Las luces del estadio titilaron un poco, recordándome que este combate también era contra reloj. Karin sentía la intensidad de la situación, porque algo de sudor resbalaba por su rostro, y de igual forma yo también sentía la presión. Camila se veía frustrada, y Steve, inexpresivo. Éste último sacó otra pokebola de la cual apareció un Galvantula. Imponente cerraba sus pinzas y movía sus patas. Lizardon podría ser la mejor opción, pero prefería reservarlo. Mejor apostaría por:
–Croconaw.
El cocodrilo apareció, cosa que fue seguida por la llegada de la mariposa de Karin. Solo faltaba Camila, quien se veía frustrada.
–No soy una inútil. - Y levantó la mirada hacia su compañero. - No lo soy.
Y lanzó a su Emolga. Recordaba a su ardillita. Ella pareció que no, porque fue directo contra Croconaw usando Chispa. Le propinó el choque eléctrico y lo lanzó por ahí para ir detrás de la mariposa. Butterfree no trató de escapar sino que le lanzó un hilo de Disparo demora para detenerlo y aprovechando eso le propinó un Confusión para derribarlo por el dolor mental. Iba bien, hasta que una red apareció tras la mariposa y la capturó. Era Galvantula, quien arrastró a Butterfree como un costal con su telaraña, que encima estaba electrificada, por lo que hacía más daño aún.
–Croconaw rescátala.
El cocodrilo clavó sus fauces en las redes con el Triturar, pero le dio una descarga. Mejor el Colmillo hielo, el cual si desgarró la tela. La araña molesta por eso usó Zumbido. Pero eso no bastó, ya que Croconaw le golpeó con Cola dragón estrellándolo contra el piso y luego aventándolo con el Hidrobomba.
–¡Déjenlo en paz! -Exigió Camila exaltada. No creí verla así. - Emolga, Bola voltio.
Croconaw recibió una descarga y cayó en el suelo. Lanzó una segunda esfera contra la mariposa, pero esta lo esquivó y comenzó a huir. La ardilla rápidamente fue en la persecución, pero su rival insecto no dejaba de moverse para esquivar las bolas y rayos que le lanzaban.
–Quédate quieta.
Demandó Camila.
–No quiero.
Le respondió Karin. Emolga decidió volar hasta lo más alto que el techo le permitió. Se mezcló con las luces y desde ahí lanzó sus propias. Croconaw apenas si salía de su aturdimiento, pero para su fortuna los relámpagos no se dirigían hacia él. Por su parte, el insecto alado se libraba de los embates con grácil elegancia.
–¡Detente! -Gritó la rubia.
–¡Ño! -Le gritó de regreso la castaña.
–Entonces, atente a las consecuencias. Desciende Emolga.
La ardilla replegó sus alas y se arrojó en picada contra la mariposa. Ésta la esperó lo más que pudo, hasta que en el momento exacto:
–¡Esquiva! Y Disparo demora.
Butterfree evadió la embestida y atrapó a Emolga con unos hilos.
–¡Libérate! Voltio cruel.
Una corriente mucho mayor de energía rodeó a la ardilla que destrozó sus ataduras y fue directo contra su contrincante. A pesar del Viento plata que utilizó, la mariposa recibió la tacleada desbordante de rayos que hería a ambos contrincantes. Si esto seguía así...
–Croconaw, Hidrobomba.
Mi cocodrilo, ya recuperado disparó un torrente de agua que les dio de lleno y los hizo caer. No obstante, algo raro sucedió. El piso en el que aterrizaron parecía gelatina.
–¿Qué es esto?
Pregunté, y un pequeño gesto de Steve me hizo darme cuenta de que él era el responsable.
–Ya está listo.
Chasqueo los dedos y Galvantula jaló algo para levantar una gran telaraña que cubría todo el campo. Envolvía nuestros pokémon dejándolos en peligro.
–Al parecer no eres tan inútil. -Le comentó sin entonación alguna. - Fuiste una buena distracción.
Esto era malo.
–Croconaw, Cola dragón. Destruye esos hilos.
Mi cocodrilo trató de golpear y cargarse todo, pero una capa eléctrica los recubrió.
–Terminemos con esto. Electrotela.
Las redes comenzaron a soltar infinidad de rayos a todo lo que estuviera dentro de sus dominios. No eran muy potentes, pero si masivos, tanto que incluso algunos golpearon a Emolga. Algo debía hacer. Pero esta electricidad las volvía casi indestructibles.
–Confusión.
Una ligera onda psíquica le llegó a la araña por lo que la corriente se cortó por un segundo. Ahí supe lo que debía hacer.
–Croconaw, Colmillo hielo. Destruye todo las redes.
El cocodrilo tomó una de las redes que estaban cerca del suelo. No obstante no las rasgó, sino que las congelo. Steve lo señaló:
–Aun congeladas conducen la electricidad. Basta ya de esto.
Con el gesto de su dedo decretó la derrota en manos de los relámpagos de Galvantula. Por su parte, Butterfree intentó un último Confusión contra Emolga, pero la ardilla estaba demasiado lejos, y en cambio sus rayos si le llegaron haciéndolo caer. Camila miró a su compañero buscando algún tipo de señal para celebrar, pero Steve no le hizo el menor caso.
Karin y yo nos miramos y un poco decaídos regresamos a nuestros pokémon. Steve era fuerte y rastrero, y Camila no era precisamente débil ni inútil como asumía su compañero. Algo debíamos hacer.
–Sé que quieres tu batalla con Surge -me tomó por sorpresa el comentario de mi amiga. -Pero no llegarás hasta él si no vencemos a este par.
–Sé a qué te refieres.
Le contesté sacando la pokebola de Lizardon a la vez que ella sacaba la de Venusaur.
–Déjame adelantarme un poco, ¿quieres?
Le respondí. Tenía que concretar lo que había iniciado con Croconaw.
–Andando, Lizardon.
Mi pokémon apareció en el campo de batalla provocando una ligera reacción en Camila.
–Garra metal.
Ordene. El peliteñido miró eso como si no importara.
–Nada de lo que hagas tendrá efecto. Será mejor que no lo intentes. -Me recalcó. - Galvantula, usa tus rayos.
–No tan rápido. -Intervine. - Golpea la parte congelada.
Así mi Charmeleon golpeó lo que Croconaw congeló haciéndolo pedazos. Ese hilo iba a tierra, por lo que el circuito se rompió y la corriente se cortó. Desamparados de su electricidad, eran hilos como cualquier otros.
–Incinéralos.
Unas cuentas flamas de mi Charmeleon bastaron para encender la telaraña, dejando correr el fuego a través de ella hasta llegar a Galvantula asándola con tanto calor.
–Imposible. - Murmuró el rubio oxigenado. - No debería poderse.
–Antes no pero ahora sí. - Le aclaré.
En eso, escuché algo cortar el viento.
–Ese descuido lo pagarás, Saske. Voltio Cruel.
La ardilla se dirigía contra Lizardon, pero una lluvia de hojas le atrapó en el aire y lo dejó fuera de combate.
–¿Qué?
Preguntó la rubia incrédula.
–Buen trabajo, Venusaur.
Había sido Karin quien nos salvó.
–Buena esa.
Les agradecí, mientras que nuestros oponentes recogían sus pokémon. Los dos se miraron, y luego la rubia me miró:
–Váyanse.
Nos pidió.
–¿Qué dices?
Le cuestione estupefacto.
–Que se vayan les estoy diciendo. Esto no debe tener resolución. Si seguimos hasta las últimas consecuencias nos destruiremos unos a otros. Les doy la oportunidad.
El silencio inundó la sala. No sé qué cara puse, pero quizás se parecía a la de Steve, que era de incredulidad total. Sin embargo, con un aura apacible, Karin tomó la palabra.
–Ciertamente, yo no quisiera más daños. Ya no perder nada ni nadie. Pero, ¿por qué lo haces, Camila? Sé que las oportunidades deberían tomarse sin cuestionarlas, pero no puedo evitar hacerlo.
La aludida acomodó su cabello y respondió.
–Es por el vínculo que formé con Saske. -Mi corazón aceleró. - Cuando nos unimos para derrotar al enviado de la luz, o cuando nos ayudamos mutuamente en la desaparecida Ciudad Trigal. Nuestra amistad superó el conflicto de Kanto y Teselia. Es la prueba de que todo puede ser como era antes, como cuando se firmó el acuerdo de paz en Alola. A pesar de lo que sucedió, del ataque en Ciudad Hauoli, las relaciones entre Kanto y Teselia pueden ser pacíficas, como eran antes. Sé que soy muy joven, e inexperta, pero el que me entrenara un hombre tan radical como el señor Surge, me hizo buscar otra forma de terminar con esto.
Steve estaba que no cabía en sí de incredulidad, temblaba visiblemente, con músculos tensos. Yo estaba en una especia de ensoñación. El terminar con esto, así nada más, sin lucha.
–Disculpa, pero te equívocas en algo. Nada volverá a ser como antes.
Le aseguró mi amiga con un tono triste. Ella perdió su ciudad, y al chico que amaba. Mi amigo. Lo que hemos perdido. Camila pareció asustarse ante eso, y más con lo que le dije después.
–Lo siento Camila, pero es que sencillamente no puedo perdonar a Teselia. El daño que han hecho a Kanto, que nos han hecho. -Tome la mano de mi amiga para hacer énfasis en ello. Pero eso no evitó que mi cólera aumentara. - Debo ir tras los líderes, así que no me pidas que me vaya cuando frente a mi tengo los que pueden ser los planes y armas más macabros que han hecho Surge y Teselia. No me haré a un lado. ¡No pasará de nuevo! -Karin presionó mi mano, indicando que debía calmarme. Respiré un par de veces, y más tranquilo concluí. - Lo siento Camila, pero voy a pelear.
El rostro de Camila se ensombreció, para que luego su mirada denotara toda su fuerza.
–Si lo quieres así... ¡Ve Zebstrika! -Una cebra eléctrica apareció. Era la evolución de Blitze. - Vas a ser mi prisionero.
–No. Existen demasiadas cosas en juego.
Ambos señalamos al frente y nuestros pokémon corrieron una frente al otro.
–Nitrocarga.
Las llamas envolvieron a la cebra y aumentaron su velocidad.
–Garra metal.
Con sus manos recubiertas de acero repelió la embestida llameante.
–Chispa.
El fuego cambió a electricidad, y cuando un segundo choque se iba dar, un tajo de agua intervino evitándolo. Ambos giramos para encontrarnos con Steve alterado junto a su pokémon, un Dewott. "Así que ese era." El rubio oxigenado empuñó su mano y gritó:
–¿Qué rayos les sucede? ¿Acaso no son soldados? ¿Cómo es que toman decisiones tan estúpidas y precipitadas? Un soldado perfecto obedece y pelea hasta el final. Quita su beneficio personal y pone el de su nación. Ustedes son unos egoístas. Yo seré el soldado perfecto. Tú -señaló a Camila. - eres una decepción con tus sentimientos. ¿Acaso ese es tu mejor esfuerzo? Y en cuánto a ustedes -se refirió a nosotros - Acabaré con ustedes.
Así que un soldado perfecto. Esa era su motivación.
–Si estás tan seguro de Teselia, entonces te haré pedazos junto a ella.
Le amenacé, y él hizo lo mismo.
–Si ustedes son la prueba de la corrupción que surge de los lazos, entonces te destruiré, Fire. Dewott, usa...
No pudo terminar su frase porque varias hojas se interpusieron en su camino. Nuevamente Karin salvaba mi pellejo.
–Ustedes resuelvan su problema, yo me haré cargo de él.
El recuerdo de como ese pokémon acuático barrió con Rockruff y Vulpix me hizo dudar, no obstante confíe en ella. Mire a Camila.
–¿Estás listo? Solo seremos tú y yo.
Me cuestionó.
–Terminemos lo que iniciamos en la Cueva Digglet.
–Onda voltio.
Ordenó ella.
–Bloquéalo con Voto fuego.
Las columnas de llamas detuvieron la onda, y de entre ellas saltó Lizardon cargado con Garra metal derribando a la cebra.
–Furia dragón.
Contra el suelo le lanzó el disparo causándole algunas quemaduras.
–Chispa.
La energía eléctrica le recubrió obligando a mi pokémon a retroceder. De pie, Zebstrika cambio a Nitrocarga abalanzándose contra Lizardon, solo que esta vez la lagartija no pudo bloquearlo.
–¿Qué? Su velocidad aumentó.
Solté sorprendido. Algo debía hacer. Y sabía qué.
–Lizardon, Garra metal contra el piso. Necesito zanjas.
Mi pokémon se apresuró a crear esos hoyos tan rápido como pudo. Pero no era tan rápido como Zebstrika, quien a toda velocidad fue a la carga, no obstante tropezó y cayó por el piso dando varias vueltas.
–Jamás dejó de ser torpe con las escaleras según parece. -Le comenté. - Y ahora, Lanzallamas.
Ante su oponente derribado, Lizardon liberó la descarga de fuego causándole quemaduras.
–Ánimo, Zebstrika. Tienes que levantarte.
A pasos tambaleantes la cebra volvió arriba. Y más que eso, uso Chispa para cubrirse. Su entrenadora entonces le corrigió.
–No amiga. Si queremos ganar necesitamos más que eso.
La cantidad de energía aumentó, paso de ser una Chispa a...
–¡Voltio cruel!
Camila levantó la mano y la cerró en un puño. Ahí, en menos de un parpadeó su pokémon impactó al mío propinando una descarga a ambos, no obstante Lizardon se quedó prendado de ella resistiendo. E iría más allá, ya que usó Voto fuego para encerrar a ambos.
–Nosotros también llegaremos hasta el final, ¡Lanzallamas!
Mi Charmeleon disparó sus llamas interno provocando una intensa explosión de fuego y electricidad. La luz fue tanta que tuvimos que retirar la vista. Al volverla, una figura se reveló como ganadora. Sonreí.
–Camila, amiga. Te he ganado.
Ella con una expresión neutra, regresó a su pokémon y acarició la pokebola.
–Lo hiciste, amigo.
Centré mi atención en el otro duelo. Debía ayudar a Karin. Ella y su Venusaur trataban de atrapar a Dewott, quien con su velocidad lograba evitar todos los ataques.
–Vamos.
Le pedí a Lizardon, pero él además de herido estaba paralizado. Tendría que aguantar un poco más. Me acerqué a mi amiga y le pedí:
–Información.
Jugó un poco con su cabello y me respondió:
–He tratado de golpearlo, pero se escapa. Nos hemos hecho un poco de daño el uno al otro, nada grave pero Venusaur está empezando a cansarse.
–No te preocupes. Ahora somos dos, y tengo un plan.
Se lo conté y ella aceptó animada. Mientras eso sucedía, Dewott se movía de un lado para otro con Aqua jet lanzado conchas de vez en cuando. Por nuestra parte estábamos listos.
–Llueve hojas.
Ordenó Karin, pero las lanzó en el camino del pokémon acuático. Éste se regresó y las esquivó, no obstante del otro lado ya lo esperaba otro llueve hojas. A Venusaur le costaba bastante mantener eso, así que Lizardon y yo debíamos hacer un buen trabajo.
–Garra metal.
Decrete, y mi pokémon saltó en el pasillo de hojas. Dewott trató de escapar, pero un Voto fuego le bloqueó la huida.
–Si así lo quieres. - Comentó Steve volviendo a su habitual estoicismo. - Concha filo.
La concha chocó con las garras como si de espadas se trataran. Los embates siguieron, pero Dewott no podía seguirle el ritmo a mi pokémon, de manera tal que le asestó un certero puñetazo mandándolo contra las hojas, que a su vez lo golpearon contra la pared. Steve seguía calmo, pero tenso. No se creía que su veloz pokémon fuera anulado de tal forma.
–¡No te rindas! -Se escuchó gritar. Era Camila. - Esto aún no acaba, si eres un verdadero soldado, sigue luchando. Te pido por favor que continúes.
A la castaña le llamó la atención eso. El rubio oxigenado, por su parte, levantó la mano y dijo:
–Claro que no voy a rendirme. Un verdadero soldado no se rinde. Pero no lo haré por ti, soldado caída, ¡si no por Teselia a la que entrego mi vida!
Chasqueo los dedos haciendo que Dewott se levantara y fuera a enfrentarse nuevamente con Lizardon. Ahora sus movimientos eran más veloces, y sus embates más furiosos. Y en el momento más inoportuno, la parálisis lo detuvo. Steve se dio cuenta de ello y chasqueo los dedos para que le pegara un Hidrobomba en la cara mandándole a volar. Y ahí también Venusaur no pudo más. Descanso un momento, momento que nuestro oponente aprovechó para con un segundo chasquido su pokémon usara Rayo hielo contra el sapo, inmovilizándole en frío, para rematarle con unos golpes de su Concha filo.
–Perdona. - Me disculpé con mi amiga. - Era mi plan y salió mal.
–No te preocupes por ello. - Descargó mi amiga y sonriente me dijo. - Yo tengo un plan ahora.
En tanto, Steve se hinchó el pecho y soltó un discurso.
–Los respeto por llegar hasta aquí. Pero no me vencerán. Yo soy la representación de lo que es Teselia, un digno soldado de esa nación. Y nunca podrán vencer a Teselia.
–Claro que lo haremos. -Le respondí. - Porque somos más que soldados, somos guerreros.
–Y no somos una simple representación, aquí frente a ti está lo que es Kanto.
Completó mi amiga. Nuestros pokémon se pararon uno al lado del otro, y mi amiga dio un paso al frente extendió sus brazos para recitar:
–¡Con esto acaba todo! ¡Tormenta floral!
Venusaur disparó cientos de pétalos rosados inundando todo el campo de batalla. Era sublime. Dewott no tenía donde huir. Camila estaba perpleja. Steve, estupefacto. No obstante, aún no acaba.
–Lizardon, Lanzallamas.
Como un incendio en el bosque, unas cuantas chispas bastan para encenderlo todo. En poco, los pétalos se llenaron de fuego.
–Esto es...
Exclamó la rubia. El oxigenado no tenía palabras. Karin y yo extendimos nuestras manos y decretamos:
–Infierno floral.
Un torbellino de pétalos carmesí formó innumerables y radiantes flores de fuego que atacaron en diversos ángulos a Dewott. Trató de esquivarlos, trató de bloquearlos, trató de resistirlos, pero sencillamente no pudo con ellos. Fue demasiado para él.
–Es hermoso.
Se maravilló mi amiga.
–Claro que lo es.
Le respondí. Y así vencimos a los discípulos de Surge. Los pétalos acabaron por consumirse, Dewott por regresar a su pokebola totalmente acabado. Steve hizo un saludo militar y se dejó caer al suelo. Al estar tan cerca de su pokémon el calor también fue mucho para él. Camila sencillamente se quedó de pie ante nuestro avance.
–He perdido. Así que aunque no me guste son libres de avanzar.
Karin se acercó a ella y le dijo comprensivamente.
–Eso que dijiste hace un rato fue muy inspirador. Deberías considerar ayudar de esa manera a tu gente.
–Te agradezco la sugerencia.
Yo le extendí la mano.
–Cuídate Camila. No sé qué sucederá ahora.
–Tú también cuídate.
Respondió estrechándola. No obstante en eso una gran pantalla se encendió, y una voz bien conocida comentó:
–En efecto, esto no entraba en mis cálculos. No obstante, ya no es relevante. Todo está listo.
La sala a la que nos dirigíamos, la que Camila y Steve protegían, activo un mecanismo interno.
–Ya es hora, todo subirá a la superficie.
No.
–Maldita sea, no puede ser.
Exaspere. Mire directo a la pantalla, al hombre rubio y musculoso que allí se mostraba, vestido con su uniforme teseliano y la medalla que indicaba que ya era un teniente, y le grité.
–Maldito seas. Iré por ti, Surge.
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Pokémon: La guerra de Kanto
FanfictionHola, mi nombre es Saske. Mi hogar es un pequeño pueblo de la región de Kanto llamado Pueblo Paleta. Hace diez años inició una terrible guerra entre Kanto y Teselia, en la cual yo tuve que pelear por mi patria. He aquí mi historia. Esta es una histo...