𝟎𝟑𝟒

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JUNGKOOK
JEJU ISLAND, 2016.

No puedo creer que Yeseol me esté pidiendo eso. Incluso ahora y con todo lo que ha pasado, ella no puede ser egoísta conmigo, no, porque sabe que si yo mato a este señor, tendré tantos problemas, que lo más probable es que sea yo quién termine muerto después.

—Jeon Yeseol— pronuncio firme, que se sepa que esta mujer es mía, de mi familia— si tú me pides que lo mate, lo haré. Te lo juro.

—Te estoy pidiendo que no lo hagas. Por favor.

—Él también es un asesino— continúo apuntando sin hesitar, el hombre no sabe hacer nada más que temblar estático en su lugar contra la pared— piénsalo bien, amor, y piénsalo ahora antes de que nos caiga todo el equipo de seguridad.

Pienso en que se tomará su tiempo para esta oferta que solo se dará una vez en la vida. Pero vuelve a negar.

—Vámonos.

¿Tanto la amas?

Dios, sí, que jodido estoy, elegí el cliché de clichés. Mi única debilidad es una mujer.

—¿Puedes moverte?— pregunto en voz baja, ella sacude la cabeza negando— ¿Te cargo en mi espalda?

—S-Si. Por favor.

Tengo que dejar mis malditos sentimientos para después. Señalo la puerta de lo que creo es el baño y el bastardo entiende que le pido que entre allí.

Se atreve a negar.

—Es mi hija, acabo de recuperarla y ha sido costoso.

—No estás en posición de imponer. Entra allí y no salgas hasta que me haya ido.

—Tu no entiendes, la necesito-

Desvío el arma, apunto a su brazo y disparo, la bala lo roza nada más, pero eso es suficiente para causarle extremo dolor.

—Yo te diré quién no está entendiendo— inclino la cabeza— que entres.

Reticente, obedece, me acerco y coloco el seguro en la puerta para ganarnos tiempo, paso saliva, no puedo mirar a los ojos de Yeseol porque me sentiré culpable, sin embargo, termino haciéndolo cuando me arrodillo al borde de la cama y ella solo llora más, incluso cuando le doy un beso pequeño que busca solo consolarla un poco.

—Es mi c-culpa...

—No, Yess.

—Yo dejé que pasara— niego— S-Si hubiera peleado un poco más...

—Los hubiera no existen. No es culpa tuya, no estoy molesto contigo. Te... te amo... Te amo muchísimo.

No sé qué decir que ayude. No sirvo para esto, sé muy bien que soy una mierda de novio y que lastimosamente esto es todo lo que puedo ofrecer.

—T-También te a-amo.

Aparto la sábana para comenzar a acomodarle de una manera que no le lastime más de lo que ya está, veo un poco de sangre, algunas manchas, es la primera vez que ver sangre me causa nervios en lugar de satisfacción.

—Le pediré a papá que llame al médico...

Decido que la llevaré en mis brazos, siempre estará más cómoda en ellos porque es allí a donde pertenece y pertenecerá toda su vida. A mí.

Yo soy su maldito hogar y es todo.

Yo soy su maldito hogar y es todo

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