22- Estoy aquí

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-NARRA GAVI-
Había pasado las peores horas de mi vida y había sido la experiencia más terrorífica que había vivido nunca. No poder controlar la situación y ver cómo una persona tenía agarrada al amor de mi vida y la apuntaba con una pistola.

Así que la abracé con fuerza cuando volví a tenerla entre mis brazos. La apreté contra mi cuerpo para que no volviese a irse e hice lo mismo cuando estuvimos en la cama. No podía pensar en qué habría pasado si todo hubiese salido mal, si la hubiese perdido, porque me habría vuelto completamente loco, más que Guille. Y ahora que él no estaba, ya no teníamos nada de que preocuparnos.

Solo me permití dormirme cuando me aseguré de que Lara ya estaba durmiendo abrazada a mi. Cuando me aseguré de que estaba bien y que podría descansar unas horas. Llevábamos todos sin dormir demasiado tiempo, y me pesaban cada vez más los párpados de tenerlos abiertos.

Hasta que unas horas más tarde me desperté al escuchar como Lara hablaba. Me froté los ojos y encendí la lamparita de la mesita de noche, viendo como Lara se revolvía en la cama con la frente arrugada. Hablaba sola y estaba completamente sudada, además de que lloraba. Estaba llorando en sueños, estaba teniendo una pesadilla.

- Lari

Toqué su mejilla para despertarla, pero seguía moviéndose y sollozando. Empezó a llamarme, a decir mi nombre mientras lágrimas le caían por las mejillas. Jamás la había visto así.

La sacudí despacio, llamándola para que abriese los ojos, hasta que de repente se sentó en la cama y empezó a llorar con fuerza.

- Amor, amor estoy aquí -dije

Le abracé contra mi pecho y se agarró a mi espalda, como si tuviese miedo de que no fuese real y me fuese a marchar.

- No me dejes, no me dejes por favor -dijo

Tenía la voz rota, con el llanto impidiendo que pudiese hablar con claridad. Me rompió el corazón verla así, saber lo mucho que le costaría recuperarse de lo que acababa de vivir. Todo por culpa de un gilipollas.

- Mírame mi vida -dije

Levantó despacio la cabeza y me miró a los ojos. Le sequé las lágrimas como pude con los dedos y su labio inferior tembló.

- No me voy a ir -dije- estoy aquí, me quedaré para siempre a tu lado
- He soñado que... que Guille apretaba el gatillo... y tú -susurró
- No lo ha hecho. Estoy aquí, él es el que está muerto y no va a volver a molestarnos nunca. No te dejaré sola

Asintió con la cabeza y volvió a acostarse en la cama. Hice lo mismo y la abracé contra mi cuerpo, dejando que se relajase poco a poco. Estaba claro que no estaba bien, ¿quien iba a estarlo después de vivir algo así? Necesitaría mucha más ayuda que la que yo podía darle.

Volvió a quedarse dormida, y esta vez no se despertó llorando, consiguió dormir de golpe.

Se hizo de día y a las 12 me desperté, quedándome en la cama y observando como Lara dormía. No quería dejarla sola ni un solo segundo, pero me levanté con cuidado para bajar y hacerle el desayuno.

Escuché muchas voces provenir de la sala y me acerqué con curiosidad. Abrí los ojos como platos cuando vi allí a mi familia y a la de Lara. Estaba su abuela, Ramón, Martín y su hermano; también mis padres y Aurora.

- ¡Pablo! -dijo mi madre

Todos levantaron la mirada hacia mi y se pusieron de pie para acercarse.

- ¿Y mi niña? -preguntó Celia- ¿dónde está?
- ¿Está bien? -preguntó mamá
- ¿Ha pasado buena noche? -preguntó Aurora
- ¿Ya está despierta? -preguntó Martín
- Silencio -dije

The Way I Loved You - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora