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Charles tocó la puerta del apartamento de su mejor amiga, llevaba la cena para que pudieran pasar un rato juntos. Cuando abrieron la puerta bufó y giró sus ojos.
Su novio estaba ahí, no se llevaban en lo absoluto.
—Leclerc.
—Mark — sonrió con falsedad —¿Puedes quitarte para que yo pase a ver a mi mejor amiga?
Mark impidió su paso y el piloto lo miró serio.
—¿Por qué no te consigues una novia?, y así dejas de estar viniendo aquí cada noche.
Charles se rió mostrando sus dientes, su perfecta dentadura.
—¿Y tú por qué no te consigues un trabajo? y así dejas de estar de mantenido por Olivia y de paso dejas de ser un holgazán.
El pelinegro apretó su mandíbula.
—Pues por lo menos yo tengo un titulo universitario, los trabajos van a lloverme.
—Pues ha llovido pero no exactamente trabajos — recargó su mano de la puerta —Yo no tengo un título universitario y mírame, gozando la vida, un buen trabajo y cada día lleno mi bolsillo, ¿pero tú?
No respondió nada y Charles sonrió satisfecho.
—Eso creí, siempre se como callarte ahora quitate.
Lo hizo aún lado y entró al apartamento de Olivia, la monegasca venía bajando las escaleras y cuando vió a su mejor amigo corrió hasta él y le apretó las mejillas para luego darle un beso en cada una.
El novio de la chica giró sus ojos, detestaba a Leclerc y siempre había querido separarlos pero nunca nada le salía bien, le molestaba que él pasara tiempo con Liv.
—Me alegra que estés aquí pilotito, ¿por qué no me avisaste?
—Tenía la noche libre y quise venir para cenar contigo, no sabía que Mark estaba aquí y no traje cena para él — miró a su rival —Podemos pedir algo, aunque pensé que podíamos pasar tiempo como mejores amigos.
Olivia asintió y miró a su novio.
—De hecho ya me iba Charles — se acercó a la castaña —Te veo mañana cariño.
Le dió un beso y el piloto giró sus ojos para luego hacer cara de asco, pero rápidamente sonrió como un niño cuando el chico lo miró.
—Adiós Mark es una lastima que no puedas quedarte.
Solo asintió y caminó con ella hasta la puerta y al fin se fue, Olivia regresó con su amigo y se cruzó de brazos riéndose.
—¿De qué te ríes loca?
—De ti — se sentó con él en el piso —Se que Mark no te agrada y cada vez que se ven se miran muy mal.
—Ya lo sabes, no sé porque sigues con él — sacó las hamburguesas —Es un idiota y antes de que me regañes lo diré de nuevo, es un idiota.
