La culpa

3 0 0
                                    

 Aterricé junto a Karin y Nate para celebrar que habíamos ganado contra Tapu Koko.
-Lo logramos.
Exclamé. Karin me tomó del hombro y me dijo.
-Sí, destruiste unas ruinas con gran valor histórico.
-Y humillamos a un legendario.
Completó Nate. Pero yo no creía lo mismo. Me senté en el piso y les dije:
-No lo humillamos. Es obvio que estaba cansado por esas pinzas que le roban energía. Eso nos dio la ventaja. Pero hay que averiguar, 1, quién le robó la energía, 2, para qué la quiere. Es obvio que no es Kanto ni Jotho, ya que somos los primeros en llegar.
-Alola no lo creo, por lo que se cuenta respetan mucho a sus deidades guardianes. –Comenzó a explicar la castaña.- Se cuenta que en tiempos antiguos los Tapus participaron en la guerras hombres, pero tras un enfrentamiento especialmente cruento es que dejaron de intervenir.
-Tal vez sea que los alolianos se preocuparon por la guerra, y para mantener su estilo de vida le arrebataron le energía a sus guardianes, los cuales se negaban a pelear.
Teorizó Nate mientras se quitaba los lentes y los guardaba.
-¿No me dirás de dónde salieron los lentes? –Le pregunté una vez más.
-Ya te lo dije, me los dio un amigo. – Respondió únicamente.
Nos quedamos mirando un momento, ahí me di cuenta de que tenía varios rasguños y moretones en todo el cuerpo. Pensé que había esquivado todos los ataques del Tapu, pero al parecer no fue así. Karin estaba bien.
-Ayudaron bastante esas cosas. – Le dije al rubio. - Sin ello y las pinzas no hubiéramos salido bien librados.
-Es terrorífico. –Comentó Karin sentándose tras de mí y recargando su espalda contra la mía. – La tecnología a este ritmo superará el poder los pokémon. Vivimos en coexistencia, pero no quiero pensar lo que será de ellos cuando ya no se necesiten. O peor, cuando ni siquiera podamos defenderlos.
-Somos débiles. – Anunció Nate sentándose también. – Mejoramos hasta cierto punto, y no podremos avanzar más. Es por eso que usamos todo tipo de trucos para seguir ganando.
-Está bien ser débiles, por eso estamos juntos. Nos necesitamos, y por eso nunca nos abandonaremos. 
Concluí. Tome la pokebola de Lizardon y miré a mi pokémon. En ese momento, escuchamos, pasos acercarse. Antes de que hiciéramos algo, oímos la voz de Morti.
-Les dije que no se preocuparan chicas, aquí están. 
En seguido su silueto se aclaró, seguido de las de Lizzi y Scotty. La escocesa corrió con Karin mientras que la ojiazul conmigo, y preguntaron simultáneamente:
-¿Están bien?
-¿Están bien?
Mi amiga y yo asentimos, pero Lizzi me reprendió.
-No es cierto, se te ve el dolor en la cara.
-El brazo izquierdo, nada más. 
Acabé por admitir. En tanto la escocesa.
-Princess, tu cabello. Shit
-No es algo de lo que tengas que preocuparte, Scotty.
-Rayos, ninguna chica se preocupar por el magnífico Nate.
Se quejó el rubio. Karin le tranquilizó.
-Yo lo hago Nate.
El rubio sonrió y le respondió.
-Aunque es un honor que la heroína celeste me considere en sus pensamientos, temo decir que no cuenta, porque tú te preocupas por todos.
En eso tenía razón. Les contamos lo que sucedió mientras yo seguía dándole vueltas al asunto de quien le roba poder a Tapu Koko. Cuando terminamos,  Morti se acercó a mí mientras miraba alrededor, y me dijo:
-Tal vez a tus numerosos títulos, Saske, deberías agregar “El profano”.
-El verdadero profano es quien utiliza de manera tan cruel al legendario.
Aclaró Karin. En eso, Lizzi hizo la señal de recordar algo y nos puso enfrente otra pinza metálica. Yo por mi parte, les anuncié.
-Le llevo dando vueltas un rato, y tras considerar al Team R, o alguna otra región, creo que, como dijo Nate, son los mismos alolianos los que hacen esto, pero no exactamente. Creo que es la mismísima Orden de la Flor. Ellos tienen presencia y autoridad en éste lugar, además de teniendo asesinos como Richard no creo que se tienten el corazón.
-Pero eso es una hipótesis nada más, Saske. No tienes pruebas. – Objetó Lizzi.
-Lo sé, pero incluso la pinza tiene forma de flor de lis.
Le respondí, y Morti entonces me cuestionó:
-¿Y qué piensas hacer?
-Hablaré con Kaudan.

Al día siguiente, cuando el Sol se asomaba ya sobre nuestras cabezas, me acerqué a la gran tarima en el centro de la aldea, donde se encontraba el kahuna. Me vio aproximarse hacia él junto los avengers, así que me extendió un saludo con un movimiento de su mano. O eso creí, ya que el rubio darks puntualizó:
-La gente se mueve, pareciera que… no estuvieran rodeando.
Así era, los inocentes aldeanos salían de detrás de las casas y entre los arbustos para cubrirnos las vías de escape.
-¿Creen que se dieran cuenta de lo que sucedió ayer?
Me mordí el labio inferior.
-No lo sé. No hay que decir nada, averiguar que saben. Igual tengan listos su pokémon, pero no los usen hasta que yo diga.
Lizzi se acercó a mí y me susurró.
-Cuidado Saske, recuerda que sigues herido.
Era cierto. Tenía varios músculos entumidos todavía.
Finalmente lo tuvimos frente a nosotros, así que hablé:
-Buenos días, Kaudan.
-Buen día, joven Sas y sus amigos. Ya decía yo que venían juntos, se veía de lejos.
Es bastante perceptivo.
-Yo y mis amigos queríamos hablarle de algo.
-¿Sobre qué? ¿Qué ustedes son la avanzada de los invasores y vienen a tomar nuestro pueblo?
Dijo con agresividad y confianza en su voz. Soltó un Hariyima al campo y a su vez varios alolianos soltaron a diversos pokémon que incluían Rattatas negras, Yumgoos y Yumshos, y Pikipeks. No parecían pokémon fuertes pero si eran muchos.
Nosotros nos aglutinamos formando un círculo, para defendernos.
-¿Alguna idea para salir de esto? – Me cuestionó Karin.
-Algunas, pero involucran quemar el lugar. - La castaña me miró feo. – Pero no lo haré.
-Yo no tengo problema con ello.
Comentó Nate sonriente. Pero como dije, venía a hablar. Extendí la mano para que Lizzi me entregara el objeto, y con eso en mi mano le dije:
-No somos invasores, sino que venimos buscando la verdad. Así que díganos, Kahuna, ¿qué diablos fes esto?
Le arrojé la pinza metálica a sus pies. Vi la sorpresa reflejada en su cara, y luego el entendimiento. Los alolianos se miraron unos a otros. Lo sabían. Kaudan empuñó sus manos y me preguntó:
-¿De dónde lo sacaste?
-¿Qué cosa? ¿La máquina para absorber la energía de Tapu Koko? Hay muchas en éste lugar.
Eso sí que provocó los cuchicheos entre las personas.
-¿Por qué a unos kantaneses les interesaría saber eso?
-No somos kantaneses. – Se apresuró a responder Morti. – Venimos de distintas partes del mundo. Por ejemplo la chica a mi lado es galesa.
Scotty se dio cuenta de que hablaban de ella y dijo:
-Oh yes. Es zierto. Incluso yesterday nos atacó.
El revuelo se elevó en el pueblo. No debió haber dicho eso, ya que Kaudan se mostró más agresivo.
-Ustedes, osaron atacar a Tapu Koko…
-No fue nuestra intención pelear con él. – Se excusó Karin.- Pensó que le haríamos daño con las pinzas metálicas y nos atacó… apenas logramos huir de él.
-Sabemos que Tapu Koko es una deidad benevolente que custodia la isla… - le dijo Nate mientras su sonrisa iba creciendo. – Es muy rastrero de su parte que como Kahuna permita que le hagan tanto daño al espíritu que cuida de ustedes. Y va para todos, tanto sufre su querido Tapu que se ha vuelto violento, pidiendo que no lo lastimen más.
Las palabras del rubio calaron en el orgullo y conciencia de todos. Ahora era cuando.
-Les propongo algo. Usted y yo peleemos Kaudan. Si pierdo puede entregarme a sus jefes, pero si gano yo, me contará la verdad de éste asunto.
Nos miró incrédulos, hasta que Lizzi le pidió:
-Por favor.
-Acepto.
Dijo irguiéndose en toda su altura.
Los dos nos colocamos en la tarima frente a frente. Los alolianos contemplaban expectantes, y mis compañeros se colocaron tras de mí.
-Será a 3 contra 3.
-Como quieras.
Respondí. Un golpe de tambor se escuchó. De primer pokémon él sacó a un Bewear, o así lo llamó, mientras yo aposté por Snorlax.
-¿Qué? ¿Uno con desventaja de tipo?
Cuestionó el kahuna.
-Sí eres fuerte, debo ir por alguien que resista esos golpes.
-Espero no te arrepientas, Sas. - Me advirtió y continuó. – Bewear, Puño trueno.
-Snorlax, Mega puño.
Los ataques de ambos pokémon se encontraron. Sus fuerzas eran colosales y estaban igualadas.
-De nuevo.
Gritamos ambos a la vez. En consecuencia, nuestros pokémon se vieron envueltos en una lluvia de puñetazos, no  obstante a medida que iba avanzando, Bewear iba tomando ventaja, ya que era más rápido, añadiendo el plus de que sus puños fueran electrificados. Debía cambiar la situación.
-Deja que te golpeé.
Le pedí a mi pokémon, así que un golpe del oso rosa le entró en el estómago, pero…
-¡Contraataca!
La grasa de Snorlax le permitió resistir el golpe, pero Bewear no tenía grasa en su cabeza, y fue justo ahí donde mi pokémon le asestó un Megapuño dejándolo aturdido por unos segundos.
-Cuerpo pesado.
Snorlax se sujetó de los hombros de su oponente para brincar y luego caerle encima. Celebré por unos segundos, pero luego Bewear manifestó una gran fuerza, levantándose con mi pokémon encima.
-Bien hecho Bewear, ahora Puntapié.
Le felicitó Kaudan, y con esa alegría el oso arrojó unos segundos al aire a Snorlax, y ahí le metió una patada que lo sacó volando, y por si fuera poco:
-¡Machada!
Bewear se elevó varios metros del suelo de una forma que no creí que fuera posible, y cuando estuvo a la altura de Snorlax le metió tremendo golpe con ambos brazos, lanzándolo con violencia contra el suelo. La caída de mi pokémon causó un gran estruendo, sorprendiendo a todos, a mí incluido, pero no a Kaudan, quien comentó:
-No quise arrojarlo contra la tarima, no quería romperla. Es una reliquia.
Se burlaba de mí. Bewear se acercaba caminando para rematar a Snorlax.
-Descanso.
Ordené. Mi pokémon se echó a dormir. Kaudan me miró severamente. Puede que pareciera desesperado, pero mi pokémon conocía otro ataque. Cuando Bewear estuvo junto a Snorlax, les anuncié:
-Hey Kaudan, si quieres vencerme, deberás dejar de preocuparte por cosas tan superficiales como una tarima.
Y Snorlax le metió un Megapuño a Bewear, seguido de otros más.
-¿Qué? Pero si está dormido.
Objetó Kaudan, a lo que yo puntualicé:
-Exacto, usó Sonámbulo.
Bewear recibió otro golpe, así que retrocedió.
-En ese caso, usa Machada de nuevo.
Usando su velocidad superior, tomó desprevenido a Snorlax, lo que no era complicado porque estaba dormido, y lo noqueó definitivamente.
-Regresa Snorlax. – Era obvio que me había equivocado. Tratar de resistir no era la respuesta. En ese caso no podía permitir que me tocara. – Ve, Pikachu.
La rata amarilla salió al campo de batalla, el oso regresaba a la tarima. Se vieron frente a frente, y el Bewear usó un Puño trueno el cual Pikachu esquivó. Le objeté:
-¿Qué haces? ¿Me atacas con electricidad?
-Las fuerzas son tan dispares que creí que un simple golpe acabaría con tu pokémon. Pero si así lo quieres, usaré toda mi fuerza. Puntapíe.
Se explicó y procedió a la ofensiva. Pikachu dio varios saltos esquivando sus patadas, hasta que uno pareció golpearlo al fin…
-Le di.
-No es así. – Objeté, revelando que lo que se había impactado era una bola de electricidad hecha por Pikachu. – Ahora, Bola voltio.
La esfera fue lanzada al rostro de Bewear, quien cegado no pudo evitar la seguidilla de Rayos que le siguieron. 
-¿Qué es esto? ¿Me lanzas rayos?
Se quejó Kaudan.
-No se trata de una competencia deportiva.
-Ya veo. - Concluyó el Kahuna y ordenó. – Puño trueno.
El oso rosa envolvió su puño en electricidad y lo utilizó para bloquear los ataques del mi ratón, y la energía eléctrica concentrada en ese punto aumentaba.  Tras varios golpes fallidos, supe que  era hora.
-Pikachu, detente y usa Cola de acero.
-Bewear, prepara tu Machada.
Ambos pokémon corrieron uno contra el otro, y cuando estuvo por chocar la Cola de acero con la Machada, le grité.
-Esquívalo.
Con una ligera chispa Pikachu se apartó del golpe y con la cola le pegó al puño del oso donde estaba la electricidad. La bola de energía salió disparada al cielo, y tengan por seguro que iba a volver.
-Rayo.
En la cara le dio una descarga que le impidió defenderse de la bola de energía eléctrica que le cayó en la cabeza derrotándolo.
Kaudan lo regresó a su pokébola y sacó a su siguiente pokémon.
-Crabominable, usa Puño mareo.
-Esquívalo y usa Rayo.
Pikachu se movió y le tiró una seguidilla de descargas a mucha velocidad. El Crabominable agitaba sus grandes mazas pero no lograba golpearlo.
-Usa Avalancha.
El pokémon de Kaudan golpeó el suelo y arrojando varias rocas contra Pikachu. No habría tanto problema para esquivarlas, pero el pokémon se acercó.
-Puño dinámico.
-Esquívalo.
Le ordené a mi ratón, pero el alcance de nuestro oponente era muy largo y terminó por recibir el golpe. Pikachu terminó confundido por ello, y sin coordinar bien no pudo evitar lo que seguía a continuación.
-Puño hielo.
Un golpe helado de Crabominable derribó a Pikachu, no obstante éste se levantó con lo poco que le quedaba.
-Bola voltio. –Le ordené.
-No te lo permitiré. A bocajarro.
Se interpuso el kahuna, pero mi objetivo no era lanzar ese ataque.
-¡Úsala de escudo!
Crabominable impactó contra la esfera eléctrica derivando en una gran cantidad de rayos saliendo disparados, y en Pikachu recibiendo el ataque. Al final, Pikachu había sido derrotado y Crabomimable paralizado.
-Buen trabajo Pikachu. Te vengaré en un momento.
Decía mientras lo regresaba a la pokebola y sacaba a mi último pokémon.
-Lizardon, Lanzallamas.
Sin dar un tiempo de nada, un torrente ígneo abrasó a Crabominable derrotándolo. Kaudan suspiró mientras que cambiaba a sus pokémon.
-Escucha Sas, los que ganan son los que dejan todo atrás. Veamos si tú o yo lo hacemos.
Y su Hariyama apareció. Ambos pokémon se miraron fijamente, al igual que yo vi a Kaudan. Podía percibir ese sentido del deber desprendiéndose de él. Entonces, ¿por qué dejo que le sucediera eso a Tapu Koko? Para saberlo, debía ganar.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora