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El celular de Olivia empezó a sonar, eran las dos de la madrugada y bruscamente ella se despertó. Prendió la lámpara del buró y agarró su celular, su ceño se frunció al ver que era una llamada de Charles.

Por un momento dudó en contestarle pero recordó la promesa que le había hecho hace un año cuando se despidieron.

¿Hola?

—Liv, mi Liv, eres tu — Leclerc estaba borracho —¡Olivia me respondió!

—Charles, ¿donde estás?, ¿estás ebrio?

El piloto se rió y asintió con su cabeza sabiendo que ella no podía verlo.

—Te necesito — murmuró —Necesito que vengas por mi, yo... yo no sé dónde estoy — eructó —Vine por ti pero ahora no dónde estoy.

La estadounidense se levantó de la cama y pasó rápidamente al baño.

—¿Vendrás por mi?, llevame a casa Liv — quiso llorar —Llévame a casa contigo, por favor.

—Charles, escúchame — le pidió —Pasame al barman o a alguien que esté cerca de ti para que me diga en donde estás.

—Vine a Los Ángeles, estoy aquí por ti pero no tuve el valor de tocar la puerta de tu casa — Olivia apretó sus ojos —Ven por mi, por favor mon amour.

Sintió un escalofrío en el cuerpo al escuchar las últimas dos palabras.
Leclerc a como pudo le dió su celular al barman quien le dió la dirección a la rubia para que pudiera ir por Charles.

Admitía que no era la forma en que quería reencontrarse con él, siempre creyó que se verían en otras circunstancias y no en un club de Los Ángeles a las dos de la madrugada.
En ese año habían pasado muchas cosas, la vida del piloto había dado un gran giro con decisiones de las cuales se había arrepentido mientras que la vida de ella seguía igual, trabajar y viajar.

Pero le hacía falto algo y eran esos ojos verdes que veía por las mañanas.

Veinte minutos después llegó al club, ya no habían tantas personas pero trató de ser lo más discreta posible, caminó hasta la barra y lo vió peleando con el barman ya que le había negado el trago que había pedido por ordenes de su ex.

—¡Sirveme otro! — le exigió —¡Soy un cliente y debes atenderme como tal!

El barman negó y le quitó la botella, Charles quiso subirse a la barra pero el grito de la chica lo detuvo.

—¡Charles!

La miró rápidamente y a como pudo se acercó a ella, la abrazó y besó muchas veces su frente.

—Viniste por mi — su voz se cortó —Te necesito tanto, yo no tengo donde quedarme no traje maleta — se separó de ella y se agarró de la barra mientras la miraba —Olivia, eres tú.

—Si Charles soy yo — suspiró y miró al barman —¿Ya pagó? — negó rápidamente, sacó su tarjeta de crédito y pagó la cuenta del piloto.

—No,no — la habló —No tienes que pagar nada, yo tengo dinero.

Lo ignoró y terminó de pagar, pasó el brazo de él por sus hombros y lo ayudó a salir del club, llegaron hasta el auto y lo ayudó a subir en el.
Charles cerró sus ojos y se dejó caer en la silla, la diseñadora entró pero no arrancó.

—¿Me puedes decir que haces aquí?

—Ni yo lo sé — abrió sus ojos —Necesito a mi amiga, yo he hecho las cosas mal — empezó a llorar —Estarías tan decepcionada de mi, me vine huyendo de casa de mis problemas y de Natalie.

One shots | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora