● 59

14.1K 591 26
                                    


Ella lo miraba detenidamente, la había cautivado aquella sonrisa, él ya se había dado cuenta de la presencia de aquella mujer.
Era una pintora muy reconocida, observaba el rostro de ese hombre, su sonrisa, los hoyuelos que se formaban en su cara al reírse, observaba su nariz, sus ojos y sobre todo su boca.

Sonrió y le dió un trago a su copa de vino.

El rostro de aquel hombre era perfecto, le había encantado.
Siempre pintaba rostros, cuerpos o cualquier tipo de paisaje que cruzara por su mente, lo que ella plasmaba en la pintura eran cosas o personas que le fascinaban.

Él le había fascinado. Se preguntaba por qué un rostro como el de él no estaba en algún museo, a pesar de ser tan guapo se veía tan tierno. Siempre decía que todos los rostros son hermosos a su manera, todos son muy diferentes pero cada uno tiene su chispa.
Ya sabía la que sería su próxima pintura y si aquel hombre no aceptaba no le importaría, tenía grabado su rostro y sería difícil de olvidar.

También observó a sus amigos no eran feos en lo absoluto pero él era el indicado.

—Señorita, ¿gusta más vino? — la sacó de sus pensamientos el mesero y ella lo miró confundida, no había escuchado lo que le dijo —¿Gusta más vino?

Negó rápidamente.

—No muchas gracias, ya he tomado suficiente — sonrió y miró al piloto, el mesero también lo hizo y se dió cuenta que estaba algo emocionado —¿Quién es él?

El mesero la miró sorprendido.

—Es el señor Charles Leclerc —sonrió —¿No sabe quién es? — negó —Es piloto de formula 1, corre para Ferrari.

Ella seguía sin saber quien era.

—Es de aquí, por eso siempre es un gusto recibirlo — le dijo —Debo retirarme, estoy a sus ordenes.

—Gracias, es usted muy amable.

Se alejó de ella con una sonrisa, terminó de tomar el poco vino que quedaba en su copa y se armó de valor para levantarse e ir a presentarse con aquel hombre, le haría una oferta de trabajo.

Sería muy atrevido de su parte pero así era aquella mujer, era directa.

Se acercó a la mesa en donde habían cuatro chicos los cuales no dudaron en mirar de arriba abajo a la rusa pero ella solo lo miraba a él.

—Buenas noches — sonrió mirándolos.

Leclerc parpadeó dos veces para luego sonreír y tratar de no perderse en esos grandes ojos grises que lo miraban con mucha cautela.
Los pilotos sonrieron y la saludaron.

—Es un placer conocerte Charles Leclerc — extendió su mano y el monegasco abrió sus ojos muy curioso pero sin dudarlo la saludó —Se que sonará muy atrevido pero te he observado desde hace algunos minutos.

Charles no quitó su sonrisa, se levantó de su lugar quedando frente a frente con ella.

—Mi nombre es Olivia Petrova, soy pintora — le dió una tarjeta que él aceptó de inmediato —Me gusta viajar por el mundo y justo en estos momentos me encuentro buscando inspiración para mi siguiente obra pero creo que ya la encontré —Leclerc se sonrojó —En mis cuadros me gusta plasmar las cosas y las personas que me fascinan, por eso quiero proponerte algo. En esa tarjeta está mi número de celular y la dirección en donde estoy viviendo en estos momentos.

Leclerc miró la tarjeta.

—Me gustaría charlar contigo a cerca de trabajo, si te interesa puedes llamarme o ir a mi dirección — dió un paso hacia atrás —Sería un placer para mi plasmar tu rostro en uno de mis cuadros.

One shots | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora