Sean leales

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Cuando el gas se hubo dispersado, tenía totalmente sometida a Samina y Sophie le apuntaba con su arma.
–Saske, ya deben de estar entrando los miembros del ejército de Kanto, después de todo he derrotado a los guardias apostados en la entrada.
Sentí como Samina se tensó.
–Zorra zarapastrosa, me has traicionado.
–No Samina, no te traicione porque nunca fui leal a ti. Tú no eres la princesa, eras una niña mimada.
No podía ver del todo bien la cara de la rubia, pero de seguro estaba cargada de ira.
–Bien Samina, cuanto tus hombres entren por esa puerta les ordenaras dejar en libertad a todos los reos que tengas aquí.
Le ordené. Escuchamos los pasos en los corredores y los ataques de los pokémon, cuando entonces la puerta de la sala del trono se abrió de par en par. Era Richard.
–Vaya, vaya. Pero si la bella Sophie y Saske han decidido atentar contra la princesa. -Sacó su arma y a su pokémon Inceneroar. -Lastima que pagaran con sus vidas tal osadía.
Y de un rápido movimiento apuntó a la peliazul y le disparó. Ella lo esquivó apenas, pero no se salvó de un pequeño rasguñó que la hizo derramar sangre. Sophie saltó cerca de mí y de Samina mientras que Richard se acercó a donde cayeron las gotas de sangre, recogió un poco del liquido rojo con sus dedos y lo bebió.
–¿Ya les he mencionado antes lo mucho que me gusta el sabor de la sangre y el olor de la pólvora?
Y esa mirada maniática apareció de nuevo.
–No y no me importa -le respondí- Ahora quiero que dejes libres a todos los presos de este lugar.
–¿O si no qué? ¿Acaso mataras a la princesa?
Lo dijo con tal naturalidad que me asustó. Pensé que él era muy leal a Samina pero por como habló parecía que le valía. Y yo no creí que en verdad me viera en la necesidad de intentar matarla.
–Claro que lo haré. Si no gano todos perderemos.
Amenace y Richard solo sonrió.
–Pues hazlo entonces.
Y mientras decía disparó una bala a nosotros. Yo solté a Samina y me tiré al piso haciendo que en el acto ella también cayera. La bala se estrelló en la pared tras nosotros, y por la altura en que lo hizo nos hubiera dado a ambos en la cabeza.
–Sabia que no te atreverías, Saske. No tienes lo necesario.
Eso me hirió porque era cierto. Yo no era como él, no podía matar. Pero lo que si podía era vencerlo.
–Tengo lo suficiente para hacerte añicos, Richard.
Él me ignoró momentáneamente y fue con Samina ayudándola a levantarse.
–Tranquila princesa, en un instante acabaré con la perra que mordió la mano que la alimentaba, pero ¿qué hago con Saske?
–Acabalo -sentenció la princesa- no quiero volver a verlo.
Eso lo dijo con tanto odio que no parecía que esa chica me hubiera confesado su amor hace cinco minutos. Tras decir esas palabras dejo caer la cola de su espectacular vestido dando lugar a uno más simple que le daría mayor libertad de movimiento a la vez que mantenía su elegancia.
–Saske, nos toca esperar refuerzos, así que habrá que pelear. Samina no es una gran amenaza pero aún así debemos tomarla en cuenta. Sin embargo, el verdadero problema es Richard.
Me advirtió Sophie. Estábamos metidos en un problema.
–Pues si toca pelear hemos de ganar.
Dije y saqué al combate a Lizardon, Pikachu y Croconaw. Mi compañera a Musharna, Petililli y Vaniluxe. Samina mandó a Vulpix, Misdrevaus y Clefairy. Por último, las pokebolas de Richard dieron a luz, además de a Inceneroar, a Driflim y Togedemaru. La pelea daba inició.
–¡Lanzallamas!
Lizardon e Inceneroar lanzaron Lanzallamas como campanazo de inicio, las cuales chocaron y soltaron chispas. Acto seguido todos los pokémon corrieron la centro y empezaron a golpearse según nuestras ordenes. Croconaw y Vaniluxe combinaron agua y hielo para congelar el piso y de esta forma entorpecer sus movimientos y cuando los pokémon de Samina se resbalaron Pikachu les lanzó un Rayo que fue absorbido por la bola de pinchos Togedemaru. Seguido de eso el ratoncito de Richard le regreso esa energía al Musharna quien se encontraba en duelo de Bolas sombra con Driflim, por lo que recibió ambos ataques. Pikachu furioso por lo que le hicieron se dirigió a golpear al Togedemaru. Petililli arrojó varias Hojas mágicas que Vulpix congeló usando el hielo del suelo, por lo que Lizardon se apresuró a derretirlo con sus llamas y Croconaw usó el agua resultante para atacar a Inceneroar. El tigre, furioso por ello y con apariencia de gato mojado, estaba por encarrerarse contra nosotros cuando notó que Vaniluxe había congelado sus pies.
–¡Derribenlo!
Grité y Lizardon y Cocronaw rápidamente se dirigieron a tacklearlo arrollando en el camino al Clefairy y al Misdreavus y cuando llegaron con Inceneroar este rodeó sus manos de fuego y los detuvo con ellas tomando a cada uno de la cabeza. La lagartija y el cocodrilo seguían tratando de avanzar pero el tigre los frenaba, no obstante en ese instante apareció Pikachu rodeado de electricidad y lo golpeó justo en el estómago dándole una descarga.
–Malditos sean, -grito Richard- basuras como ustedes no deberían quitarme el tiempo de esta forma. Inceneroar, incineralos.
El tigre rojo aún con los ataques de mis pokémon reunió energía ígnea y la liberó contra Sophie y contra mí. Ni mis pokémon ni los de ella podrían hacer algo. Cuando las llamas estaban por golpearnos un disparo de agua las apagó.
–Ahí estabas, amigo.
Jaden había llegado.
–¿Dónde más iba a estar, idiota?
Le respondí y reí. Ahora si.
–Ya se, pero fui por la caballería -y tras él venían Cinthia y Lizzi, mientras varios soldados más corrían por los pasillos- yo hubiera vencido a todos los soldados de aquí solo, pero nada más para estar seguros.
Su sentido del humor seguía intacto, pero podía ver la tensión en su mirada contra Richard.
–Ja, ja. –se burló el peliblanco- no importa si son uno o un millón, siguen siendo ceros a la izquierda, los mataré a todos.
–Hey, Richard. -Llamó su atención Jaden- Si sabes contar, no cuentes conmigo para ese plan. -Respiro como reprimiendose- Porque acabaré contigo.
Y le mostró su pulgar apuntando hacia abajo, pero vi la fuerza con que apretaba su puño. Nuestros pokémon ya se habían reagrupado.
–Saske, Jaden, vayan por Karin, yo los cubriré.
Nos indicó Sophie, pero alguien objetó.
–No, ustedes tres vayan, yo los cubriré.
Era Cinthia. Sophie y Richard se le quedaron viendo. La peliazul le preguntó.
–Oye, ¿tú no eres la que estaba con...?
–Gray. Tú eras la que acompañaba al maldito de Gray.
Vaya, ambos la conocían, y a Gray. Luego vería el porque. Sin embargo, noté por primera vez frustración en la cara de Richard. Sin importar eso, no podía abandonar a Cinthia.
–Cinthia, ¿estas segura?
–Claro que lo estoy -me respondió ella- acabaré con Richard y libraré al mundo de él.
Lo dijo con tal resolución que no objete más. Ella lanzó al combate a su Gabite, Spiritomb y Milotic. Confíe en ella, recogí mis pokémon y junto a Sophie y Jaden salimos de ahí por un puerta de cristal irrealmente resistente que estaba detrás del trono, la cual fue abierta por la peliazul mientras que Cinthia nos cubría, aunque sentí la penetrante mirada de Richard en mi espalda, y también la de Lizzi. Comenzamos a correr mientras Sophie nos explicaba algo.
–Este pasadizo se hizo para que la princesa en un caso de emergencia, como esté, pudiera huir a los calabozos y resguardarse en ellos junto a la guardia real.
Llevábamos recorrido un buen trecho cuando Jaden me preguntó.
–¿Para qué te quería Samina?
–Para nada en especial. -Respondí.
–Saske, se ve que esa güerita se muere por ti, y aparte esta bien guapa.
Me hizo sonrojar.
–No puedo negar que esta guapa, pero ya la rechacé.
–Bien hecho -aceptó él- pero esperó que ya no lo hallas hecho por Diana.
Tushe.
–Lo sabía -continuó mi amigo- puede que la hallas querido mucho en su momento, pero debes darte oportunidad con otras chicas para saber que se siente. Yo traté de hacer lo mismo, pero volví al inicio, y si vuelves al inicio, entonces es la correcta.
Jaden tenía razón. Debía dejar ir a Diana, no del todo pero si no aferrarme a ella. En eso, vislumbramos los calabozos.
–Hemos llegado.
Anunció Sophie deteniéndose frente a una puerta que abrió con una llave que estaba en un llavero antiguo. Mi amigo y yo nos emocionamos, estábamos tan cerca de Karin. Sophie abrió la puerta dándonos entrada a los calabozos. Dentro todo era frío y lúgubre, iluminado por antorchas. La peliazul caminó hacía una puerta y le quitó el seguro. Nos indicó con la mano que nos acercaramos. Ella se retiró a abrir otras puertas. Jaden y yo sabíamos quien estaba dentro, pero algo nos detenía.
–Ve tú primero Jaden. -Le dije a mi amigo- Significa mucho para ti.
–No -negó mi amigo- tú la salvaste. Tú ve por ella.
Asenti. Si eso era lo que quería, sin embargo he de admitir que un deseo egoísta afloró en mi interior, nada grave. Empuje la puerta y entré.
–¿Karin?
Pregunté a las sombras, y ellas contrataron con una silueta que se movía y unos pasos dudosos.
–¿Saske? -preguntó temerosa una voz, pero lo siguiente fue de alegría desbordante- ¡Saske!
Y Karin corrió a abrazarme, y yo la abracé. Ese gesto fue mejor que cualquier palabra, solo apretarnos cariñosamente, aferrandonos el uno al otro, transmitiendo un mensaje: Que gusto verte. Nos separamos y Karin me hizo una pregunta:
–¿Y Jaden? Debemos ir por él.
–No sera necesario -intervino mi amigo- ya estoy aquí.
Y abrió los brazos para recibir el efusivo abrazo de mi amiga. Esa escena me conmovió a más no poder, si lograbamos salir de esta, si lograbamos salir de la guerra, quiza ellos dos pudieran darse una oportunidad. Karin y Jaden se soltaron, y la chica castaña derramaba algunas lágrimas.
–Jaden... Saske... sabía que vendrían por mí.
–Claro que vendríamos por ti, jamas te abandonaríamos.
Le respondió mi amigo del cabello rebelde.
–Somos amigos, Karin. Siempre estaremos para ti cuando nos necesites.
Le sentencie. Ella sonrió. Como disfruté ver esa sonrisa. Mientras tanto, Sophie liberó a todos los prisioneros, a excepción de Sabrina.
–¿Qué le sucede?
Algunos ex-prisioneros, miembros en su mayoria del Proyecto TLT, soltaban esa pregunta al ver que su comandante no salía.
–A un lado.
Les dije. Todos ellos me abrieron paso, en realidad, como me había dicho Lizzi, era famoso entre ellos. Entré a la celda y vi a Sabrina recostada y prácticamente inerte. Le tomé el pulso. Seguía con vida. La sacudi un poco y nada.
–Deben ser que sus poderes psíquicos estan agotados. -Me explicó Karin- Después del incidente que nos metió en este problema debió quedar totalmente exhausta.
–Pues bien, alguien habrá de cargarla. -ordene.
–Yo me ofrezco.
Habló un tipo de cabello casi a rapa. Yo asenti y se la entregué para que la llevará en su espalda.
–Con eso arreglado, tengan sus pokémon, es hora de salir de aquí.
Anunció Sophie con varios cinturones de las pokebolas. Los entrenadores fueron a recogerlos a medida que la peliazul explicaba la situación. Mi amiga fue la última en ir, con un objeto en su mano.
–Ten. Te agradezco mucho.
Era la pañoleta amariila de la floreada, con la que cubrió la pierna herida de la castaña.
–Conservala -sonrió Sophie al pronunciar esas palabras- consideralo un obsequio de mi parte.
Una vez hecho todo eso, emprendimos toda la carrera de vuelta a la sala del trono. Ya estábamos ahí cuando notamos que la puerta de cristal estaba cerrada.
–Un momento, yo me encargó -anunció Sophie- solo debo activar el mecanismo para que se eleve de nueva cuenta. Pero podra ser un poco tardado.
En lo que ella hacía eso, mis amigos y yo vimos hacia la sala. En ese instante, la pelea de Richard y  Cinthia estaba en su climax. Inceneroar y Gabite intercambiaban golpes, pero entonces:
–¡Lariat oscuro!
Gritó Richard y su tigre atacó al dragón, el cual apenas si logró bloquearlo, no obstante retrocedía cada vez más, hasta que empezó a iluminarse. Estaba evolucionando. Entonces Gabite se convirtió en Garchomp.
–Ahora Garchomp, Garra Dragón y Terremoto.
Ordenó Cinthia enérgicamente haciendo que la garra del dragón atacará al tigre en el cuello derribándolo y una vez en el piso, sin soltarlo, usó el Terremoto haciendo temblar todo el palacio dañando seriamente a Inceneroar. Pareciera que la batalla se decidía pero entonces Richard enseñó algo en su muñeca.
–Una pulsera Z.
Murmuró Jaden. Así que de esa forma se llamaba al objeto con que se ejecutaba el poder Z. Y eso haría el peliblanco.
–Sube hasta lo más alto y aplasta a tus oponentes. ¡Hiperplancha oscura!
Partes del piso se elevaron alrededor de Garchomp formando una especie de ring de lucha libre, y rodeado de un aura oscura Inceneroar subió a la tercera cuerda del ring y con suma potencia se precipito sobre Garchomp. Varios escombros salieron volando, y al final revelaron que Garchomp y Cinthia habían sido derrotados.
–Se acabo.
Sentenció Richard y sin dar tiempo de que mi amiga rubia reaccionará o que la puerta se elevará, levantó su brazo ordenando un Lanzallamas contra la rubia, y justo en el momento en que la impactaría un destello se atravesó desapareciendo las llamas. Era...
–¿Diana? -¿qué rayos?- Saske ¿qué hace Diana aquí?
Preguntó confundida Karin, pero no era Diana, solamente era Lizzi junto a su Jolteon la que había salvado a Cinthia.
–Karin, ella no es Diana -le explicó Jaden.
–En efecto, es solo una nueva amiga.
Le confirme a la castaña.
–Vaya, me he confundido, pero si son muy parecidas.
Concluyó mi amiga, y era cierto. Lizzi y Diana eran muy parecidas y no me había dado cuenta. Cabello negro, complexión parecida y tono de piel igual. Se diferenciaban en que Lizzi tenía ojos azules y usaba lentes, y Diana era un par de años mayor. Que curioso, y yo no lo había notado. Ignorando eso, la pelea seguía y la puerta no se abría. Lizzi miraba desafiante a Richard mientras este sonreía y la miraba con deseo. Un deseo asesinó, pero también lujurioso para ser sincero.
–Oh, pero que hermosa chica. Me han dado deseos de atiborrarte de cartas y chocolates.
Le dijo, y Lizzi le respondió dudosa.
–¿En serio?
–No te confundas -aclaró Richard- quise decir que al derrotarte al hospital te las enviaré.
Y justo cuando iba a ordenar un nuevo ataque, la puerta se abrió y yo salté de vuelta al campo de batalla.
–No te atrevas a ponerle una mano encima. -Mire desafiante al chico de los ojos rojos, y luego mire a la chica de los ojos azules- Tranquila Lizzi, desde aquí me encargó yo. Lo has hecho brillante, como suponía.
Le sonreí y ella me sonrió.
–Confió en ti Saske.
Caminé a donde estaba Cinthia.
–Gracias por cubrirnos.
Ella miró hacia otro lado.
–Al menos mi derrota sirvió de algo.
Vaya si le dolió. Pero había llegado mi turno de relevarla.
–Nuestro turno. Acabaremos con este albino demente.
Sentenció Jaden. Sophie intervino.
–No. Ustedes vayanse. Yo me encargare de Richard.
–De ninguna forma, esta batalla también es mía y de mis amigos. -Le respondió Karin.- No tienes que pelear tú sola.
Sophie asintió ante la resolución de mi amiga.
–¿Escuchaste Richard? -Le grité mientras le apuntaba con el dedo- Juntos te haremos pedazos.
Richard negó con la cabeza mientras cerraba los ojos.
–¿En serio? ¿Una vez más van a volver a intentarlo? -abrió de golpe las luminarias que tenía por ojos, desbordantes de llamas- Pues los haré pagar con sangre el haberme enfrentado y el profanar la casa de la princesa.
Y con una velocidad sublime usó unos Restaura todo para curar a sus pokémon. Además unos pasos pesados llegaron por las puertas.
–Y yo te ayudaré.
Era Robert sobre su Golurk acompañado de un Braviary. Capté que en los ojos de Sophie se reflejó la decepción.
–Reduzcanlos a la nada. Que no vuelva a quedar en duda quien es la princesa.
Ordenó Samina. Su mirada reflejaba lo ofendida que estaba. Y vaya que era mucho. Pues bueno, debía despejar el campo.
–Lizardon, Lanzallamas.
Mi lagartija salió de su pokebola y lanzó una ráfaga de fuego que permitió el escape de Cinthia, Lizzi, Sabrina y demás. La batalla era nuestra. Tan pronto se fueron, todos dejamos salir de golpe nuestros pokémon e inició la batalla. Wartortle se catapultó contra Inceneroar y cuando estuvo frente a él disparó un ráfaga giratoria de agua que desvío el Driflim con Psíquico. Después todos se precipitaron hacia al frente y la campal se desató. Lizardon saltó y con Garra metal derribó al globo fantasmal. Luego, un Rayo hielo del Vulpix de Samina le dio en la espalda, pero a pesar del congelamiento se dio la vuelta y le disparó un Lanzallamas. Luego Golurk tomó por la cabeza a Charmeleon y lo lanzó contra el piso. Caminaba a rematarlo, pero Petililli e Ivysaur lo frenaron con Hojas afilidas, a continuación Croconaw y Wartortle le dispararon un par de Hidrobombas que lo debilitaron y por último un Garra metal de Lizardon en cada mano golpeó sus pies derribando al golem. Luego de ello el Braviary apresó a mi cocodrilo elevándolo hasta que de un punto muy alto lo soltó y lo recibieron un Bola voltio de Togedemaru y un Bola sombra de Misdrevaus de Samina dejando derrotado a Croconaw. Lo regrese a la pokebola. Mientras tanto el Onix de Jaden era sometido por el Inceneroar y el Vulpix de Karin peleaba con el de Samina. Mi Pikachu le lanzó un Rayo al Braviary haciéndolo caer, pero Togedemaru fue a arrollarlo. Al momento, a Jaden y a Karin solo les quedaban sus iniciales, mientras que a Samina y a Robert nada.Entonces Inceneroar de un Lanzallamas barrió con el Vanilluxe y el Petililli de Sophie, y su Driflom sometió al Musharna con Tinieblas. Sophie estaba al borde, por lo cual Lizardon se le puso al frente al tigre, y chocaron Garra metal con Lariat oscuro, resultando más poderoso el Lariat mandando a volar al Charmeleon. Seguido de ello, el globo fantasmal atrapó a Sophie y la llevó al aire, alineado con su Musharna, y hecho ello Inceneroar disparó el Lanzallamas más abundante en fuego y en poder que hubiera visto jamas, equiparable a los que el Arcanine de mi padre ejecutaba, en contra de la chica peliazul y su pokémon. No pude moverme, ni nadie. Todo ese fuego les dio de lleno estrellandolas en lo alto de la pared abriendo un boquete en el que quedaran incrustadas. Sophie se hallaba con la cabeza gacha y la mirada pérdida, de su boca corría un hilo de sangre, su cuerpo se hallaba lleno de quemaduras y heridas, no parecía tener fuerzas ni para hablar.
–¡Maldita sea! ¡Sophie, habla!
La desesperación cobró voz. Y por si todo fuera poco, Richard sacó su pistola y le disparó un par de tiros.
–¡Ya dejala maldito!
Le replicó Jaden. Sophie empezó a sangrar. Yo y mis amigos estábamos conmocionados. Ella nos ayudó, se metió en esto por culpa nuestra, y ahora ella, iba a...
–No, por favor no.
Sollozó entre lágrimas Karin. Ver todo esto era demasiado.
–No llores. -Todos voltemos a ver a Sophie, quien con dificultad hablaba- No hay porque llorar. Ahora que veo mi fin, me voy satisfecha, porque me fui leal a mi misma y a lo que es correcto. No dejé que me sojuzgaran ciegamente, porque la lealtad se gana. Los reyes o princesas no son más que el amigo que se pone al frente de su pueblo y recibe los golpes por él. -Tosió sangre y nos miró- Karin, Saske, Jaden... sigan juntos, ustedes siguen siendose fieles los unos a los otros y a lo que creen, porque si hacen eso no morirán en vano. -Dio una última mirada a Samina- Tú, Samina, perderás, porque tú y los tuyos están equivocados. Jamas avanzarás si te clavas en el miedo, debes formar lazos que perduren. -Miró al techo, aunque creo que buscaba el cielo- Es mi esperanza que la región que gané sea quien sea cree un nuevo mundo en que los sueños estén al alcance de la imaginación, y todos podamos ser amigos. Para ello, todos siempre sean leales.
Finalmente agachó la cabeza perdiendo la luz en sus ojos. Entregó su último aliento y su última voluntad a una esperanza. La esperanza de un mundo mejor. Sentí como si algún lugar una estrella se hubiera apagado, pero su luz nos seguiría iluminando.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora