habían visto al hombre que seguían, entrar.

Allí debía de estar su bebé.

Su espalda chocó con la de Taehyung, minutos atrás notó que la mejilla de este sangraba debido a un corte, no preguntó, él odiaba que se metieran con su rostro, así que lo más probable era que estuviese cabreado.

—Algo no me cuadra— escuchó decirle— Jeon dijo que no sería fácil y está siendo muy fácil.

—¿Llamas a esto fácil? Hay tantos matones que no puedo llevar la cuenta, Taehyung, ya estamos lastimados. Recibí varios golpes que casi me mandan al suelo.

Pateó el cuerpo que se removió en el suelo, suspiró.

—¿Estás bien? ¿Te duele?— se preocupó por ella, Yeseol le restó importancia—¿Quieres hablar con él?

—No, es mejor que cada quien siga en su tarea sin preocupar al otro— por lo mismo sus audífonos no estaban conectados— sé que la debe estar pasando bien, de todas formas.

—Mm, me causan miedo ustedes— retomaron la caminata— supongo que no los entiendo del todo, pues Jeon trabaja de esto porque le causa placer y yo solo hago esto por dinero.

—Estoy segura de que Jungkook te pagará bien.

—No le estoy cobrando por protegerte, Yess.

Taehyung tocó el pomo de la puerta, girándolo un poco, tenía seguro, no era de sorprenderse.

—Es fácil romperlo, son puertas viejas— murmuró, sus ojos brillaban expectantes—Entraré.

—No, yo voy primero— demandó— mi cuerpo puede resistir mejor los disparos en caso de que haya alguno.

Sabía dos cosas, Jungkook no se lo perdonaría y él se mataría con la culpa si Yeseol moría estando bajo su cuidado. Rompió el pomo en un solo intento.