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Mónaco siempre ha sido uno de los lugares más caros que existen aunque sea un sitio pequeño siempre está lleno de millonarios, todos con sus autos lujosos, bolsos lujosos y ropa fina.
Los pilotos de formula 1 eran uno de ellos siempre se portaban elegantes y les gustaba lucir bien, entre ellos estaba Charles Leclerc.

Bájaba de su lujoso auto para entrar a uno de los clubs más caros.

Al entrar saludó a sus amigos y pidió su primer trago.

—Como siempre tienes costumbre de llegar tarde — giró los ojos Carlos —Llevamos una hora aquí Charles, ¿dónde estabas?

—Me dormí, da gracias que vine.

Sus amigos rieron y los tragos seguían llegando para ellos, era una buena ventaja estar en la zona Vip todo llegaba hasta sus mesas y era la mejor atención que podían tener.

Charles se estaba riendo y cuando levantó su cabeza sus ojos se posaron en una mujer a unos cuentos metros de él, solo personas de mayor nivel podían estar en esa zona y esa chica estaba ahí.
Su mirada era fijaba, la chica rubia, con un vestido corto de color dorado que brillaba mucho, sin duda era costoso.

Los pilotos se dieron cuenta de a quien veía Charles, lo hablaban pero el estaba en su mundo haciéndose miles de fantasías.

—¡Charles! — le gritó Max en el oído.

El piloto pasó su mano por su oreja y se quejó.

—¿Qué tanto miras?

—No miro a nadie — respondió al instante —Bueno si, ¿quién es ella? — movió su cabeza en dirección a la rubia.

—Creo que se llama Olivia — contestó Lando ganándose la mirada de sus amigos —Hoy por la mañana fui a una cafetería y esa misma chica estaba ahí con un señor, me senté atrás de ellos y por casualidad escuché su platica.

A Pierre se le hizo conocida aquella rubia y buscó en internet.

—Olivia Lombardi Ferrari, hija de uno de los empresarios más importantes Oliver Lombardi — leyó —Y fuera de tu alcance Charles, tiene diecinueve años.

—¡¿Diecinueve?! — exclamaron todos.

El Francés asintió.

—Es italiana, ¿ya vieron que su apellido es Ferrari?, ¿no será algo de Ferrari la marca?

Todos empezaron a sacar sus conclusiones excepto Charles que no dejaba de mirarla y que por su cabeza solo pasaba; diecinueve años, ¿era mucho la diferencia para el?, nunca le había importado la edad, ¿pero por qué le preocupaba eso?. La rubia se reía con sus amigos que se veían refinados y era de esperarse.

Leclerc le dió el último trago a su vaso y se levantó del sofá para caminar hasta la rubia.

—Hey no — lo tomó Carlos de la mano —Ni lo pienses Charles, es mucho menor que tu, estamos dialogando sobre su apellido y puedes tener problemas por eso, ¿qué tal si sus padres son dueños de Ferrari? — Charles lo miró riéndose —¿Qué?, no hemos tenido el gusto de conocer al superior solo a los otros que mandan y sabes que puede haber más de un dueño.

Que paranoico era Carlitos.

—Relájate, solo le daré la bienvenida como buen monegasco que soy, le hablaré maravillas de este lugar.

—¿Y como sabes que es nueva aquí?

—Max, este es un sitio pequeño y todo se sabe cuando alguien llega, estoy seguro que esa chica es nueva aquí. Así que compermiso.

Charles se alejó de ellos y los demás se rieron.

—Quiero ser como el — dijo Lando suspirando —Siempre consigue chicas muy guapas y ella no será la excepción, ¿se imaginan si lo rechaza?.

One shots | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora