Capitulo 27

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Papá llamó a la puerta, y cuando la abuela nos vio allí delante, estiró sus cortos brazos para que la abrazásemos.

- ¡Por fin habéis llegado! -sonrió

Papá abrazó a su madre, y cuando fue mi turno, la abuela me agarró de las mejillas sonriendo.

- Pero que guapa estás Dios mío, eres toda una mujer
- Llevas diciéndome eso desde los 13 años abuela -reí abrazándola

Dejó un beso en mi mejilla y entramos con las maletas en casa.

- Dejad eso en las habitaciones y bajad que os he hecho algo para que comáis
- No hacia falta mamá -dijo papá
- Tonterías

Sonreí mirando a mi abuela y ayudé a mi padre a llevar las cosas a las habitaciones. Bajamos de nuevo y nos sentamos en la mesa de la cocina, donde la abuela había dejado dos platos con carne y arroz, mucho.

- La costumbre de cebarnos que no se pierda -reí
- No digas eso niña, seguro que tu padre no te hace más que porquerías en la ciudad -riñó
- Cierto
- Eh! -se quejó papá

La abuela rió y se sentó entre nosotros.

- Bueno, contadme algo, más bien tú cuéntame algo jovencita -me miró- que parece que estos meses te has olvidado de tu abuela
- Lo siento muchísimo nana
- Es que ahora tiene novio -rió papá

Una punzada me recorrió el pecho al recodar a Pedri. Negué con la cabeza y papá me miró confuso.

- Tenía -dije
- Oh -dijo la abuela- que poco duráis en estas edades, no lo entiendo

Papá me miró con un millón de preguntas sobre su cabeza, pero las dejó para otro momento. Sabía por mi cara que no estaba de humor para hablar de eso.

- Bueno -dije- ¿cuando viene Lucas?
- Dijo que mañana lo traería tu madre -dijo papá
- Genial, un día menos que tengo que soportarlo -reí
- No digas eso -me riñó la abuela- que llevas meses sin ver a tu hermano
- Que suplicio -puse los ojos en blanco

Terminamos de comer y la abuela obligó a papá a lavar todo mientras me ayudaba a guardar la ropa. Fue gracioso ver su cara de niño enfadado cuando lo hizo, pero es que la abuela odiaba como doblaba la ropa, y siendo sinceros, le caía mejor yo que su propio hijo.

- ¿Quieres hablar de lo de ahí abajo? -dijo mientras abría la maleta
- ¿De que?
- Lo de ese ya no novio

Le fui pasando las prendas para que las guardase, y me quedé en silencio unos segundos.

- Te he visto la cara -dijo- y tu padre se creerá muy listo, pero no tiene ni idea de dar consejos

Reí bajo y la abuela se giró para guardar la ropa en los cajones.

- No sé si quiero hablar de ello -dije- está muy reciente
- Bueno, cuando estés preparada, sabes que siempre estaré aquí

La abuela me sonrió y me acerqué a abrazarla. Era tan bajita, que incluso a mi que no destacaba por mi altura, me llegaba por el pecho.

- Te he echado mucho de menos nana -sonreí
- Y yo mi niña -sonrió acariciándome la mejilla

Terminamos de guardar toda la ropa y bajamos de nuevo a la cocina, donde papá se estaba secando las manos después de haber lavado todos los platos.

Por la tarde nos sentamos los tres a jugar a las cartas. Me gustaba mucho hacerlo, me recordaba a cuando era niña y la abuela siempre hacía trampas, era algo imposible de quitarle, y lo mejor es que siempre lo negaba.

- ¡Mamá! ¡Has hecho trampas otra vez! -se quejó papá

Reí a carcajadas cuando la abuela le dio una colleja llamándole mentiroso, y casi lloro de la risa cuando empezaron a discutir. Los miré sonriendo, y por primera vez me sentí bien.

The Way I Loved You - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora