La carrera para Charles había sido una mierda, salió de la pista cuando la monoplaza no dió para más y las estrategias habían sido un total asco. Amaba estar en Ferrari pero se sentía algo desanimado, entró al salón de descanso de Ferrari, no tenía ni humor para terminar de ver la carrera.
Escuchó un chillido y levantó su mirada al encontrarse con su supuesta novia, no tenía humor para lidiar con ella ahora.
—¿Qué pasó allá Charles? — se cruzó de brazos frente a él —Fue un asco.
El piloto suspiró cansando.
—Quiero estar solo Eva, déjame solo por favor.
La chica giró sus ojos y a como pudo se le sentó en las piernas a Leclerc y le dió un beso en la mejilla.
—Tranquilo mi pilotito, vamos a casa.
Charles al escuchar ese sobrenombre sintió un nudo en el estómago agarró las manos de la chica e hizo que se levantara de sus piernas, ella lo miró confundida al ver el ceño fruncido del piloto.
No lo había sentido nada bien a como lo había llamado, miles de recuerdos vinieron a él y cerró sus ojos.
—Eva, no quiero que vuelvas a llamarme así, por favor.
—¿Por qué no?
El solo negó.
—Creí que te gustaría que te llamara así, leí por ahí que así te decían antes — el la miró molesto —¿Qué?, se escucha bien ¿por qué no quieres que te llame así?.
—¡Por que no y ya! — levantó la voz —No vuelvas a decirme a si.
Ella salió molesta del salón y aventó la puerta, Leclerc soltó otro suspiro y tapó su cara con sus manos. Muchas cosas lo atormentaban, la carrera, la mujer que según tenía como novia y ella.
La chica de ojos verdes y cabello castaño que no podía salir de su cabeza, había intentado miles de cosas para sacársela de la cabeza pero nada funcionaba, pero la dura realidad era que no quería olvidarla.
Sintió sus ojos llenarse de lágrimas y dejó soltar una maldición, escuchó la puerta abrirse y rápidamente habló.
—Te dije que quiero estar solo Eva.
—Bueno, creo que yo no soy Eva.
Sin pensarlo levantó su cabeza y sintió que el corazón se le iba a salir de tanto que latía rápidamente, la mujer caminó hasta el a paso seguro y le sonrió.
—Hola mi pilotito.
Y eso fue una bomba para Charles, qué bien había sentido eso y fue así por que salió de la mujer que el ama.
Se levantó del sofá y la abrazó con todas sus fuerzas, cerró sus ojos y al fin pudo soltar su llanto.Tenía muchos sentimientos encontrados, tristeza, felicidad y enojo.
—Estuviste increíble allá abajo.
—No, no lo estuve.
La mujer se sentó en el sofá y el como niño pequeño se acostó y recargó su cabeza en las piernas de ella.
—Charles, estás aquí por un motivo. Eres un piloto increíble, por algo estás hoy aquí habrán días buenos y días malos, pero tienes que enfrentarlos.
El labio de Leclerc temblaba.
—¿En serio crees que soy un buen piloto?
—Claro que si, mi padre te admira a pesar de ser fan de Red Bull — rió —Tu madre y tus hermanos te admiran, muchas personas allá afuera lo hacen — le limpió las lágrimas y el la miró —Yo te admiro.
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One shots | Charles Leclerc
Fiksi PenggemarHistorias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.