Cincuenta y uno

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Franco sostenía su copa mientras observaba la decoración del salón en donde se oficiaba la fiesta con cara de asco

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Franco sostenía su copa mientras observaba la decoración del salón en donde se oficiaba la fiesta con cara de asco. Comprendía el porqué del rechazo de Evangelina a todo el merchandasing color rosado.

—¿No le dijiste al verdadero Bruno que cancelamos el rosa por mersa? —susurró Evangelina a sus espaldas.

—Todavía no —respondió sin voltear, manteniendo su personaje—. Esto será parte de la renovación integral cuando retiremos todos los modelos viejos del mercado y lancemos el nuevo POS. Anote mentalmente, señorita analista de producto: necesitamos un nuevo logo para los productos Chanchi.

—No es hora de trabajo, es hora de divertirse —sentenció, poniéndose frente a él, alzando la copa de champagne que tenía en sus manos. Acto seguido, sacó su teléfono y lo colocó frente a sus rostros—. ¡Selfie! —gritó.

Franco rogó que nadie los estuviera viendo. La abrazó por la cintura, y apoyando su cabeza en el hombro de Evangelina, sonrió para la foto. Se desenredó con rapidez, no quería seguir tentando a su suerte.

—¿Ya te pegó mal el escabio fino, Evangelina?

—Puede ser —respondió entre risas.

—¿Y tu marido?

—Allá, con los compañeros del canal.

Franco corrió la cabeza para observar detrás de Evangelina, y lo encontró charlando con los demás periodistas, y hasta pudo notar cómo la rubia actual del clima no paraba de sonreirle tontamente a Daniel. Pero cuando la mujer notó que la estaba mirando, se disculpó con el pequeño tumulto con el que conversaba, y comenzó a acercarse hasta su lugar.

—La puta madre —rezongó—. Evi, sacame a bailar ahora.

—Como digas, Brunito.

Evangelina lo tomó de la mano y lo condujo al centro de la pista. Justo en ese momento estaba tocando en vivo una banda de cuarteto, y pensó cuidadosamente cada paso de baile que daba, porque Bruno no era tan buen bailarín como él. Pero perdió la cabeza cuando la banda comenzó a tocar una versión de Universo Paralelo, canción que además de ser una de sus preferidas, describía perfectamente lo que sentía por Evangelina, y la situación en la que se encontraba con ella.

Bailaban en perfecta sincronía, como si el entorno hubiera desaparecido. Evangelina cantaba a viva voz ligeramente desinhibida por el alcohol, y Franco igual, solo que entonaba partes específicas, completamente hipnotizado por ella. La presentadora del clima que pretendía sacarle charla al falso Bruno no pudo más que admirar ese pequeño espectáculo que estaban brindando junto con Daniel, que estaba buscando a su esposa entre los presentes.

—Yo que vos, me fijo qué onda, eh... —comentó con malicia, señalándolos con un dedo.

—¿Con Bruno? Ni ahí, Eva lo conoce porque colabora en Chanchi, eso es todo. Siendo sincero, el que me genera un poco de ruido es el hermano, Franco. Ella trabaja con él, y nada... Hay algunas cosas que no me cierran, pongo las manos en el fuego por mi mujer, pero no por el gemelo Antoine.

EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora