Evangelina estaba muda, experimentando un montón de sensaciones al mismo tiempo. Por un lado, disfrutaba la canción, pero también se sentía mal porque la conocía, y la melancolía era el eje principal de la letra.
Llegando al puente, cuando Chano tocaba el piano en plena avenida Nueve de Julio en el video musical, su mirada oscilaba entre el televisor, y Franco gesticulando con sus brazos como lo hacía el cantante de la banda. Realmente estaba sintiendo cada palabra que cantaba, al igual que ella, porque la canción comenzaba a encastrar en momentos puntuales de su relación con él. Se quedó estática hasta el final, y cuando Daddy Yankee volvió a sonar, hizo acto de presencia en la cocina.
—¿Qué fue eso? —preguntó incrédula.
Franco se volteó y la observó contener una sonrisa, no esperaba verla con su camiseta de Lanús, sin una gota de maquillaje, y el cabello extremadamente ondulado. Definitivamente, estaba mucho más hermosa en ese año nuevo, que en los anteriores con los vestidos de fiesta en las fotos de Daniel. Se limpió las manos con un repasador, y bajando la cabeza comenzó a explicar.
—Aquella vez, cuando dijiste que Tan Bionica era tu banda favorita, quise escucharlos para comprender por qué te gustaban tanto. Y para qué mentirte, en mi estado es insalubre escuchar esa banda —confesó con una risa—. Pero esta canción en particular me destruyó por completo, y bueno.
Franco tomó el control del televisor y la colocó nuevamente, la canción comenzó de nuevo, y sus miradas estaban clavadas. Ninguno dijo nada hasta que Franco cantó la segunda estrofa, sin quitarle la vista de encima.
—Libertad, mi casa es un desastre, mi vida un poco más —cantó ella, apoyándose sobre la barra de la cocina con sus antebrazos.
—Corazón, qué caros son los precios del amor —cantó él, replicando el gesto y acomodándose junto a ella, del otro lado de la barra.
—¿Tanto te duele lo que sentís por mí?
Franco solo afirmó con la cabeza, y una expresión involuntaria de dolor y melancolía se apoderó de él. Y de nuevo, Evangelina pudo ver ese cansancio de amar al vacío. Quería dejar de amagar y tirotear sin terminar las cosas, tal como Chano cantaba, y fue así como sin pensarlo demasiado, cuando volvió a sonar el piano en el puente, capturó sus labios y lo besó profundamente.
Como pudo, y mientras sostenía el rostro de Franco con sus manos, se subió a la mesada y se acomodó de rodillas para seguir profundizando ese beso. En cuestión de segundos, Franco la sentó y se acomodó entre sus piernas. Por momentos se separaba para cerciorarse de que no fuera otra de sus fantasías, pero ahí estaba Evangelina, con la respiración entrecortada, la mirada perdida, y la boca hinchada. Y volvía a capturarle la boca para seguir dándole todos esos besos que eran solo de ella, y los tenía guardados para dárselos en el momento correcto. Se separaron cuando la canción terminó, y Manuel Turizo comenzaba a cantar La Bachata.
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Eva
Romance¿Qué siente un hombre que lo tiene todo y lo único que le falta es un imposible? Franco jamás conoció el amor verdadero. Evangelina lo conocía a la perfección. Una propuesta laboral. Una confusión. Una buena amiga y un enamorado luchando por sacar a...