27- Un juego

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4 años más tarde, 2 de agosto de 2033
-NARRA LARA-
Escuchamos a alguien petar en la puerta del baño, haciendo que a Sira se le cayese la caja de cartón de las manos. Se agachó rápidamente para cogerlo y suspiró.

- ¿Quéee? -dijo
- Mami -escuchamos a Izan

Sira se giró hacia la puerta, quitando el seguro y abriéndola. Allí de pie estaba su hijo, mirándonos con sus grandes ojos marrones para intentar descubrir qué hacíamos.

- Dime mi amor -dijo Sira
- ¿Qué hacéis tú y madrina?
- Cosas de mayores, ¿no estabas con papi y padrino?
- Chi, pero yo quería aquí
- Déjale pasar anda -sonreí

Sira se agachó frente a su hijo y le dio un beso en la frente.

- Mira cariño -dijo- ahora madrina y mami van a hacer una cosa muy importante, y no puedes decir nada a nadie
- ¿Un secreto?
- Sii -sonrió mi amiga- un secreto solo nuestro, ¿trato? -preguntó levantando su dedo meñique

Izan aplaudió contento y juntó su pequeño dedo con el de su madre. Entró en el baño y abrazó mis piernas cuando Sira cerró de nuevo la puerta.

- Ven -dije, cogiéndolo en brazos y sentándolo sobre el lavabo
- ¿Que vas a hacer madrina? -preguntó con su dulce voz
- Pis -dije

Hizo una mueca de asco y levantó sus manos para que Sira lo cogiese. Esta me dio la caja de cartón rosa y la abrí, sacando el test de plástico que había dentro.

- Vamos allá -sonrió

Observé el test que tenía sobre mi mano, con un montón de nervios que me revolvieron el estómago. Sira estaba embarazada de nuevo, de tres meses; y según ella yo también lo estaba. Llevaba semanas rara, con varios mareos en el trabajo y con cambios raros de apetito y gustos. Mi amiga estaba muy segura de que había algo creciendo dentro de mí, pero yo no lo tenía tan claro. Tampoco sabría cómo reaccionaría de ser positivo, es decir, quería tener hijos con Pablo y llevábamos cuatro años casados, pero no habíamos hablado recientemente de ello, aún queríamos disfrutar un poco más antes de dar ese paso.

Suspiré antes de bajar el plástico para mojarlo con la orina, y después lo dejé sobre el lavabo tras pasarle un papel para limpiarlo. Me lavé las manos y nos quedamos las dos de pie mirando hacia el test, con Izan en los brazos de su madre.

- Mami -dijo- ¿qué es eso?
- Es... un juego -dijo Sira
- ¿De que?
- Si salen dos rayas rosas, madrina gana
- ¿Y si no?
- Pues no pasa nada, se intenta otro día

Izan asintió sin entenderlo muy bien, llevando la mano a su boca y jugando con sus dedos sobre sus labios mientras esperábamos.

Los nervios me oprimían el pecho, no estaba segura de lo que quería que saliese. Amaba la idea de darle un hijo a Pablo, ya habíamos disfrutado suficiente solos, viajando sin parar. Habíamos recorrido medio mundo, ya fuese acompañándolo a los partidos o yendo de vacaciones. Por esa razón, tuve que abandonar el hospital. Allí tenía horarios fijos y no podía faltar cuando me diese la gana, pero aunque amaba mi trabajo, amaba mucho más a Pablo y quería disfrutar con él, acompañarlo en todo y no ser la única mujer que casi no acompañaba a su marido. No le pareció bien, discutimos mucho sobre el tema y no aceptaba que dejase lo que me gustaba y por lo que tanto había luchado por él, y a mi me molestaba que no entendiese que lo que quería era eso.

Así que no se quedó conforme y compró un local para mí, para montar mi propia clínica. Así yo era la jefa, yo mandaba y podía faltar cuando me diese la gana ya que tenía trabajadores a mi cargo. Podía ir cuando estuviésemos en Barcelona y podía faltar cuando tuviésemos que viajar. Nunca supe cómo agradecerle eso, en realidad nunca supe cómo agradecerle todo lo que había hecho por mi desde que nos conocimos.

The Way I Loved You - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora