30- Feliz Aniversario

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-NARRA LARA-
El 2 de agosto de 2038 nació nuestro segundo hijo, Leo.

Pablo deseaba con todas sus fuerzas que su hijo naciese el mismo día que su cumpleaños, pero desgraciadamente se adelantó tres días.

Era un niño precioso, una mezcla de ambos aunque también muy parecido a Pablo. Desde luego, nadie podía decir que mis hijos no eran suyos, Noah cada vez se parecía más a él, como una copia en miniatura, y Leo tenía la pinta de que iba por el mismo camino, aunque con algunas diferencias.

El tema del nombre fue más complicado incluso que con Noah, pero dejé que Pablo lo decidiese siempre y cuando no fuese un nombre estrafalario. Si por él fuese le habría puesto Messi, así que no se podía quejar de que al menos Leo me pareciese bien.

Los primeros días de Leo en casa fueron difíciles, sobre todo con Noah. Intentamos prepararlo para su llegada, pero no lo llevó nada bien. De repente pasó a haber un bebé más en casa y Noah se sentía apartado y muy celoso, aunque hiciésemos lo posible por evitar eso. Quería dormir siempre con nosotros, no quería ni que cogiésemos a Leo, pero poco a poco y con paciencia comprendió que no era malo, sino al revés, ahora tendría un hermanito con el que jugar.

Dos semanas después de nacer Leo, nació Mía, la hija de Pedri y Ale. Era una niña preciosa, y Pablo y Mónica fueron sus padrinos, al igual que Pedri y Aurora fueron los de Leo.

Los años fueron pasando para todos a medida que nuestras vidas iban cambiando, Noah ya no era un bebé, tenía 6 años y Leo con sus casi dos añitos lo seguía en todo. El mayor se sentía orgulloso de que alguien lo admirase tanto, y nosotros nos reíamos al ver lo adorables que eran cuando Noah le explicaba como tirar a portería.

Ansu se casó con Noa y esta también se embarazó poco después, teniendo un niño que se llamó Nico, que tenía casi un año hoy en día. Balde y Mónica no se casaron, pero tuvieron una niña llamada Nerea.

Pablo y yo hacíamos justo hoy 9 años de casados, el 18 de mayo. Habíamos acordado con Pedri y Ale que ellos podían quedarse con los niños esta noche mientras nosotros íbamos a cenar. Había sido idea de Pablo, y aunque no me hacía gracia dejar a los niños con ellos para no molestar, fueron nuestros amigos los que insistieron en que saliésemos un poco, haciendo hincapié en que no molestaban y que así Mía tenía compañía.

Vendrían a buscarlos a las 6 de la tarde para que a nosotros nos diese tiempo a prepararnos. Leo no paraba de moverse y me era algo difícil vestirlo.

- Bebé para -dije- mami está intentando vestirte

Aplaudió con sus manitas y dejó que lo preparase. Noah por otro lado estaba corriendo por toda la casa, lo escuchaba desde aquí, igual que a las perras que ladraban.

- Amor -escuché a Gavi- ¿ya tienes a Leo?
- ¿Dónde está Noah? ¿Está vestido?
- Es que...

Me giré mirándolo y vi como Pablo se rascaba la nuca. Mala señal. Me levanté con Leo ya listo en mis brazos y me acerqué seria a mi marido.

- ¿Qué?
- Lo vestí, pero me despisté un segundo y...
- ¡Mami mira!

Casi se me para el corazón cuando mi hijo entró corriendo en la habitación, con la ropa nueva llena de barro, la cara y todo sucio, con un montón de tierra en sus manos. Cerré los ojos y respiré hondo para relajarme. Escuché los aplausos de Leo y las risas de los niños y miré a Pablo casi echando fuego por los ojos.

- Solo tenías que aguantarlo unos minutos -dije
- Lo sé, lo sé, no te enfades
- Pedri y Ale vienen en media hora
- No te preocupes, yo lo baño otra vez y lo visto

Lo miré enfadada, sólo tenía que cuidarlo unos minutos porque sabía cómo era nuestro hijo mayor, y aún así había acabado hecho un desastre.

- Coge a Leo -dije
- Cariño
- Cógelo, yo baño a Noah
- ¡No! -gritó Noah- ¡papi!

The Way I Loved You - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora