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Olivia y Charles dormían cómodamente, el monegasco la abrazaba por detrás y toda la habitación estaba en un completo silencio.
La señora Leclerc se despertó bruscamente al escuchar murmullos cerca de ellos y lo primero que pensó fue en sus hijos, se estiró para prender la lámpara y sonrió al ver a sus dos gemelitos, Marc y Hervé.

Los dos niños de cuatro años se restregaban sus ojitos y uno en cada mano tenía un oso de peluche.

—¿Qué pasa mis niños?.

—Mami, no podemos dormir — murmuró Hervé.

—Dormiremos aquí — se subió a la cama Marc.

Olivia sonrió y Marc se metió entre los brazos de su madre mientras que Hervé se metió entre Liv y Charles, el piloto se despertó asustado pero se relajó al ver a su pequeño acomodarse.

—Perdón papi — le susurró Hervé —Ya puedes dormir papi.

Charles bostezó y pasó su mano por la cintura de su esposa y cerró sus ojos nuevamente antes de dejar un beso en cabeza de su hijo.

—Mami — susurró el pequeño Marc —Cantame, quiero dormir pero quiero que me cantes.

—Cielo, son las tres de la madrugada y papá junto con Hervé se están quedando dormidos de nuevo, hay que dormir amor.

El pequeño negó.

—Por fi, te prometo recoger mis juguetes.

La hermosa madre sonrió y empezó a tararear una canción, ella siempre antes de que sus hijos durmieran los arropaba y les cantaba una canción, así lo hacía su madre con ella.

Marc se quedó dormido y ella movió su cabeza para mirar a Charles quien estaba despierto.

—Vuelve a dormir amor.

—Qusiera que Charles también viniera — le susurró —Mi pequeño está creciendo y cada vez deja de venir a dormir con nosotros, siento que se aleja de mi, cielo.

Ella buscó la mano de Charles y la acarició.

—Nuestro bebé está creciendo y aunque ya no venga a dormir con nosotros siempre será nuestro bebé, es normal cariño.

El piloto asintió sin que su esposa lo viera, acarició la cintura de ella y cerró sus ojos de nuevo.
La mujer se quedó pensando en lo que Charles había dicho, su hijo mayor estaba creciendo tan rápido.

Y si, Charles y Olivia tuvieron tres hijo, el mayor de ocho años que se llama igual que su padre, Charles Jr y los dos gemelitos de cuatro años Marc y Hervé.

Los hijos del monegasco llevaban sus nombres por orden, el le pedía a Olivia que tengan otro hijo para llamarlo Perceval pero la mujer se rehusaba, no quería que su hijo se llamara Perceval y Charles la burlaba con eso.
El sueño del piloto se había cumplido, casarse y tener hijos varones, anhelaba una niña pero en ninguno de los dos embarazos se había dado una niña.

Nuevamente los cuatro se quedaron dormidos, eso era de todas las madrugadas que sus gemelos llegaran para dormir con ellos, Jr lo hacía también pero cuando era más chico.

Ese mismo día en la mañana ya estaban despiertos, Charles veía una caricatura con Marc en su teléfono y Hervé estaba acostado en el pecho de su mamá, los dos niños tomaban de su leche en su biberón, por que aún no lo dejaban y sus padres no los forzaban a dejarlos, aún eran unos bebés para ellos.

—¿Puedo pasar? — tocó la puerta Jr.

—Pasa hijo, ya estamos despiertos — le respondió Charles.

El niño de ocho años entró a la habitación y caminó hasta la orilla de la cama al lado de su madre, su cabello alborotado y sin camisa, era el retrato de Charles, a Olivia le parecía ver a su esposo de niño.

One shots | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora