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Charles Leclerc nunca había sentido tanto odio por alguien pero al solo ver al hombre que tenía frente a él sentía tanto odio, asco y furia. Apretaba su mandíbula sin decir ninguna palabra solo lo observaba fijamente imaginándose y pensando las miles maneras de matarlo, estaba cegado por tanto odio.

Su madre siempre le decía que el odio y la venganza no eran bueno pero en ese momento no le importó, solo quería matarlo.

—Sé que quieres golpearme — le dijo el hombre que estaba amarrado en una silla —Pablo me lo repitió muchas veces, mírame, él casi me mata.

El piloto se paró frente a él y sonrió.

—No solo quiero golpearte quiero matarte Paul pero no sé como hacerlo solo sé que quiero hacerte sufrir — agarró el cuello de su camisa mirándolo furioso —Pagarás muy caro lo que le hiciste a mi mujer — lo soltó bruscamente y se separó de él.

Alzó las mangas de su camisa blanca hasta sus codos y se giró de nuevo para mirarlo.

—¿Sabes?, no voy a matarte, no sufrirías pero en la cárcel si lo harás y voy a reírme de ti en tu cara, pedirás que paren y no lo harán. Así a como Olivia te pedía que pararas así me pedirás a mi y no lo haré.

—Irás a prisión Leclerc, me tienes secuestrado aquí.

—No lo creo, solo te devuelvo un poco de lo que le hiciste a ella.

Paul se rió.

—Disfrute cada cosa que le hacia, es una mujer encantadora y muy..

La furia del monegasco aumento y sin pensarlo golpeó la mejilla del hombre con su puño y lo hizo varias veces, lo tiró al piso y lo golpeaba sin piedad.

—¡Eres un maldito bastardo! — lo aventó contra la pared y el hombre escupía sangre —¡Levántate maldito!

Pablo solo lo observaba desde la puerta los de seguridad hacían lo mismo esperando la orden del arquitecto para que separaran al piloto de Paul.

Las manos de Charles dolían pero no paraba de golpearlo, en ese momento su mente estaba en blanco y el desprecio recorría todo su cuerpo.

—Para por favor..

—¡No! — le gritó aventandolo de nuevo —¡Ella te pedía que pararas y tú no lo hiciste!

Lo miró mientras respiraba agitado, las lágrimas escurrian por su mejilla y tenía sangre en su camisa, pasó su mano por su boca dejando un rastro de sangre y sus puños estaban rojos.

—No tienes idea de cuanto te aborrezco, quisiera hacerte tantas cosas pero juro por mi vida que pagarás por todo.

—Lo hecho, hecho está — murmuró débil.

Se tiró de nuevo encima de él para seguirlo golpeando. Lorenzo llegó a la bodega y se acercó a Pablo.

—Hay que separarlos Pablo, va a matarlo.

—Es lo que se merece, déjalo, si no lo hace él lo haré yo.

El mayor de los Leclerc miró preocupado a su hermano mientras golpeaba a Paul, se acercó rápidamente a Charles y quiso separarlo de él.

—¡Detente Charles!

—¡No!, ¡voy a matarlo!

Quiso separarlo de nuevo pero la fuerza del piloto era irreconocible, se marcaban las venas por todo su cuerpo y estaba completamente rojo de la cara.

—¡Pablo! — le gritó Lorenzo —¡Si lo mata irá a prisión y tu hermana sufrirá!

El rubio salió de su transe y se acercó rápidamente a su cuñado para separarlo de Paul.

One shots | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora