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Nadie dijo que ser padres sería fácil y eso Charles y Olivia lo sabían, tuvieron al pequeño Jules siendo aún muy jóvenes pero fueron una pareja responsable y dedicados para darle la mejor vida a su hijo.
Leclerc se convirtió en uno de los mejores pilotos y tenía asegurado su futuro profesional por muchos años.

Los hijos crecen y los padres se enorgullecen en lo que ellos se conviertes, Jules era la admiración de ese matrimonio pero un día como cualquier otro todo cambió.

Dejó de llegar a casa, dejó la universidad y sobre todo faltó el respeto de sus padres y de su hogar, Olivia era la más tranquila y trataba de arreglar todo tranquilamente pero Charles ya no podía, sentía tanta impotencia y coraje en lo que su hijo se había convertido.

Todo lo que ese niño quería ser se estaba yendo por la borda y ambos padres no sabían como sacarlo de allí.

Pero ahí estaba Charles con su esposa en la sala esperando por su hijo, tenía dos días que se había ido y no había noticias de él. También sabían que de seguro estaba de fiesta a como le gustaba, el piloto tomó la mano de su esposa y la acarició tratando de calmarla.

—Él llegará en cualquier momento — le aseguró su esposo —Siempre hace esto.

La puerta de la casa se abrió y rápidamente se levantaron para ver a un Jules con los ojos rojos, la ropa sucia desprendiendo un olor a alcohol y su cabello desordenado.

—¿Se puede saber donde carajos estabas Jules?

—Por ahí papá, disfrutando de la vida — respondió sin importancia —Necesito un baño por que voy a salir.

Pasó alado de ellos y Leclerc apretó sus manos.

—¡Alto! — gritó espantando a Olivia —¡Quiero que vengas aquí frente a mi, ahora!

Jules detuvo su paso sorprendido al escuchar a su padre, retrocedió y se paró frente a él. La mirada del monegasco mayor era de tristeza, coraje y decepción.

—¿Qué?

—Se acabo — dijo firme —Estoy cansado de esto, cansado de tu manera de actuar y de ser tan irresponsable. Las cosas cambiarán a partir de hoy, no sabes cuanto me duele lo que voy a ser pero es por tu bien.

El chico miró a su madre en busca de ayuda pero ella se mantuvo firme y se paró alado de su esposo, amaba a su hijo pero por esa razón tenía que tener mano dura para no verlo destruirse.

—Llevas dos días sin venir a casa, tienes a tu madre preocupada y no respondes sus llamadas. Mirate como vienes, pareces un vagabundo pero creo que un vagabundo es más consciente que tú — apretó su mandíbula —Llegas borracho, has dejado la universidad y te he sacado de la cárcel tantas veces por tu impulsividad. Todo lo que querías ser y lo que quería que fueras no lo eres.

El rubio tragó en seco.

—Estoy tan decepcionado de ti.

Y con esas palabras Charles hizo que su hijo sintiera lo que nunca había sentido estando con ellos, tristeza mucha tristeza.

Olivia cerró sus ojos dejando salir algunas cuantas lágrimas.

—Papá...

—Te hemos dado todo y ese fue nuestro error. Humillas a las personas y no dejaré que lo sigas haciendo por que el mal es para ti, has cambiado tanto Jules y aún no se por que lo has hecho pero debo de hacer algo para que aprendas a valorar y ser responsable por ti mismo.

—¿Ese es el amor que me dices tener? — le reprochó —¡Soy tu único hijo!, ¡es tu deber darme lo que necesito!, pero eres tan patético creyendo que voy a ser como tú — le gritó en su cara y Charles solo lo miraba.

One shots | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora