𝟎𝟏

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JUNGKOOK.

—¿Entonces es de esa manera siempre? ¿Ella se mete en líos y Jungkook deja todo a medias para ir a buscarla?

—Te recomiendo bajar la voz, pedazo de mierda.

Entro, estamos en mi casa, así que, incluso si baja la voz a simples susurros, yo lo escucharé. Termino de ajustar mis guantes, camino directo al dueño de las quejas, le regalo el primer golpe del día, obligándolo a sentarse de nuevo.

—Una advertencia, la única que tendrás, no importa que seas un novato y no tengas mucha idea de cómo hago las cosas, sigues siendo reemplazable.— me esquiva la mirada—No te permito hablar de mi mujer.

Seokjin se levanta, él sonríe mucho, solo para disipar la tensión en el ambiente, al menos eso cree que logra.

—Recuerda, él es tu jefe, no ofendes a tu jefe en tu primer día como empleado. No es un movimiento muy inteligente.

Escucho pasos en el segundo piso, Yeseol ha despertado y lo ha hecho tarde pues está apurada, corriendo de un lado al otro en el cuarto, dejo a estos dos para subir y ver el espectáculo.

—Yess.

—¡Estoy tarde!

Al menos ya se ha duchado. Me causa mucho malestar ver sus rodillas con raspones frescos y sus muñecas con marcas ya violetas por la presión de manos ajenas, cuando siempre estoy velando porque nada le ocurra, ni siquiera yo la trato brusco.

—Todavía tienes veinte minutos.

—Van a despedirme.

—No lo harán.

Voy a sentarme al borde de la cama, la veo arreglarse, peinarse frente al gigantesco espejo que abarca una pared completa, aparentemente uno de tamaño normal no es suficiente.

—¿Hay uno nuevo abajo?— asiento— ¿Qué pasó con el otro?

—El jefe lo envió con otro equipo— lo mismo sucederá con este— ¿Vas a salir esta noche? Creo que llegaré temprano.

—Me invitaron a una fiesta, pero, si llegarás a casa pronto, no iré.

Eso me hace feliz.

—Escucha, amor— doy dos palmadas a mis piernas, no tarda en llegar y sentarse, Yeseol siempre tiene una sonrisa para mí, eso alegra mis días— tengo que ir, hacer un trabajo.

—¿Es peligroso?— niego.

—No, es algo simple. Lo que quiero decirte es que, luego de este trabajo, tengo otros dos esta semana y después, tengo órdenes que cumplir— y aquí estoy esperando que no se ponga histérica— y para eso vamos a volver a Jeju.

Abre la boca a tope.

—¡¿Por qué?!— grita— ¡Dijiste que ya no íbamos a movernos de Seúl!

—Ya sé lo que dije, mi amor, pero no es cosa mía, son órdenes y tengo que acatarlas— busco que me mire— hay algo muy bueno de esto y es que conseguí el apartamento que te gustó cuando fuimos a vacacionar.

Un poco de su sonrisa regresa para desaparecer otra vez.

—Tendré que conseguir otro trabajo.

—No vas a trabajar más— intenta levantarse, no la dejo— ya lo hablamos antes, la cafetería en la que trabajas ahora no está mal porque es cerca, pero sabes que en Jeju todo es distinto, es arriesgado. Y no necesitas un maldito trabajo, yo te lo doy todo.

—Me aburriré cuando no estés, esa es la única razón por la que tengo trabajo.

—Pensaremos en algo. No será permanente— repasa con el dedo el tatuaje en mi cuello, le sonrío— ¿No extrañas a Jisoo?

Me mira, sorprendida.

—¿Ya volvió al país?

—Estarán instalándose mañana, bastante cerca a dónde viviremos los dos. Te prometo que te va a encantar, elegí esa zona pensando en ti.

No han sido días fáciles para Yeseol, siento que necesita cambiar de ambiente un rato para despejarse, yo he tenido más trabajo del que desearía y aunque sé que ella lo entiende, pues ha estado a mi lado más de siete años, no es justo que la descuide.

No puedo descuidarla con tanto idiota rodeándola.

—Está bien— cede— renunciaré esta noche, cuando termine mi turno.

—Así me gusta, que me hagas feliz— aparto su cabello mojado y dejo un beso en su hombro desnudo— te dejaré terminar de arreglarte, no olvides tu celular, llámame si necesitas algo.

—Cuídate, Jin— le sacude la mano, despidiéndose, luego ve al nuevo y se nota incómoda, me doy cuenta apenas de que él sí que tiene sus ojos clavados en ella desde que bajó— te esperaré con la cena lista

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—Cuídate, Jin— le sacude la mano, despidiéndose, luego ve al nuevo y se nota incómoda, me doy cuenta apenas de que él sí que tiene sus ojos clavados en ella desde que bajó— te esperaré con la cena lista.

Asiento, me da un beso antes de irse, me quedo en el marco de la puerta viéndola perderse al doblar la esquina. Cierro, Seokjin se va a la cocina preguntando si hay pastel de manzana, yo me quedo con el nuevo, sigo sin saber su nombre.

—¿Que fue lo que te dije?

—Hombre, no hice nada.

—¿Nada?

—Solo la miré.

—Exacto, la miraste.

—Jin hizo lo mismo, incluso le habló.

—Él no se la folló con la puta mirada.

Tocan la puerta, deben ser los demás. Salvado por la campana, como dicen por ahí.

 Salvado por la campana, como dicen por ahí

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LOCO❝jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora