Ismael conducía intentando mantener la calma, si bien Franco le había anticipado que tal vez Bruno le pidiera ejercer de chofer, nunca imaginó que lo hiciera en su primer día de trabajo.
—Pero pisalo un poco más —se quejó Bruno—. Es un Panamera, no un 911. Voy a llegar tarde al almuerzo con la gente del club.
—Punto uno, hace mucho que no manejo cuatro ruedas. Y segundo, si te pusiste como loco porque me tropecé y te mojé las revistas, no quiero imaginar qué me vas a hacer si te rayo semejante máquina.
—Dale un poco más, no pasa nada.
Ismael aceleró un poco más, aunque no mucho, su principal temor era que el auto se enloqueciera, porque a pesar de no ser un deportivo, era un vehículo de alta gama. Eso, sin contar con que Bruno le tuvo que explicar brevemente cómo se usaba la caja automática.
—¿Y con quién vas a almorzar? —preguntó, solo para entablar conversación y quitarse los nervios.
—Con un directivo de un club de Santiago del Estero, no tenemos muchos usuarios en esa provincia, y vamos a ver si sponsoreándolos en la camiseta conseguimos más mercado allá. Aprovecho que ya termina la temporada, si todo sale bien, en el próximo torneo van a tener a Chanchi en la camiseta.
—Bien... Es buena publicidad, cada vez que haya una falta, un gol, una tarjeta, vas a tener el primer plano de tu marca. ¿Y yo que hago? ¿Te espero en el auto? ¿Me vuelvo a la oficina?
—No, venís conmigo. Sos mi secretario, y sinceramente... Me gusta el fútbol como espectador ocasional, no entiendo mucho. Decime que te gusta el fútbol.
Ismael soltó una risa mientras negaba con la cabeza.
—Ahora me cierra todo, ya me parecía raro tanta responsabilidad en mi primer día. ¿Tanta cara de futbolero tengo?
Bruno perdió la vista en la calle a través de su ventanilla, mientras buscaba una excusa para ocultar que en realidad había visto en su Facebook una foto suya en la platea del Monumental, vistiendo una camiseta de River Plate.
—Anoche vi tu Facebook —soltó sin mirarlo.
—Porque no pudiste ver mi Instagram, ¿no es cierto?
—Tenía que saber a quién estaba contratando.
—Me hubieras preguntado lo que querías saber. En mis redes sociales no hay nada que te interese, ni a vos ni a nadie, no te preocupes.
El resto del trayecto hasta el fino restaurante de Puerto Madero lo hicieron en silencio, Ismael estaba algo molesto por la confesión de Bruno, y éste último avergonzado por tener que admitir que estuvo esculcando en sus redes. Cuando llegaron a destino y bajaron del auto, Bruno detuvo a Ismael.
—Hay algo que no me gusta. Tu corbata. Sacatela, dejala en el auto.
—¿Qué tiene de malo? —Ismael se observó el pecho, confundido—. Ya sé que no son las finas que de seguro usás, pero...
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Eva
Romance¿Qué siente un hombre que lo tiene todo y lo único que le falta es un imposible? Franco jamás conoció el amor verdadero. Evangelina lo conocía a la perfección. Una propuesta laboral. Una confusión. Una buena amiga y un enamorado luchando por sacar a...