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Los mareos y vómitos eran muy frecuentes en Olivia, llevaba dos días así y se había negado ir al doctor. Charles estaba muy preocupado, su chica era de enfermarse muy poco y ya le había dicho de ir con un doctor pero se negaba.

Y era que ella ya sospechaba algo pero no quería aceptarlo.

—Cariño, debemos de ir al doctor — le dijo nuevamente Charles —Esto no es normal Olivia y empieza a preocuparme, llevas vomitando, con mareos y con ascos ¿qué rayos comiste?.

Ella bajó la cadena del baño y se limpió la boca, el piloto se incó frente a ella y le limpió el sudor con una toalla.

—La pizza me hizo mal, estaba hechada a perder.

—Te he dicho muchas veces que dejes de comer chatarra, diario estás comiendo eso — la regañó —A partir de hoy ni una chatarra más, comerás verduras y frutas.

Hizo cara de asco.

—Eso es bueno Liv, son cosas saludables y te ayudan a estar bien.

—Ya se me pasará — susurró —Vuelve a la cama es de madrugada.

Charles negó y ella se levantó del suelo para lavar su cara y cepillarse sus dientes, dos días seguidos y casi tres había estado así.
Ambos regresaron a la cama y ninguno podía dormirse, Liv tallaba su panza y se quejaba. El piloto se puso de lado y empezó a tallar la panza de la monegasca.

—En la mañana iremos al doctor — le dijo —Y no es pregunta.

Olivia asintió sin que el la viera, se acercó más a ella y la abrazó, empezó a tararear una canción para que Liv pudiera dormirse aunque el ya no lo haría, sabía que en cualquier momento se levantaría a vomitar y tenía que estar despierto.

Sentía la respiración de la chica y solamente cerró sus ojos sin dormirse, el sueño se había ido.

En la mañana Charles estaba vistiéndose para ir al doctor como ya se había imaginado Olivia se levantó dos veces más en la madrugada a vomitar, ella había amanecido con un buen ánimo pero se sentía mal.

—Mejor vamos a quedarnos aquí — murmuró tapándose nuevamente —Hay frío amor.

—Levántate Liv, ya estás lista vamos de una vez.

Ella negó y el se acercó para quitarle la sabana y cargarla como un costal de papa, la chica no se quejó ni dijo nada ella iba cómodamente en los brazos de su novio.

Cuando bajaron a la primera planta Olivia tapó su boca con su mano.

—Guacala huele mal — sacó la lengua y apretó sus ojos —Mi amor sabes que amo que cocines pero aquí huele asqueroso.

—Solo es olor a tocino Oli.

—¡Huele a cebolla! — gritó dramática —No voy a desayunar solo dame agua.

Charles agarró una botella de agua y salió de su casa mientras seguía cargando a la castaña, la dejó en el asiento del copiloto y le puso el cinturón de seguridad para luego subir el al auto.

—¿Cómo te sientes cielo?.

—Mal, solo quiero quedarme en la cama y no levantarme.

—Por eso te cargué, te mareaste al levantarte — la miró de reojo —Espero que no sea nada malo.

Charles era muy exagerado, si Olivia tenía dolor de cabeza le traía miles de pastillas o la llevaba al doctor, si supiera lo que estaba por venir no la llevaría en un Ferrari.

—Cuando salgamos del doctor, ¿me puedes llevar al super? — lo miró —Tengo antojo de unas donas de chocolate, de hecho quiero mucho chocolate.

El piloto la miró sorprendido.

One shots | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora