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—¡¿Ha caso has perdido la cabeza papá?! — le gritó Olivia a su padre —¡Yo no pienso casarme con este idiota!.

—¡Olivia, lenguaje! — la reprendió su madre.

La chica negó con su cabeza y suspiró agitada, su padre quería unirla en matrimonio con el mismísimo Charles Leclerc, el monegasco solo observaba con una sonrisa burlona a la monegasca, si que iba a divertirse.

—Solo será por unos meses — le dijo Pascale.

—Cielo — se acercó el señor Evans a su hija —Solo serán unos meses después de eso todo termina, tenemos que hacer esto hija si no fuera necesario creme que no te pondría en esta situación.

Ambas familias tenían que unir a sus hijos por el bien de sus empresas, el señor Evans era uno de los hombres más ricos de Mónaco y los Leclerc venían de una muy buena familia, para que ambas familias recibieran una herencia uno de sus hijos tenía que casarse y durar en matrimonio por varios meses según ellos eso decía el testamento.

—¿Pero por qué con el?.

—Créeme que yo tampoco estoy de acuerdo en casarme contigo — la miró Leclerc —Pero nuestras familias necesitan esa herencia y hay que seguir lo que el testamento dice.

La herencia consistía en propiedades enormes que enriquecerian a ambas familias.

—No lo haré papá, tengo veinticuatro años.

El señor Robert miró a su esposa.

—No hay marcha atrás Olivia — dijo con autoridad su madre —Mañana por la noche habrá una cena en el gran salón con todos nuestros conocidos para anunciar su compromiso, hablaré al diseñador.

Laurie y Pascale se retiraron para hablar con el diseñador, Robert miró una vez más a su hija y la dejó sola con Charles. La chica se alejó de él y caminó hasta el ventanal mirando gran parte del mar.

—¿Cómo puedes estar de acuerdo con esto?.

—No lo estoy, pero no tengo de otra Olivia deberíamos hacer las pases y llevarnos bien esto durará muchos meses.

La monegasca se rió sarcásticamente y miró al hombre.

—No me agradas Leclerc y no nos llevaremos bien.

—Superalo, lo que pasó fue hace años Liv.

—Olivia, para ti soy Olivia — le exigió —No sé como pude haber estado enamorada de ti hace años y jamás voy a olvidar que solo jugaste conmigo, estabas conmigo mientras follabas con todo lo que se movia, con cada tipa que se te paraba en frente.

Charles se acercó a ella y la miró fijamente.

—Tampoco me trates como un mujeriego, era un adolescente Olivia y era un inmaduro pero ahora es diferente, ya maduré — le acarició el cabello y ella quitó su mano —Eres difícil y eso me gusta.

—Pues más te vale que deje de gustarte, ahora quitate de mi camino.

Leclerc se hizo a un lado y la chica empezó a caminar.

—Olivia — la llamó y ella detuvo su paso —Que tu vestido sea rojo, ese color me gusta y no llegues tarde por que odio la impuntualidad, si aún conservas ese brilloso collar que te regalé hace años úsalo, diremos que fue un regalo que te acabo de dar.

La chica apretó sus manos y continúo con su camino mientras que Leclerc sonreía satisfecho, ella era una mujer dura, con carácter y eso le fascinaba al chico.

Al día siguiente por la noche Olivia Evans entró del brazo con su padre y madre, ellos portaban ropa muy elegante y cara, observó a las demás personas y todos con lujosos atuendos, bolsos y joyas.
Olivia podía apostar que la mayoría de ellos eran hipócritas entre todos, así era eso.

One shots | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora