Ciento quince

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Eran alrededor de cincuenta personas las que escuchaban a Daniel comentando las mejores jugadas del desempeño de la selección Argentina en Qatar

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Eran alrededor de cincuenta personas las que escuchaban a Daniel comentando las mejores jugadas del desempeño de la selección Argentina en Qatar. Estaba completamente concentrado, como si estuviera al aire en el noticiero central, intentando omitir que el chat entero se reía de él por lo que había sucedido recientemente. Llevaba conectado desde las cinco de la tarde, y aguardaba impaciente a que el timbre de su departamento sonara.

La cita con Franco era a las seis de la tarde.

Cuando por fin llegó, quitó la cámara un segundo desde el botón que había memorizado en el stream deck, y corrió a abrir con el portero eléctrico, solo volvió un segundo a la computadora para cerciorarse de que todo estuviera correcto antes de abrir la puerta del departamento.

—Dani... ¿Qué tal todo? —saludó Franco, y se apresuró a entrar junto con Evangelina—. Veníamos en el auto escuchándote. Muy bueno el programa, eh.

—Ni me hables —bufó, mientras los saludaba con un beso en el cachete—. Me están bardeando en todos los idiomas, nadie escucha una sola palabra de lo que digo, sin contar con que son menos de cincuenta personas.

—Eso te lo soluciono ahora... ¿Estás listo?

—Sí, dame un segundo que le doy un cierre el video que estaba comentando, y ya te doy paso.

—Genial, me das tiempo para lo que quiero hacer.

Franco salió al balcón, sacó su teléfono y comenzó una transmisión rápida en su canal de Twitch.

—A ver, a ver... ¿Quién anda por ahí? Vamos que es viernes y tu cuerpo lo sabe. Hoy no vamos a jugar, vamos a charlar, que es lo que tanto quisieron ustedes durante mis primeros años en Twitch. En cuanto estemos listos comenzamos, ¿si?

Franco ingresó nuevamente al departamento, y sin alertar mucho a su audiencia se paró frente a Daniel, esperando a que le diera el pie para entrar en su transmisión. Y mientras tanto, Evangelina los observaba en perfecta armonía desde un rincón.

Daniel ya estaba listo para comenzar, respiró profundo exageradamente y se encomendó al destino.

—Bueno... Hoy por ser mi primera transmisión tengo un invitado de lujo que ni se lo imaginan. Como no se me ocurre una manera de presentarlo, le voy a pedir que se una a nosotros.

Franco observaba a su chat enloquecido porque habían escuchado a Daniel de fondo, se acercó hasta Daniel y tomó asiento junto a él, frente a la cámara. Su transmisión seguía activa, y podía ver cómo el número pasaba de los cinco mil en el inicio a más de diez mil.

—Vos que sos un hombre de los medios, ¿esto cuenta como duplex? —preguntó colocando su celular frente a ellos.

—Sí, totalmente.

—Bueno, pero si hay algo que la televisión no puede hacer, es teletransportar la audiencia de un canal a otro, así que, amigos de mi canal, sale raid al canal de Daniel y nos vemos allá para hablar de todo. Y cuando digo todo, es todo. Evi, vení, por favor.

EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora